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Belice: Paraíso fiscal y escenario de conflicto

El Minuto | En 1981, en medio de protestas del gobierno de Guatemala, el Reino Unido otorgaba la independencia de Belice. Has pasado cuatro décadas, y el reclamo de Guatemala sobre parte del territorio beliceño está en manos de la Corte Internacional de Justicia. Belice tiene 22400 km2 y una población de 400.000 habitantes, donde viven descendientes de mayas, criollos, y afro descendientes. El 50% de la población tiene el español como segunda lengua.

Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro | Director de Diario El Minuto para Argentina

Belice, es una peculiaridad en América Central, al ser un país vinculado al mundo anglosajón, parte de la Commonwealth o Comunidad Británica de Naciones, y obviamente, su idioma oficial es el inglés. Por su herencia colonial, está ligado al Caribe angloparlante y las relaciones con sus vecinos de habla hispana es distante, especialmente con Guatemala, por el histórico conflicto territorial que data del siglo XVIII. Esta historia compleja, por ejemplo tuvo como consecuencia que Belice no fuera reconocido por su vecino hasta 1991, una década después de la independencia del citado país.

Las costas de Belice fueron ocupadas por los españoles en el siglo XVI, tiempo atrás, las tierras de este territorio, formaron parte del espacio donde se desarrolló la civilización maya, existiendo vestigios de la presencia de este pueblo.

El actual Belice formó parte de iure, de la Capitanía General de Guatemala, pero el escaso interés sobre él, especialmente ante la ausencia de metales preciosos y la dificultad para la ocupación, fue un área de escaso control. En el siglo XVII hay presencia de corsarios ingleses, que se instalaron en las costas, siendo conocidos como baymen, dedicados al comercio del palo Campeche. Los españoles lograron expulsarlos del Yucatán, pero no del actual Belice, donde se hicieron fuertes y para el siglo XVIII, controlaban las costas.

Diversos tratados, como resultados de las guerras europeos, fijaron los límites entre británicos y españoles.. En 1763, por el Tratado de Paris, España concedió formalmente el derecho de explotar el palo Campeche y autoriza al establecimiento de viviendas y centros de comercio de dicho producto. Esto legitima la presencia inglesa que venía desde hace tiempo, pero que no era una ocupación normal, dado que el territorio aún no era colonia inglesa, ni tenía una autoridad formal establecida.

En 1779, bajo el paraguas de una alianza con Francia, España, desalojó por la fuerza a los británicos en Belice. Los motivos eran los constantes conflictos, dado que el tratado de 1763, no había definido límites claros entre las áreas de influencia británica y española. En 1783, España derrotada por Gran Bretaña, devuelve las posesiones a los colonos británicos dedicados a la explotación maderera, limitado a un territorio de 4800 km2 aproximadamente, espacio delimitado por los ríos Hondo y Belice. Posteriormente los británicos solicitaron extender en 1786, concesiones por 1884 km2, llegando al río Sibún. Los permisos incluían edificar viviendas además de explotar la madera del territorio.

Estos tratados han sido parte de los argumentos históricos sobre los cuales, Guatemala, señala que los británicos solo obtuvieron permisos de explotación económica, no fue cedida soberanía alguna. Los británicos, aprovechando la debilidad española en la zona, con su política de hechos consumados, sentaron las bases para un dominio colonial más amplio. En septiembre de 1789, los españoles fueron rechazados en Cabo San Jorge, hecho que Belice lo considera como un hito de la presencia británica. Londres utilizó este incidente como conquista en el marco del conflicto con España y en la Paz de Amiens de 1802, hizo valer esos derechos, pero desde el punto de vista legal inglés, Belice no era parte del Imperio, sino un territorio con fines especiales, donde la Justicia tenía competencia para la represión de ciertos crímenes, según una ley de 1817.

