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Estados Unidos: ¿Modelo policial en crisis?

En el Congreso de Estados Unidos, los demócratas preparan un proyecto de Ley, conocida como Police Act 2020, destinado a limitar el uso de la fuerza, prevenir abusos, programas de educación contra prejuicios raciales, transparencia, creación de un registro nacional para Oficiales problemáticos, impidiendo que personal se cambie de jurisdicción para seguir cumpliendo funciones policiales. Por otro lado la Casa Blanca trabaja en el suyo propio.

La crisis desatada con la muerte de George Floyd, cuestionó el modelo policial existente en Estados Unidos, comenzando por el Departamento de Policía de Minneapolis, que ya venía siendo objeto de cuestionamientos por hechos anteriores de abuso.


Por: Jorge Suárez Saponaro | Director del Minuto en Argentina.


El gobierno de dicha ciudad decidió disolver el Departamento u abrir paso a un debate sobre un nuevo modelo de seguridad local. En esta nota explicamos a los autores el complejo sistema policial, que a pesar de haber sido ponderado por el nivel profesional de muchos cuerpos de seguridad local, tienen serias falencias en otros aspectos, especialmente en materia de reclutamiento, calidad y respuestas a cambios sociales.

Estados Unidos es un país federal, compuesto por 50 estados y un distrito federal, Washington DC, cada sujeto federal como el distrito federal cuentan con sus agencias policiales, con sus peculiaridades. A nivel federal, existen numerosas agencias con facultades policiales, con competencia en todo el territorio de Estados Unidos. Dado su cantidad y competencias, solo nombraremos las más conocidas. Una de las características que tienen estas agencias es el nivel de formación de sus oficiales, que tienen la mayoría estudios universitarios.

La Oficina Federal de Investigaciones o FBI, posiblemente la agencia policial más famosa de Estados Unidos, creada a principios del siglo XX, su ámbito de competencias abarca el combate contra el crimen organizado, secuestros, delitos ligados a la corrupción, robo contra bancos, contrainteligencia, contraterrorismo, etc. La agencia cuenta con unos diez mil agentes.

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El Servicio Secreto, cuyo origen data de mediados del siglo XIX, dentro del Departamento del Tesoro para combatir la falsificación de la moneda, evolucionó hacia una agencia especializada en la seguridad presidencial, de la Casa Blanca, legaciones extranjeras en Washington DC y protección VIP.

Cuenta con un cuerpo uniformado y su estructura es confidencial. Luego tenemos a otra agencia famosa y cargada de polémicas, la DEA (Drug Enforcement Agency o Agencia de Aplicación de la ley de Drogas), responsable de la lucha contra el narcotráfico tanto en el plano nacional como internacional, desplegando agentes de manera permanente en países de interés, especialmente en América Latina. La Oficina del Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego o ATF por sus siglas en inglés, es una agencia especializada en la aplicación relativa a la tenencia ilegal de armas de fuego, explosivos, mercado negro. Se hizo famosa en todo el mundo por el cruento asalto contra la secta de David Koresh en Waco, Texas en los 90.

El Servicio de de Patrulla de Fronteras y Aduanas o US Customs and Border Protection, responsable de aplicación de leyes federales respecto a la inmigración irregular, policía aduanera, seguridad fronteriza. Otra agencia famosa, por obra de Hollywood, es el US Marshall Service, responsable de la búsqueda de prófugos y quienes quebrantan órdenes judiciales federales, además de de brindar seguridad a magistrados federales, tribunales, protección de testigos. Es la agencia federal más antigua, fue creada en 1789. Cuenta con unos 10.000 oficiales.

Las agencias federales tiene distintas dependencias, por ejemplo del Departamento de Justicia depende el FBI y la DEA. Luego del 11 de septiembre de 2001, el gobierno federal creó el Departamento de Seguridad Nacional, del cual dependen los organismos dedicados a la protección de objetivos federales, fronteras, migraciones, ciberseguridad, contraterrorismo y la seguridad presidencial (Servicio Secreto).

Otros departamentos cuentan con agencias federales con funciones policiales, como los Departamentos de Transporte, Energía, Interior, etc, cuentan con agencias especializadas como el cuerpo de guardaparques, policía ferroviaria, etc.

Los estados federados cuentan con las llamadas “policías estatales”, de condado, y departamentos de policía a nivel municipal. Las agencias estatales, generalmente son responsables de la seguridad de edificios públicos determinados, gobernador, funcionarios del Estado, como cumplir diversas funciones específicas en apoyo a la Justicia y las agencias locales de policía.

