Elecciones de medio término en Argentina: humillante derrota del kirchnerismo

El Minuto | Contra todos los pronósticos oficialistas -y aún de la principal fuerza opositora- el gobierno nacional recibió una verdadera paliza electoral en las PASO (primarias abiertas, simultáneas y obligatorias) que ni siquiera soñó el más optimista de los dirigentes opositores. Es verdad que la elección argentina fue en sintonía con lo que sucede en todas partes del mundo: la derrota de los oficialismos en un contexto de pandemia, tal el caso más emblemático de Donald Trump en Estados Unidos, pero también en España, Chile, Israel o México.
Por: Agustín Dragonetti | Corresponsalel Minuto para Argentina
La mala gestión económica y social de Alberto Fernández, sumado a los escándalos por las vacunaciones VIP y la aparición de fotos de la fiesta de cumpleaños de la primera dama, Fabiola Yáñez, en la etapa más dura del confinamiento del año pasado decretado por el propio presidente argentino (mientras la población debió permanecer encerrada sin siquiera despedir a sus muertos, mientras el presidente repetía una y otra vez por cadena nacional que perseguiría con todo el peso de la ley a quienes violasen la cuarentena obligatoria), el cierre de escuelas, la sanción de la ley de aborto no punible, la inseguridad creciente, y las vergonzosas declaraciones de los principales dirigentes del kirchnerismo, sirvieron de detonantes para esta fenomenal derrota electoral.
El oficialismo perdió en 17 de los 24 distritos electorales nacionales, entre ellas las cuatro provincias patagónicas, incluyendo la cuna del kirchnerismo, Santa Cruz. Vale decir que el kirchnerismo perdió desde la elección que los devolvió al poder en 2019, 4,5 millones de votos o 16,6 puntos del electorado. Una verdadera carnicería de sufragios.
Esta elección fue casi un plebiscito para conocer en qué estado estaba el Frente de Todos luego de dos años de mandato, y qué imagen tenía Alberto Fernández entre los argentinos. Pero también se medía la figura del gobernador del principal distrito electoral, la provincia de Buenos Aires, administrado pésimamente por Axel Kicillof (quien sonaba como presidenciable en 2023), fiel escudero y apologista de Cristina Kirchner.
Los números fueron contundentes. Tal es así que de seguir esta tendencia para la elección general del 14 de noviembre, el kirchnerismo hasta perdería el quórum en el senado y caería fuerte en la Cámara de Diputados.
Al reconocer la derrota electoral rodeado de la plana mayor del kirchnerismo en el búnker del Frente de Todos, el presidente llamó a redoblar todos los esfuerzos para ganar la elección de noviembre, algo muy difícil de suceder. Lo que sí está en claro, es que de repetirse el resultado de este domingo en noviembre, el liderazgo del presidente quedará muy debilitado (que ya lo está bastante) de cara a la segunda etapa del gobierno hasta el 2023, lo que jugará a favor de los halcones del kirchnerismo, que exigirán una remodelación intensiva del gabinete, una profunda reorganización de la economía y una radicalización del gobierno, algo que venía sosteniendo el círculo íntimo de la vicepresidenta, Cristina Fernández.
Como viene sucediendo desde el año pasado, los ojos del kirchnerismo duro se posaran en Santiago Cafiero, Jefe de Gabinete, y Martín Guzmán, ministro de Economía, cargándoles las culpas de la derrota, y un acorralamiento de la ya menguada autoridad de Alberto Fernández para que acate las decisiones vicepresidenciales.
De acá a noviembre restan dos meses interminables para el presidente, donde su margen de maniobra está muy acotado: no puede volcar masivamente pesos a los bolsillos para atraer a un electorado ya desencantado con el kirchnerismo -“tradicional” artimaña del peronismo para sumar votos-. No porque no lo quiera hacer, sino por la sencilla razón que no los hay, a menos que recurran a la peregrina idea de emitir más dinero, algo que ya de por sí se había acelerado antes de las PASO y que llevaría la inflación a niveles más altos de lo que están. En las semanas siguientes veremos y oiremos a las principales espadas del oficialismo decir y prometer cualquier cosa con tal de achicar la brecha que lo separa de la paliza que le propinó Juntos por el Cambio.