El conflicto por Belice desde tiempos de la independencia

En 1823, las Provincias Unidas de Centroamérica, son un estado independiente, pero que desde el primer momento tuvo fuertes luchas. No existía conciencia de unidad nacional, las profundas diferencias entre las distintas oligarquías locales no hicieron más que generar conflictos internos, que terminaron con la separación en 1838 de Nicaragua y en 1839, emergía como Estados independientes Guatemala, Honduras, El Salvador, y Costa Rica. En 1835, el Reino Unido intentó negociar por Belice, fijar límites y buscar el reconocimiento a su presencia, pero no tuvo éxito ni con las autoridades centroamericanas, ni con la propia España, cuando fue solicitado formalmente su cesión. En 1859, Guatemala firmó un tratado con Gran Bretaña, conocido como Wyke-Aycinena de 1859, donde se fijaban límites entre los Establecimientos Británicos de Honduras (en el tratado se habló expresamente de Belice) y Guatemala, a cambio de una compensación económica y la construcción de una carretera que conectara Belice con la ciudad de Guatemala. Los historiadores, consideran que una de las razones que impulsó a la firma de este tratado, fue la necesidad de obtener algún tipo de apoyo, dado que en esos tiempos, la región se vio amenazada por el aventurero William Walker.

Londres nunca cumplió lo pactado y en 1946, el tratado fue denunciado por Guatemala. Cabe destacar que el tratado estaba viciado, dado que las negociaciones, como la ratificación del mismo violaban los mecanismos previstos por la ley guatemalteca. dado que el presidente Rafael Carrera, no tenia facultad para firmar este tipo de tratados, a ello se agregó la protesta de Estados Unidos, por afectar el tratado de Clayton-Bulwer, que reconocía los límites de la Federación centroamericana, que incluía a Belice.

Durante un largo período, el territorio de Belice, era un área de explotación económica, la autoridad británica estaba representada por un superintendente, pero no era una colonia formal y para 1862 cuando formalmente se lo conoce como Honduras Británica, era una dependencia de la colonia de Jamaica, situación que duró hasta 1884, cuando es designado el primer gobernador general. Hasta ese entonces, los reclamos de Guatemala, como de las Provincias Unidas fueron rechazados de plano por Londres. El proceso de expansión hacia el sur del río Belice, fue una política de hechos consumados, que la diplomacia británica logro que Estados Unidos reconociera, en el marco de agrias negociaciones, en las cuales Washington estaba interesado que los británicos se retiraran del llamado Reino de Mosquitia, invención hecha por Londres para ejercer su presencia en las costas de Honduras y Nicaragua.

Los británicos habían ocupado la isla Roatán, el Puerto de San Juan del Norte, con las claras intenciones de establecer un proyecto colonial. Los estadounidenses en el tratado con el Reino Unido de 1856, conocido como Dallas-Clarendon, señalaban en su Anexo. Que el establecimiento de Su Majestad Británica llamado Belice u Honduras Británica, en las costas de la bahía de Honduras, limitado al Norte por la provincia mexicana de Yucatán y al Sur por el Río Sarstún, no estuvo ni está comprendido en el Tratado celebrado entre ambas partes contratantes el 19 de abril de 1850, y que los límites del mencionado Belice al Occidente como existían el mencionado 19 de abril de 1850, deberán, si fuere posible, ser establecidos y fijados por un Tratado entre Su Majestad Británica y la República de Guatemala, dentro de dos años a contar del cambio de ratificaciones de este instrumento; y cuyas fronteras y límites no deberán en ningún tiempo ser ensanchados en lo futuro.. Por ende, para Estados Unidos, Belice, no era una colonia británica, sino parte de Guatemala.

Los derechos británicos estaban limitados a la explotación del territorio y que los límites de este espacio, debía ser fijado por un acuerdo entre partes. El tratado no fue ratificado por Estados Unidos, dejando vigente el de 1850, donde los británicos habían hecho reservas sobre Belice y los territorios que habían ocupado en América Central.

En el siglo XX, las partes siguieron negociando, en un intento de hacer cumplir el polémico tratado de 1859. La falta de un acuerdo, la negativa británica de cumplir con las compensaciones exigidas por Guatemala según su interpretación del tratado, llevó al Reino Unido a fijar los límites de manera unilateral en 1933. Asimismo en el marco de estas interpretaciones, Guatemala exigió la construcción de un ferrocarril, que Gran Bretaña, se negó rotundamente. La cancillería guatemalteca contraatacó con una nueva propuesta, la devolución de Belice y el pago de 400.000 libras de compensación, o en su defecto la compra del territorio por la misma suma por parte británica, con excepción territorio de la Verapaz, así como los Cayos de Zapotillo.