Como ejemplo podemos citar los célebres Rangers de Texas, una división del Departamento de Seguridad Pública, siendo responsables de investigaciones especiales, inteligencia criminal, búsqueda de prófugos, auxiliar de la justicia penal, seguridad de juzgados. Las agencias estatales también cumplen funciones de seguridad en materia interjurisdiccional, como las famosas patrullas de caminos o Highway Patrol. Populares series de TV han inmortalizado estos cuerpos, como la serie “Ranger de Texas” con Check Norris o “Chips” con Erick Estrada, que representaba un oficial de la California Highway Patrol .

En Estados Unidos, 48 estados conservan en su organización territorial al condado, y por ende conservan la institución del sheriff, cuyas funciones varían según la ley o estatuto de cada estado. Las Oficinas del Sheriff cumplen funciones variadas que van desde ejecutar órdenes judiciales (arrestos, desalojos, notificaciones, cumplimiento de sentencias civiles, etc), seguridad de juzgados, administración y seguridad de instituciones penales/centros de detención, traslado de detenidos, policía de tráfico, investigaciones, aplicación de determinadas normativas (ley de protección de animales), investigaciones criminales, policía científica, patrulla, y funciones policiales tradicionales en áreas rurales. En los Estados, en las ciudades que no tengan su propio departamento de policía, por contrato pueden contar con los servicios de policía de la Oficina del Sheriff, como es el caso del Departamento del Sheriff del Condado de Los Ángeles. En Nueva York, las oficinas del Sheriff cuentan con medios aéreos, unidades caninas, equipo táctico tipo SWAT. En muchos estados, por ley el jefe de la Oficina es electo por voto popular, en otros es un funcionario designado.

Los Departamentos de Policía a nivel ciudades, están a las órdenes del alcalde y su organización y presupuesto están sujetos a la ciudad o municipio que los financia. Estos cuerpos, cuentan con sus propios sistemas de reclutamiento y formación. El número de efectivos varía según la ciudad y su número de habitantes, que van desde pueblos que cuentan con un puñado de oficiales, apoyados por el Departamento del Sheriff, pasando por cuerpos famosos como la Policía de Los Ángeles, con más de 10.000 efectivos o Nueva York, ciudad que cuenta con 50.000 oficiales.

Los departamentos policiales de cierta magnitud cuentan con equipos tácticos, como el SWAT de la Policía de Los Ángeles, creado en 1965, luego de los disturbios raciales de 1965. a lo largo y ancho del país existen con diversas denominaciones equipos especializados en rescate de rehenes, arresto de delincuentes peligrosos y hasta como pequeñas fuerzas contraterroristas. Una falencia es la existencia de unidades especializadas en desórdenes públicos, común en policías europeas y en América Latina. Esto tiene sus consecuencias a la hora de actuar sobre manifestaciones y llegado el caso situaciones más complicadas.

Los cuerpos policiales locales, han sido medianamente efectivos en la aplicación del concepto de policía de proximidad o policía comunitaria. La Ley de Control del Crimen Violento y de Policía, de 1994, ha incentivado este concepto y muchas agencias locales han buscado ayuda federal para consolidar este concepto.

obstante ello, la policía en Estados Unidos ha estado alejada de la comunidad civil, por las características de esta. Esto llevó que desde los 60/70 se intentaran diversas reformas, destinados a una mejor interacción entre oficiales de Policía y la ciudadanía.

La existencia de fuerzas locales, las hacía mucho más permeables a la corrupción, siendo un fenómeno de difícil erradicación. En los 70, se aceleró el proceso de cambios, en un intento de acercar la institución a la comunidad, mientras tanto surgían nuevos fenómenos delictivos, donde el rol de las agencias federales se hizo más visible, ante la imposibilidad de agencias locales de lidiar con problemas como el creciente narcotráfico, las pandillas, etc. A pesar de los cambios anunciados, las fuerzas policiales en Estados Unidos han sido objeto de cuestionamientos, especialmente por su relación a minorías, uso excesivo de la fuerza o gestión de determinadas crisis, como quedó de manifiesto los graves disturbios en la ciudad de Los Ángeles en 1992.

El 29 de abril de dicho año, dado un fallo judicial que favoreció a un grupo de oficiales de policía – todos ellos blancos – por propinar una paliza a un ex convicto de origen afroamericano. Los desmanes que duraron varios días en las barriadas pobladas por negros, hispanos, tuvieron daños multimillonarios.

Hubo saqueos, vandalismo, y caos. Esto requirió el despliegue de 8.000 oficiales de la Policía de Los Ángeles, 2300 de la Patrulla de Caminos, 560 de la Oficina del Sheriff, 7.000 agentes federales (FBI, ATF, Marshalls, etc), 7.000 guardias nacionales, 1.500 efectivos del Ejército y 1.500 marines. La intervención militar, fue consecuencia de la incapacidad de los oficiales de Policía de gestionar la crisis y la imposibilidad de responder a las bandas de pandilleros y criminales que operaban impunemente en los suburbios. La ciudadanía recibió gustosa la llegada de los soldados, pero el uso de fuerza “abrumadora” tiene sus consecuencias, no es lo ideal para el restablecimiento de la seguridad pública. Más de un observador especializado, al ver cuerpos especiales de las policías locales, que emplean tácticas del tipo militar para actuar contra bandas criminales, muchas veces tienen como resultado la aparición de víctimas no deseadas.

