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Entrevista: Nicole Naranjo Santibáñez “atletismo por un Sueño”

“El deporte en niños y niñas de la red SENAME.”

¿Cuándo y por qué decidiste trabajar en infancia?

N: Comencé a trabajar en el área de infancia en el año 2012, dentro de la línea de protección de SENAME, en un programa ambulatorio, como psicóloga en un Programa de Intervención Especializada, en donde atendíamos pre-adolescentes y adolescentes entre los 12 y 17 años, que eran derivados por Tribunal de Familia, es decir, tenían una Medida de Protección a su favor, por haber sido vulnerado de manera grave en alguno de sus derechos.

Fundación Ecam.


Los principales motivos de ingreso eran deserción escolar, socialización callejera, consumo inicial o exploratorio de drogas, interacción conflictiva con los padres, dificultad para respetar figuras de autoridad y normas, conductas disruptivas, entre otras, tenía 25 casos y debíamos trabajar con los niños y sus familias o adultos que estuvieran a cargo de los niños.

Por qué decidí trabajar en infancia, en un principio fue solo azaroso, había postulado hace un tiempo, me llamaron, pasé la entrevista y quedé. Por qué decidí quedarme en infancia, fue porque con esta primera experiencia y acercamiento laboral en infancia, y también las que vinieron desde el 2012, uno se va dando cuenta que es en esta área, donde hacen falta más profesionales, es donde los niños más nos necesitan, esos niños que han sido más vulnerados por aquellos adultos que debían protegerlo, que requieren de profesionales con un compromiso real y deseos de transformación, para poder cambiar de alguna u otra forma, una realidad que estos niños no escogieron.

En la medida que uno se va involucrando más en el área, en las historias de larga data de vulneraciones de los niños, niñas y adolescentes, y también va estudiando más el tema, se va especializando, te vas dando cuenta que la clave está en trabajar en primera infancia, a fin de detener a tiempo las vulneraciones de derecho, prevenir situaciones de maltrato y/o negligencia, y que finalmente los niños, niñas o adolescentes terminen ingresando a los Centros Residenciales, pues ahí vulneramos uno sus derechos fundamentales, como es el derecho a vivir en familia.

¿Por qué se considera que la infancia es una etapa de la vida clave en la que los traumas nos pueden afectar especialmente?

N: Distintos autores (Bowlby, Ainsworth, entre otros) han expuesto, desde ya hace muchos años atrás, la importancia del apego con sus figuras cuidadoras o adulto significativo en la vida de un niño. Esto considerando que desde el nacimiento, los bebés tanto de manera instintiva como por la gran vulnerabilidad que presentan, buscará de un otro para poder satisfacer sus necesidades básicas, considerando esto solo como un fin para poder sobrevivir (alimentación, abrigo, protección ante peligros, etc.), esto va configurando nuestra historia de vida, desde ahí para adelante nos vamos no solo a nivel físico y biológico, sino que también a nivel psicosocial, integral y de forma eco sistémica, en donde nosotros, los adultos, somos entes esenciales para el desarrollo adecuado de los niños.

Por lo que, cuando esto no ocurre, es decir, cuando un bebé llora y no es atendido/alimentado, cuando un niño de 3 o 4 años se cae, le duele y llora pero el adulto en vez de contenerlo, tomarlo y ver que le pasó, le grita, le dice que es tonto o que no pasó nada, invalidando su emoción y dolor, mostrando insensible y ni disponible para él, comienzan a inscribirse en su impronta respuestas de rechazo, palabras descalificadoras, interacciones carentes de afecto, hay una falta de sincronía cotidiana entre el niño y sus figuras de apego, que se van encapsulando como memorias emocionales, y que van de alguna u otra forma, estableciendo el cómo nos iremos relacionando en la medida que crecemos con otros, con nuestros pares, y luego con nuestros propios hijos.