Londres rechazó de plano la propuesta. Guatemala consideró caduco el tratado de 1859 y dejó sin efecto las concesiones territoriales realizadas. Gran Bretaña no cumplió los acuerdos de 1859, se negó a buscar cualquier salida e impuso una solución de manera unilateral. En 1939 en una nota del secretario de exteriores mexicano, Eduardo Hay, dejó en claro que los títulos británicos eran insuficientes, que el territorio de Honduras Británica, era en verdad una concesión que hizo España en su momento para la explotación comercial, no hubo cesión de soberanía, y que el tratado de 1859, fue un acuerdo desigual, y el territorio ocupado por los británicos, era un espacio sobre el cual Guatemala tenia derechos históricos y jurídicos firmes.

En los años 1944-1954, Guatemala vivió lo que se llamó Revolución Guatemalteca, de la mano de los presidentes Juan José Arévalo y Jacobo Árbenz. En 1945, fue sancionada una nueva Constitución, que reconoció derechos sociales, reforma agraria, limitó poderes presidenciales. En la presidencia de Arbenz Guzmán (1951-1954), el proceso político se radicalizó, orientado a llevar a cabo la reforma agraria (el país de facto, tenía una suerte de propietario, la United Fruit Co.), el nacionalismo, y una política exterior independiente.

El presidente Arávalo hizo un importante esfuerzo para buscar el apoyo en la reclamación por Belice a partir de 1945. Otros países de la región presionaban en el mismo sentido Argentina (Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur) y Venezuela (el territorio de Essequibo). La diplomacia británica se movió rápidamente, a fin de buscar apoyo de Estados Unidos Finalmente el Reino Unido logró mantener su alianza con Washington, en desmedro de los reclamos de los países de América Latina, teóricamente aliados de la Casa Blanca en el marco del tratado de seguridad continental de 1947 (la guerra de Malvinas, puso en evidencia que dicho tratado, era solo parte de la estrategia de Estados Unidos contra la Unión Soviética).

Los intentos de Árevalo, de hacer valer los derechos de Guatemala, fueron obstaculizados por los tiranos de turno de la República Dominicana, Leónidas Trujillo y Anastasio Somoza de Nicaragua, que convencieron al Departamento de Estado, que Arévalo era un comunista. El pecado del presidente de Guatemala, era dar refugio a opositores de dichas dictaduras bananeras. La Constitución de 1945, expresamente indicó que Belice era parte de Guatemala. La respuesta británica fue que la controversia, en el marco de la Carta de las Naciones Unidas, debía ser sometida a la Corte Internacional de Justicia. Las partes no concurrieron, dado que Gran Bretaña, se negaba a discutir la soberanía del territorio y se aferró a la validez del tratado de 1859. En 1948, Londres impulsó el rumor de un plan de invasión militar de Guatemala, envío tropas y dos buques de guerra a la zona.

El citado plan, solo era una maniobra para desacreditar al gobierno de Guatemala y no ceder en absoluto sobre la cuestión de Belice. La llegada del embajador Richard Patterson a Guatemala, significó una lectura totalmente distinta sobre el gobierno de Arévalo. Las reformas sociales y el creciente nacionalismo, fueron vistos como infiltración comunista en ciernes, comprándolo con lo acontecido en Yugoslavia. Patterson apoyaba la tesis británica en torno a Belice. Patterson fue retirado de la embajada, luego de exigir la renuncia de ministros del gobierno guatemalteco por comunistas. Esto causó la protesta del presidente. A pesar del cambio, Patterson hizo el suficiente daño y las relaciones entre ambos países estaban deterioradas. En 1951, llego a la presidencia el coronel Árbenz, con apoyo de sectores nacionalistas, el ejército y la izquierda. En esos días era secretario de Estado, John Foster Dulles, cuyo hermano era parte de la junta directiva de la poderosa United Fruit Co. En Belice, surgió el Partido de la Unidad del Pueblo, que buscaba la emancipación del territorio, generando roces con la administración colonial. Las tensiones crecientes entre Guatemala y Estados Unidos, dejó en segundo plano el reclamo de Belice.

En una conferencia realizada en Caracas, el ministro de exteriores guatemalteco, Guillermo Toriello, expresó “Confiamos en que la acción de los países libres de este hemisferio habrá de lograr la liberación definitiva de todos los pueblos americanos sujetos aún a la denigrante condición de colonias, y América habrá de ser, en su totalidad, el continente de la libertad. Especialmente se preocupa Guatemala que se ponga término a la ocupación ilegal de territorios americanos por parte de potencias extra continentales, porque la persistencia de estos hechos es una afrenta a todo el continente y una burla a los derechos que naciones americanas han venido reclamando con toda justicia. Guatemala nunca se ha conformado ni podrá aceptar jamás la mutilación de su territorio en el caso de Belice que, por razones históricas, jurídicas, económicas, geográficas y morales, es parte integrante de su territorio, indebidamente ocupado por una potencia extra continental.

