Fallece Raffaella Carrá, diva de la televisión y la música

La noticia la ha dado el que fuera su pareja Sergio Japino, que ha señalado en un mensaje: “Raffaella nos ha dejado, nos ha dejado. Se ha ido a un mundo mejor, donde su humanidad, su inconfundible risa y su extraordinario talento brillarán para siempre”.
Nacida como Raffaella Maria Roberta Peloni el 18 de junio de 1943 en Bolonia (norte de Italia), en 2016 “la Carrà” anunció emocionada en un programa de la televisión italiana que quería retirarse de la pequeña pantalla para pasar el testigo a las nuevas generaciones.
Explosiva, descarada y divertida, la diva italiana que sacudía su icónica melena rubia al ritmo de canciones como “Hay que venir al sur”, icono del espectáculo mucho antes de que llegara Madonna -recibió el Premio World Pride en 2017-, se hizo muy popular entre el público español en los años setenta, cuando presentó con gran éxito varios programas de televisión en España y América Latina.
Una artista precóz y diplomada
Artista precoz, participó en una película a los 9 años y con 10 se trasladó a Roma, donde comenzó a tomar clases de danza clásica. Se diplomó en Interpretación en el Centro Experimental de Cinematografía en 1960 y cinco años después viajó a Barcelona con la compañía de teatro Giulio Bosetti para participar en el Festival de Prosa Latina, con la obra de Diego Fabbri “Il seduttore”.
Por aquel entonces ya era muy conocida en Italia por sus apariciones en televisión y en musicales. En este país presentó programas como “Io, Agata e Tu” y a partir de 1983 el espacio que marcó historia, “Pronto, Raffaella?”. Realizó entrevistas y dirigió el programa de entretenimiento “Domenica in”, toda una revolución de la pequeña pantalla, y más recientemente había participado como “coach” en la versión italiana del programa “La Voz”.
En España, rodó en 1965 la película “El caballero de la rosa roja” y en 1968 intervino en “Comando del infierno”, película que hacía la número diecisiete en su carrera cinematográfica, si bien el mundo del celuloide no fue donde más brilló.