Entonces las experiencias tempranas adversas, crónicas, relacionadas con nuestras figuras de apego, o con los adultos que deben cuidarnos, donde nuestros vinculo son débiles, carentes de afectos y con sufrimiento, se van configurando experiencias relacionales traumáticas, que a lo largo de la vida nos van imposibilitando desarrollar o contar con ciertas herramientas y habilidades para desenvolvernos de manera adecuada en cualquier tipo de contexto, social, familiar, laboral, etc.

¿Has visto casos en los que los síntomas del trauma han tardado mucho en aparecer desde que se produjo la experiencia traumática?

N: La sintomatología en aquellos niños o personas en general que han presentado trauma complejo no necesariamente se manifiesta de forma inmediata, y esto porque nuestro organismo se prepara y condiciona para enfrentar distintas situaciones adversas, generando mecanismos de defensa que posibiliten al niño sobrevivir en los distintos contextos que debe enfrentar.

Ahora en la medida que las experiencias adversas tempranas sean más crónicas, a más temprana edad y en contextos altamente vulnerables (como ser separado de su familia de origen e ingresar a un centro residencial) la sintomatología se activa más rápidamente y con cualquier gatillante, especialmente en aquellos niños que sufren abandono, ya que una de las principales perdidas que tienen los niños que han sufrido maltrato, abuso sexual o han sido abandonados, es la perdida de la confianza básica, es decir, no solo no logran confiar en el mundo adulto, sino que también sienten que no cuentan con habilidades personales que les permitan ser queridos por otro, desencadenándose de esa forma la baja autoestima, la depresión infantil y el desarrollo de otros trastornos durante la infancia. En estos casos la sintomatología tarda menos en aparecer.

Pero si tenemos casos en que ha sido posible detener las experiencias adversas tempranas y la vulneración de derechos, generando ambientes protectores con adultos disponibles y afectuosos, es posible, que el trauma o su sintomatología se presente más tardíamente.

Muchos de estos traumas son causados por vulneraciones en los NNA ¿Cuáles son las vulneraciones de derecho más frecuentes?

N: bueno no cualquier situación traumática genera trauma, eso es importante poder diferenciarlo, es decir, un niño puede haber sufrido un accidente, o haber perdido a algún familiar o alguna situación traumática episódica, que ocurrió una sola vez y que no generó una experiencia emocional abrumadora, y, además, contó con adultos que pudieron responder emocional y sensiblemente a ese episodio.

Y es, en esto último, donde radica la diferencia con el trauma complejo y con lo que hoy vemos en familias multi-problemáticas, en que hay niños que presentan sintomatología grave por la recurrente y crónica vulneración de derecho, donde además no cuentan con adultos estables, predecibles y afectuosos.

Y respondiendo a la pregunta respecto a las vulneraciones de derecho más frecuentes, tenemos el maltrato, el abuso sexual infantil, el abandono y la negligencia parental, en que estas dos últimas terminan generando que los niños, niñas y adolescentes, la gran mayoría de las veces ingresen a un Centro Residencial, u hogares como eran llamados antiguamente.

¿De qué forma el deporte contribuye en un niño, niña o adolescente que ha sido vulnerado en sus derechos?

N: En una infinidad de áreas, partiendo por la recuperación de la confianza en sí mismo, la confianza básica que hablaba más arriba y que es uno de los elementos esenciales que necesitamos para poder desenvolvernos en la vida cotidiana. Desde mi experiencia he visto niños que tienen el desarrollo de una autoestima muy baja, no les va bien en el colegio, no se relacionan de manera positiva con su grupo de pares, los adultos no confían en ellos, y cuando logran ver o conocer que tienen habilidades para desarrollar algún deporte, la vida cambia para ellos, comienzan a confiar, a ver que otros también confían en ellos, y que son importantes en un grupo, en un contexto social o en sus propios hogares.