Tal ocupación por parte de la Gran Bretaña, no tiene más fundamento que la prevalencia de la fuerza sobre el derecho. Guatemala espera que la solidaridad continental y los principios que rigen la fraternidad americana habrán de funcionar eficazmente para la solución justa, pacífica y pronta de los problemas del coloniaje en América, y para que terminen definitivamente situaciones como las que prevalecen en Belice y en las Islas Malvinas.” La caída de Árbenz, impulsada por los Estados Unidos, terminó un proceso político, que si hubiera continuado, tal vez la historia de Guatemala hubiera sido muy distinta.

Belice, colonia autónoma del Reino Unido y su incorporación como “tercero” en discordia en el conflicto.

En 1957, Guatemala propuso un régimen de libre asociación, rechazado por el Reino Unido. La década del 60, donde comienza el proceso de descolonización, fue aprovechada por Londres, para introducir un tercer actor, a los beliceños. Esta estrategia de imponer el concepto de autodeterminación sobre el conflicto territorial, sirvió para dilatar las negociaciones y ganar tiempo por la parte británica. Guatemala quedó atrapada en este doble juego. Apeló a Estados Unidos, donde vino la propuesta de una administración internacional, luego de un tiempo prudencial, sería convocado un plebiscito, que decidiría la suerte del territorio. Mientras tanto el Reino Unido preparó una Conferencia Constitucional, para avanzar en la autonomía y posterior independencia en el seno de la Comunidad Británica. En 1963, Guatemala rompió relaciones con Gran Bretaña. El gobierno beliceño, fue parte del conflicto, poniendo todo tipo de trabas. Esta estrategia, es bien conocida por los argentinos, en el caso Malvinas. En 1964, Honduras Británica obtuvo el pleno autogobierno, teniendo a George Price, como primer ministro, del partido PUP.

Guatemala por razones políticas, no tuvo margen de maniobra para buscar aliados para su postura, asimismo en el proceso negociador, fue cediendo al juego de los británicos. Además, la influencia de Estados Unidos, no favoreció en nada a los intereses de Guatemala. Por otro lado, las fuerzas armadas orientadas a la seguridad interna y la lucha contra grupos insurgentes, impidió desarrollar una fuerza militar con cierto grado disuasivo para apoyar el proceso negociador

El Reino Unido a lo largo de la década del 70, sentó las bases para la independencia Supeditó cualquier acuerdo de cooperación, al de independencia de Belice. El gobierno beliceño se resistía a cesiones territoriales en el sur, reclamo histórico de Guatemala, incluso se llegó hablar de un régimen de arrendamiento como Hong Kong. En 1975, las negociaciones estaban en punto muerto. En 1977, las negociaciones de San Pedro Sula quedaron suspensas ante el envío de un importante contingente militar británico, que obligó al despliegue de fuerzas guatemaltecas en la frontera con Belice. En 1978 un acuerdo entre Gran Bretaña y el gobierno de Belice, estableció que la disputa anglo guatemalteca y la independencia de Belice eran asuntos separados. Esto dio por tierra cualquier intento de llegar a un arreglo.

Asimismo, Belice apostó a un acercamiento al Movimiento de los No Alineados, entidad que Guatemala, por los gobiernos militares estaba totalmente alejado, esto facilitó obtener importantes apoyos. En noviembre de 1980, gracias al apoyo de los No Alineados la Asamblea de Naciones Unidas votó a favor de la independencia de Belice e instó al Reino Unido acelerar los tiempos.

En marzo de 1981, hubo una nueva ronda de negociaciones en Nueva York, sin llegar a ningún acuerdo y el 21 de septiembre de 1981, Belice fue declarado independiente, como parte de la Commonwealth, siendo la Jefe de estado del nuevo país, la Reina Isabel II. A los pocos días, a pesar de la oposición de Guatemala, Belice ingresó a Naciones Unidas. A la Organización de Estados Americanos recién sería admitido en 1990.