Juntos por el Cambio: resurgir como el Ave Fénix
Ni los propios dirigentes de JxC podían creer los números que iban suministrando los fiscales desde las mesas de votación, una vez terminado el escrutinio. No los números de la Ciudad de Buenos Aires, donde se daba por descontado un triunfo, sino de la provincia de Buenos Aires, donde Horacio Rodríguez Larreta apostó por Diego Santilli para dar batalla a la lista del FdT, encabezada por Victoria Tolosa Paz (que no iba a internas), quien cayó por 5 puntos de diferencia con la sumatoria de boletas de Santilli y Facundo Manes, quien encabezaba la lista interna de la Unión Cívica Radical, integrante de la coalición de JxC.
Después de idas y vueltas, tensiones muy fuertes por el armado de listas y pases de facturas entre los cabecillas del principal espacio de la oposición (que hasta tuvo que redactar un “manual de convivencia” de 10 puntos, luego de los primeros fuegos que generó el desembarco de loa ex gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal en la Ciudad de Buenos Aires y la interna entre Diego Santilli (PRO) y Facundo Manes (UCR) en la provincia de Buenos Aires), Juntos por el Cambio volvió al ruedo, en esta etapa post Mauricio Macri.
En provincia de Buenos Aires, JxC ganó en 12 de los 26 municipios más habitados, incluyendo Tigre, territorio de Sergio Massa, el presidente de la Cámara de Diputados; General San Martín, partido de tradición peronista y bastión del ministro de Obras Públicas de la Nación, Gabriel Katopodis, donde la suma de las boletas de JxC le sacó 10 puntos al oficialismo, y Quilmes, gobernado por Mayra Mendoza, integrante de la organización ultra kirchneristas La Cámpora, conducida por Máximo Kirchner, donde la Juntos le sacó casi 7 puntos. En el distrito provincial más importante, La Matanza (donde nunca perdió el peronismo), el Frente de Todos si bien ganó, hizo su peor elección histórica y fue el distrito con menor participación de la gente, donde solo votó el 62% del electorado.
El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta ahora irrumpe en el escenario interno de JxC como un gran estratega, luego de sufrir varias bofetadas por acompañar el año pasado al presidente y al gobernador bonaerense en los comunicados oficiales durante la etapa más dura de la cuarentena, y luego ser apuñalado por la espalda por Alberto Fernández, cuando le quitó un punto de la coparticipación federal a la Ciudad de Buenos Aires para asistir financieramente a Axel Kicillof, para paliar un grave conflicto policial por aumento de sueldos. Larreta impuso de manera muy osada a Diego Santilli, su ex vicejefe de gobierno porteño, en la provincia de Buenos Aires.
La jugada le salió perfecta, aún cuando varios jefes políticos bonaerenses de JxC, entre ellos Jorge Macri, insistían en que un candidato porteño no lograría traccionar los votos bonaerenses. De igual modo, se anota otra gran apuesta: llevar a la ex gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal (vencida duramente por Axel Kicillof en las elecciones de 2019) al frente de la boleta porteña. Vidal, incluso, sacó más votos de los previstos. Un gol de media cancha.
