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Festejos en un edificio emblemático de Buenos Aires.

El Minuto, estuvo presente por medio de su corresponsal, quien fue invitado por la Profesora Emilia Menotti, presidente de la Sociedad Bolivariana de Argentina, que tiene su sede central en el emblemático edificio.

El Palacio Barolo festejó sus 95 años con un espectáculo de tango, degustación de vinos, sorteos,  el pasado viernes 6 de julio de 2018.


Por: Jorge Alejandro Suárez Saponaro | Director del Diario el Minuto en Argentina


El Diario Minuto, estuvo presente por medio de su corresponsal, quien fue invitado por la Profesora Emilia Menotti, presidente de la Sociedad Bolivariana de Argentina, que tiene su sede central en el emblemático edificio”.

La Ciudad de Buenos Aires, cuenta con verdaderas joyas de la arquitectura, cargados de historias, una de esas maravillas de la arquitectura es el Palacio Barolo, ubicado en la Avenida de Mayo, barrio de Montserrat,  a pocas cuadras del Congreso de la Nación.  Su nombre se debe al empresario textil de origen italiano, Luis Barolo (1869-1922) quién lo mandó a construir este edificio, que por muchas razones lo hacen único. 

El arquitecto fue Mario Palanti (1885-1979), también italiano, fue el responsable de su construcción entre 1919-1923. Palanti se valió de tradiciones occidentales, como en el uso de mármol de Carrara, la pasión neogótica por las alturas, y orientales, con curvas del templo indio de Rajarani Bhubaneshvar, siglos XI- XII, con novedades de aquellos años, como el hormigón armado.  El Edificio además está inspirado en la Divina Comedia de  Dante Alighieri. Los cien metros de altura – que requirió un permiso especial del entonces intendente de Buenos Aires – coinciden con el número de cantos de la Divina Comedia, 22 pisos que son la cantidad de estrofas de ciertos cantos, los 11 balcones, que son también 11 estrofas en otros cantos de la célebre obra citada.

La división general del edificio sigue la estructura de la Divina Comedia, estando dividido en tres partes, Infierno, Purgatorio y Cielo, ubicándose allí un célebre faro, que este corresponsal hace varios años tuvo el lujo de ser testigo de su puesta en servicio en un evento celebrado al efecto.   A titulo de curiosidad, quiénes ingresan al Palacio lo hacen por el “Infierno”, que es un amplio corredor, que conecta la entrada de la Avenida de Mayo con la calle Hipólito Yrigoyen.

El Palacio además cuenta con un sótano, que está conectado con el arroyo Tercero del Medio, que se encuentra entubado. En su momento implicó un importante desafío de ingeniería. La modernidad del edificio fue todo un hito en la época, con sus ascensores, sistema de iluminación. Hasta 1934, el Palacio se abastecía con su propia usina y generaba su propio combustible, pero una importante renovación se produjo seis años después, cuando se instaló la caldera a petróleo y se libró la galería comercial, señaló hace varios años el histórico administrador del edificio, Sr. Roberto Campbell, al diario La Nación.

Los creadores de este sueño, que es el Palacio Barolo, por temor  de una nueva guerra en Europa, querían que el edificio sirviera de mausoleo para Dante Alighieri, incluso hicieron gestiones para ello y adaptaron parte del edificio para cumpliera tal fin, con un monumento en el hall cantral – luego robado en los 90 – construido al efecto. Tal objetivo no se cumplió por la negativa del gobierno de Italia.

El 7 de julio de 1923 el edificio, fue inaugurado. Eran tiempos de la presidencia de Marcelo T de Alvear, considerado el último presidente de la Argentina de la Generación del 80. El edificio era el más alto de la ciudad y una innovación desde lo arquitectónico, hasta la inauguración del Kavanagh en 1935 (que llegó a ser el edificio mas alto de América del Sur y el primero de Buenos Aires con sistema de aire acondicionado centralizado), otra joya de Buenos Aires en el barrio de Retiro. 

El Palacio es toda una atracción, no solo por su arquitectura, historia, sino también por otras cuestiones, como la presencia de fantasmas. Leyenda o no, ha sido objeto de diversas notas y testimonios. Esto le agrega un plus, para generar interés para esta joya porteña. 

En 1997 el Palacio Barolo fue declarado monumento histórico nacional,  pero cargado de años y sin adecuado presupuesto, estaba en plena decadencia, hasta que en 2003 comenzaron los trabajos de restauración, que terminaron con la puesta en servicio del faro en 2009.  En la actualidad el Palacio no solo aloja a cientos de oficinas, sino también es un centro de vida cultural y turística.

El pasado viernes 7 de julio, estuvimos presentes en los festejos del 95 Aniversario del Palacio, invitados por la profesora Emilia Menotti, célebre historiadora y presidente de la Sociedad Bolivariana de Argentina. 

Presenciamos un maravilloso espectáculo de tango con la Orquesta Típica de Barricada, compuesta por jóvenes talentos.  Mientras escuchábamos la “música de Buenos Aires” y observando la arquitectura del edificio, pensamos en aquel viejo Buenos Aires, de pujanza, tango,  modernidad, grandes edificios, cultura, inmigrantes, y sentimos una profunda nostalgia de algo que no pudo llegar a ser. 

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