En 1986, Guatemala restableció relaciones con Gran Bretaña y en 1991 con Belice al reconocerlo como Estado independiente. Las negociaciones con Belice se han centrado en materia de delimitación de espacios marítimos, pero el gobierno de dicho país, mantiene una postura firma en relación de los límites del territorio sobre la base del Tratado de 1859. En la frontera hubo incidentes entre patrullas militares de la Fuerza de Defensa de Belice como del Ejército de Guatemala, especialmente en la zona sur, donde están centrados los reclamos guatemaltecos, como de los cayos e islotes que nunca formaron parte de las concesiones españolas del siglo XVIII. Finalmente en diciembre de 2020, la demanda formal sobre 12.000 km2 que se disputan Guatemala y Belice, ingresó formalmente a la Corte Internacional de Justicia. Belice en su momento, en 2019, sometió la decisión de recurrir a dicha instancia, por medio de un referéndum, que fue favorable.

Belice: paraíso fiscal, seguridad, recursos naturales y corrupción

El país, es un estado parlamentario, con dos grandes partidos, el PUP y le Unión Democrática Popular, que estuvo en el gobierno por doce años, hasta que en las elecciones de 2020, regresó el PUP de la mano de Johnny Briceño, actual primer ministro. La jefa de Estado, es la Reina Isabel II, representada por un gobernador general. El país, considerado por su bajo nivel de violencia, tiene elevados niveles de corrupción en la Justicia, según la reconocida ONG británica InsightCrime. Belice está rodeado por México y Guatemala, que tienen serios problemas con organizaciones criminales. Belmopan no está exento de esta amenaza, lo que ha llevado a invertir en sus pequeñas fuerzas militares, pero que sufren falta de personal adecuado y presupuesto. La Policía precisa importantes reformas y es incapaz de lidiar con criminalidad compleja. El régimen especial fiscal y financiero, que convierten al país en un centro de lavado de dinero, generó controversias con Estados Unidos y la Unión Europea.

No cabe duda que este régimen especial ha prosperado gracias a la presencia de dinero de organizaciones criminales que operan en la región. Por la posición geográfica, el país es atractivo para el tráfico de drogas y armas. En 2018, por ejemplo fueron incautadas casi una tonelada de cocaína en aeronaves encontradas en todo el país. Esto ocurre dado que la fuerza de defensa, no cuenta con radares, medios de interceptación de aeronaves y embarcaciones, las modestas fuerzas militares con un millar de efectivos, apenas pueden ejercer el control del país. Las actividades criminales se ven facilitadas ante la incapacidad de Guatemala y Belice de cooperar en la zona de frontera, por la disputa que existe entre ambos países por cuestiones territoriales.

La economía del país se basa en el turismo, muy afectado por la crisis COVID 19, y la explotación de recursos naturales, entre ellas el petróleo, del cual extrae 3.000 barriles diarios, pero que por una decisión política, se ha prohibido la exploración costa afuera, dado que el país posee la barrera de coral más extensa del Hemisferio Occidental. El sector agrícola está liderado por el azúcar, secundado de frutas, como la naranja y el plátano. Además de productos pesqueros y forestales. El país tiene un desempleo elevado, se estima el 14% y el 30% en sectores juveniles.

Un destino común, base de la prosperidad y desarrollo

La debilidad de Guatemala, la influencia de Estados Unidos, ha marcado el reclamo sobre Belice. Esto ha sido explotado hábilmente por el Reino Unido, que finalmente, por medio de su tradicional política de hechos consumados, otorgó la independencia de Belice. La política exterior de Belice, netamente anglófila, por obvios motivos, dado que depende de la asistencia económica y militar de Londres, lo aleja de América Latina. Esta puede ser una oportunidad para Guatemala para buscar apoyos en su reclamo. ¿El fallo de la Corte Internacional será aceptado por las partes, cualquiera fuera su resultado? Existe en la región problemas de seguridad que son comunes y ello puede ser la base para el acercamiento entre las partes, y ello debe extenderse a México y otros países del área. Los grupos criminales han puesto sus ojos sobre los recursos naturales y ponen en riesgo el rico patrimonio que tienen Belice y Guatemala en común.

Belice tiene una historia ligada a Guatemala, y tiene muchos elementos que los une, más de lo que creen sus líderes, que el colonialismo británico y los intereses extraños a la región, han intentado romper. El destino de Belice, su desarrollo y seguridad, está estrechamente ligado al de Guatemala.

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