A su vez, los candidatos apoyados por el ex presidente Mauricio Macri fueron derrotados. Mario Negri cayó en Córdoba ante Luis Juez, lo que abre un cambio de época en el radicalismo cordobés y Federico Angelici, el otro candidato que recibió la bendición del ex presidente, quedó tercero en la interna de Santa Fe. También todos los candidatos que recibieron el apoyo de Elisa Carrió, la líder de la Coalición Cívica, integrante de JxC, perdieron en las elecciones PASO. Por su parte Patricia Bullrich, la presidenta del PRO (que había bajado su candidatura para encabezar la lista de diputados porteña para no confrontar con Vidal) hizo su apuesta por Rogelio Frigerio, el ex ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda del gobierno de Mauricio Macri,
quien se anotó uno de los triunfos más estrepitosos de las elecciones de este domingo al imponerse al peronismo de Entre Ríos por más del 50% de los votos, venciendo así a Enrique Cresto, el candidato que impuso el propio presidente Alberto Fernández. Por eso Bullrich sigue en la lista de presidenciales para 2023 dentro de Juntos, aunque deberá intentar opacar a un triunfante Horacio Rodríguez Larreta, hoy líder indiscutido del espacio, aunque enfrente a futuro otros desafíos a su proyecto presidencial desde el radicalismo, ya que las rotundas victorias en las provincias que gobierna la UCR fortalecen las ambiciones de los gobernadores Gerardo Morales, de Jujuy, Gustavo Valdés, de Corrientes y el diputado y ex gobernador mendocino Alfredo Cornejo. Pero las relaciones de fuerzas y la reconfiguración en la coalición recién empiezan y para la elección presidencial todavía falta una vida. Primero queda la madre de las batallas del 14 de noviembre.
Liberales e izquierda, la otra sorpresa
En la Ciudad de Buenos Aires se vivió otro batacazo. El candidato del frente La libertad avanza, el pintoresco economista liberal Javier Milei, obtuvo el 13,66% de los votos y llevó a su fuerza a imponerse como la tercera fuerza política porteña. Milei encarna el voto antisistema, anarcocapitalista, anticomunista y libertario y tiene un gran predicamento en la juventud, su núcleo duro.
El otro candidato liberal en la provincia de Buenos Aires, el economista José Luis Espert, del frente Avanza Libertad, consiguió un 4,8% de los votos, ubicándose cuarto detrás de la izquierda. A pesar que en enero se habían presentados juntos, Espert y Milei finalmente decidieron presentarse en partidos separados.
En el sentido ideológico contrapuesto, el Frente de Izquierda y de Trabajadores – Unidad (FITU) hizo una histórica elección nacional, ubicándose como la tercera fuerza electoral. En la provincia de Buenos Aires, la boleta encabezada por Nicolás del Caño le ganó la interna a Alejandro Bodart, con un 80,27 % contra un 19,72%. El FITU en la Ciudad de Buenos Aires, encabezado por Myriam Bregman quedó cuarto, el 6% de los votos. También hizo buena elección en San Juan (donde consiguió un 7%), en Neuquén y Santa Cruz (8%) y Chubut (9%). Pero la gran sorpresa la dio en la provincia de Jujuy, donde la lista liderada por Alejandro Vilca sacó un 23%.
Ausentismo y voto en blanco
Una tendencia que ya se había registrado en los comicios provinciales desdoblados de Misiones, Corrientes, Salta y Jujuy fue la baja participación de la población desde la instauración de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias en 2011. A estas primarias asistió el 67% del padrón habilitado para votar, es decir, 2,5 millones de personas menos que en las primarias de 2019. Los votos emitidos alcanzaron el 70% en la Ciudad de Buenos Aires, 68,4% en la provincia de Buenos Aires, 64% en Santa Fe y 63% en Córdoba, casi 10 puntos menos que en las PASO anteriores. El porcentaje más bajo había sido en 2017, cuando votó el 72,3% del padrón.
Las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Mendoza sorprendieron por sus altos niveles de voto en blanco, en el marco de unas elecciones primarias. En la provincia de Buenos Aires llegó al 4,45%, en Santa Fe al 4,52% y en Mendoza fue del 9,56%. De hecho, de haber sido un partido político en Mendoza, el voto en blanco se hubiera ubicado como la tercera fuerza política provincial.
La lectura que se puede hacer al respecto, es el fuerte desencanto con la clase política en general y el alto nivel de ignorancia del electorado con respecto a buena parte de los principales candidatos. En cuanto al promedio de asistencia a los comicios, influyó el contexto de la pandemia, pero también un desinterés por la oferta política y sus caras más visibles.