El deporte no solo les permite llevar un estilo de vida más saludable, sino que también les permite desarrollar otras habilidades, sociales y vinculares, comienzan a tener una mayor estabilidad emocional.

El deporte les da mayor predictibilidad y seguridad, relacionándose inclusive mejor con su grupo de pares, vuelven a confiar en el mundo adulto y de esa manera vamos restituyendo de a poco los derechos que le han sido vulnerados.

Usted ha sido directora de hogares y residencias de Sename ¿Cree que estos centros a lo largo del país deberían promover de forma sistematizada los programas deportivos a temprana edad?

N: De todas maneras, mi primera experiencia en una Residencia fue en el año 2013 en Chañaral, tercera región, y una de las cosas que más vi, en ese primer acercamiento a los hogares, es la falta de actividades extra programáticas que tienen los niños, niñas y adolescentes, ya sean formativas o recreativas. Carencias que conllevan, sin duda, a que los niños tuvieran mucho tiempo libre, tiempos vacíos de actividades, reactivándose en ellos sintomatología asociada al daño o trauma.

Ya en el año 2014 cuando asumo la dirección de la misma residencia, fue posible ir generando mayores cambios, asociados a estas necesidades que presentaba la Residencia, y en ese sentido, los programas deportivos fueron el eje central del trabajo que realizamos en ese momento, coordinándonos con las distintas redes intersectoriales de la zona, pues no debemos olvidar que todos somos co-garantes de derechos de los niños. Poder tener un programa de trabajo estable y predecible para los niños, niñas y adolescentes es esencial para ir disminuyendo el daño asociado, no solo a las vulneraciones de derecho a las que estuvieron expuestos, sino que también a lo que significa estar ingresado en un Centro Residencial, alejado de su entorno, de su familia, de un contexto, que quizás no era más próspero, pero si conocido por el niño. Ya en el 2017, cuando asumo la dirección de la Aldea de Punta de Tralca, mi convicción estaba mucho más clara respecto a cómo influía el deporte en los procesos individuales de cada niño, es decir, tener programas deportivos formativos

para los niños, era la estrategia que nos iba a permitir mejorar en alguna medida la calidad de vida de los niños que estaban ingresados en la Aldea. Y también, porque no, ir descubriendo sus talentos y habilidades, que a veces por estar tan dañados los invisibilizamos, y no les damos la oportunidad de poder desarrollarse en otra área que no sea solo la educación formal.

Y bueno respecto a tener estos programas a temprana edad, sin duda les da un valor mucho más potente a los procesos de intervención que llevamos con los niños, pues podemos ir resignificando sus experiencias adversas tempranas y generando en ellos un ambiente seguro desde la primera infancia, ayudaría a prevenir tantos trastornos o dificultades en la salud mental de los niños.

En su gestión como directora, logro junto a su equipo, iniciar y formar niños y niñas de la red Sename en la disciplina del atletismo o deportes individuales ¿existe alguna clave para lograr algo así? ¿Cómo se logra que un niño o niña que a veces pierde el interés por todo, quiera practicar deporte?

N: Si, fue posible incorporar un programa de trabajo, formativo y recreativo en la aldea que fue perdurable y continuo en el tiempo, se generaron distintos talleres entre ellos el de atletismo. La clave, yo creo que es tener claridad respecto a que es lo que necesitan los niños, cuáles han sido sus principales dificultades, ser sensibles ante sus historias de vida y sintonizar con sus emociones, no es fácil, porque requiere de un proceso profesional importante, que permita tener siempre visualizado al niño primero, bueno además de tener un equipo de trabajo comprometido, con claridad de los procesos de intervención que se llevan a cabo y con la convicción de que es posible generar cambios en los niños y en su vida, utilizando otras estrategias, otras herramientas que están disponibles, como en este caso era el deporte, específicamente el atletismo.