En más de un caso, los jefes policiales tienden a emplear sus unidades tácticas para misiones para las cuales no fueron creadas. Esto ha generado muchos incidentes, asimismo las prácticas empleadas en arrestos, también se ha comprobado un uso excesivo de la fuerza, que en más de una ocasión termina en muerte. La historia de abusos, agregándose el uso político cargado con altas dosis de oportunismo se tradujo en la desconfianza de sectores minoritarios hacia los cuerpos policiales. En tiempos de Obama, se formó una comisión para la reforma policial, con la muerte de Michael Brown en la localidad de Ferguson, estado de Missouri, cuyo alcance tuvo sus limitaciones.

Esto seguro tiene que ver con el peculiar modelo policial de Estados Unidos, por muchos ponderado, dado que existen departamentos policiales con recursos importantes en materia de entrenamiento, formación y tecnología, pero no es la regla en el país, sino que varía según la localidad.

En el Congreso de Estados Unidos, los demócratas preparan un proyecto de Ley, conocida como Police Act 2020, destinado a limitar el uso de la fuerza, prevenir abusos, programas de educación contra prejuicios raciales, transparencia, creación de un registro nacional para Oficiales problemáticos, impidiendo que personal se cambie de jurisdicción para seguir cumpliendo funciones policiales. Por otro lado la Casa Blanca trabaja en el suyo propio.

El debate es intenso en la política de Estados Unidos, siendo un ejemplo de ello la ciudad de Minneapolis, lugar donde murió George Floyd en manos de un oficial policial local, donde directamente el departamento de policía local tiene sus días contados. Que vendrá en su reemplazo aún no se sabe. Creemos que el pedido de disolver departamentos de policía y reemplazarlos por un modelo de “seguridad comunitaria” que nadie sabe bien a ciencia cierta de que se trata, pareciera ser en el fondo una cuestión ideológica. A nivel nacional en muchas ciudades, como en Pórtland, los alcaldes han impuesto limitaciones al uso de gases lacrimógenos y balas de goma ante manifestaciones. Estas reformas anunciadas tanto por republicanos como demócratas, nos recuerdan a la propuesta por Obama, antes citado, que terminó más siendo un bluff, que otra cosa para calmar ánimos.

A ello se agrega el estilo político de Trump, que con sus dichos no hizo más que avivar el conflicto, especialmente al amenazar con el uso de las Fuerzas Armadas, que legalmente en Estados Unidos, su empleo no es solo con decirlo, sino que existe una legislación bastante restrictiva al respecto.

El modelo altamente descentralizado está en crisis. Implementar reformas depende de la buena voluntad de millares de autoridades locales a lo ancho y largo del país, aparte del consenso de los Estados de la Unión. El gran número de cuerpos policiales impiden establecer patrones estandarizados de reclutamiento, instrucción, como también dificulta el control. El Reino Unido, “padre” de este modelo, en los 60 comenzó con una racionalización del centenar de cuerpos para reducirlos a 64, pero con un sistema de control muy particular que limita la injerencia política.

La centralización es un hecho con sus peculiaridades, en manos del Ministerio del Interior. En el caso de Estados Unidos, esto solo puede llevarse a nivel estatal, por ser un régimen federal, creemos que es preciso racionalizar las estructuras existentes. El gran desafío es el vacío existente, al no existir fuerzas intermedias, como en Europa (Guardia Civil, Carabineros italianos, Gendarmería Francesa), que obliga en caso de una crisis donde las policías se ven desbordadas a recurrir al estamento militar.

Estados Unidos es una sociedad compleja, la crisis del coronavirus, ha puesto en evidencia el nivel de vulnerabilidad social de las minorías, especialmente los afroamericanos, que más allá de haber tenido el país un presidente de este origen, existen divisiones, prejuicios y una realidad social difícil, que transforma a este grupo social en un factor de conflicto.

Muchos cuerpos policiales, más allá de lo que declaman los políticos y un marketing que nos muestra al sistema policial de Estados Unidos como una “panacea” a seguir, el incidente Floyd, deja al descubierto que las reformas estructurales nunca fueron llevadas a cabo. Somos escépticos que sean llevadas a cabo, estamos en tiempos de elecciones, los políticos buscarán una salida rápida al problema, que tendrá sus consecuencias en el corto plazo, y es posible que volvamos a tener un nuevo caso Floyd. Esperemos equivocarnos.

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