Fue un proceso complejo, porque era un cambio en la modalidad de trabajo de la Aldea, y los cambios siempre generan incertidumbre, miedos e inseguridad, pero cuando se tiene la claridad de que nuestro trabajo está al servicio de los niños, niñas y adolescentes que pertenecen a este lugar (Aldea Punta de Tralca), vas generando mayor credibilidad y apoyo de los otros profesionales y educadores que trabajan en el lugar.

El atletismo no solo generó que los niños pudieran tener un taller y asistieran a distintas competencias, sino que también al ser una disciplina formativa fue generando cambios en los procesos psicosociales de los mismos niños, mayor estabilidad emocional, desarrollo de nuevas habilidades, incorporación de una rutina, seguridad en ellos mismos y tantas otras cosas positivas que lograron repercutir en las distintas áreas de la vida de los niños (el colegio, por ejemplo).

Generalmente cuando los niños, niñas y adolescentes pierden el interés por todo, es porque han incorporado en su interior que no son buenos, que no son hábiles y no son merecedores de algo positivo en su vida, los adultos le han ido incorporando en su realidad, por medio del lenguaje, que sea lo que sea que hagan, todo les saldrá mal. La incorporación del deporte, es decir, el atletismo en la Aldea fue en contra de todo esto que pensaban los niños, fue de forma paulatina y mostrándole otras formas de hacer deporte, de manera más lúdica y con ejercicios que sabíamos podían realizar, siendo la participación voluntaria, sin obligación, dándoles sus espacios si no querían seguir, pero dejando siempre la oportunidad de volver si así lo decidían, esto fue motivando cada vez más a los niños, porque se generó un taller con una rutina clara, con horarios y objetivos establecidos, basado en los micro-logros, y es ahí donde le permites a los niños volver a mirarse, volver a confiar y creer en ellos mismos.

Y es así como se logra que los niños puedan generar interés por el deporte, respetando sus tiempos, conociendo sus historias, dándoles la oportunidad de realizar actividades que antes no conocían o no realizaban, pero siempre con una estructura clara y predecible para ellos, es una de las formas o estrategias que podemos utilizar para que vuelvan a confiar en ellos y en el mundo adulto.

Los niños que viven en Centros Residenciales, sobre todo los que llevan mucho tiempo, tienen una desesperanza aprendida, han incorporado en su quehacer diario el “no puedo” “no sirvo”, por lo que, mostrarles que, si pueden, que tienen habilidades y talentos, les devuelve el cariño y amor por sí mismos. Es un proceso, que requiere tiempo, y es por eso que una de las claves también está en el compromiso y claridad de los profesionales que trabajan en esta área.

Algún mensaje para los organismos gubernamentales que tienen en sus manos la vida de niños, niñas y adolescentes de nuestro país.

N: difícil pensar en algún mensaje en particular, considerando que son tantas las necesidades que, aquellos que trabajamos en esta área, con la infancia más vulnerada del país, visualizamos, desde tener profesionales más especializados en infancia, como también la necesidad de contar con mayores recursos económicos. Pero creo que lo más importante es poder responsabilizarnos de lo que pasa con nuestros niños.

Aquí todos, de manera directa y/o indirecta somos co-garantes de sus derechos, por lo que, si no logramos trabajar de manera coordinada y mancomunada para sacar adelante a los niños, niñas y adolescentes que han sido gravemente vulnerados en sus derechos, especialmente aquellos que hoy se encuentran institucionalizados, en los Centros Residencial, la sintomatología asociada al trauma cada vez se verá a más temprana edad.

Y bueno, pensando en mi experiencia en residencia, y ligada a lo que se logró con el taller de atletismo en la Aldea, decirles, que el deporte no tiene solo como finalidad llevar una vida más saludable, sino que, en este tipo de contextos puede permitir darle la oportunidad a cientos de niños que tienen talento y habilidades, y que con esto podríamos lograr resignificar todas aquellas experiencias traumáticas que han vivido desde temprana edad.