Glenn Arcos Molina: Retratos para cambiar el mundo

El fotógrafo y Licenciado en Diseño Gráfico Glenn Arcos Molina, nació en el hoy desaparecido campamento minero (pueblo o localidad minera del desierto chileno) de Chuquicamata el año 1973.

Su labor profesional abarca veinticinco años de cobertura fotográfica informativa en todos los ámbitos del norte chileno y el desierto profundo donde no faltan los profundos temas de la marginalidad y pobreza que todavía acechan la vida chilena de regiones.

Siendo corresponsal del periódico El Mercurio de Santiago en Antofagasta y norte de Chile ha trabajado además en diversas publicaciones nacionales e internacionales, siendo reconocido por su mirada aguda y reflexiva cargada de poesía. Muchas de sus piezas fotográficas han sido publicadas en varias publicaciones del planeta.

También ha trabajado con las principales agencias internacionales de noticias como EFE, AP, Reuters, France Press y en prestigiosas editoriales como Planeta, Alfaguara y Random House, en esta última como fotógrafo del escritor Hernán Rivera Letelier.

Arcos Molina, creció en Calama junto al río Loa empapándose de las historias y vivencias de los mineros del cobre y otros minerales en una ciudad y región postergada donde la simpleza del entorno camufla faltas de oportunidades permanentes.

Su conexión con este territorio adverso pero cargado de magia y encanto lograron un poderoso efecto sobre él siendo fundamentales en la construcción de su mirada artística y del relato fotográfico.

Tras concluir sus estudios de enseñanza básica y luego la enseñanza media en el prestigioso Instituto Obispo Silva Lezaeta de Calama, donde destacó en su período estudiantil en el área artística musical, cursó estudios superiores universitarios de Diseño Gráfico en la ya desaparecida Universidad José Santos Ossa.

En su período universitario culminado exitosamente con su graduación cimentó una carrera enfocada en la observación del entorno aplicada al diseño y donde la fotografía se transformó en una pieza de arte informativa cuando se hizo parte del equipo del diario El Mercurio en su sucursal antofagastina.

Fue becado por la Fundación de Periodismo Iberoamericano impulsada por Gabriel García Márquez, FPNI, para ir a cubrir la situación de marginalidad y pobreza en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, donde conoció y compartió con los pueblos originarios ayoreos y guaraníes, amenazados por el avance de las grandes corporaciones privadas económicas interesadas ávidamente en la explotación de las riquezas naturales del oriente boliviano y marcados dichos pueblos por la indiferencia de las autoridades locales.

Glenn Arcos: Ella miraba el paso del tren, en el medio del Salar de Bolivia.

El año 1990 marca el inicio de su carrera detrás del lente. Aunque esta vocación parte mucho antes cuando él tenía seis años y observa a su madre María Ignacia Molina Alcocer trabajar en fotografía durante la recesión económica sufrida en Chile durante la década de 1980.

Su madre, con su cámara Luxa 66 ayuda a su esposo y padre de Glenn a sostener la economía familiar en aquellos duros momentos sociales de la vida chilena.

Su padre, Hernán Arcos, fue un talentoso trombonista amante del jazz quien fuera incorporado por los funcionarios estadounidenses de las empresas mineras para ser parte de la banda Chilex.

Don Hernán fue reclutado a los catorce años por el Ejército de Chile dado su gran talento como músico. Gracias a ese talento musical llegó a la escuela militar y estudió música en el Conservatorio de la Universidad de Chile.

Hacia el año 1966 inicia su estancia en el norte chileno donde se quedará el resto de su vida formando una familia e impulsando la fundación de bandas de jazz y siendo parte de la Orquesta Sinfónica de Antofagasta.

La primera aproximación de Glenn Arcos hacia la fotografía fue en un laboratorio fotográfico dentro de un cuarto oscuro. Le enamoró ver la aparición de imágenes en blanco y negro sumergidas en el revelador.

Desde ese momento comenzó a vivir una serie de situaciones extremas donde el lente fue su único refugio. La pasión por la fotografía fue el pilar que lo mantuvo firme y le dio la fortaleza para enfrentar  distintas situaciones donde el temple es difícil de mantener.

Desde entonces Glenn Arcos se ha dedicado a documentar situaciones cotidianas con un lenguaje sencillo y mágico, según su definición, entregando valor donde otros no lo ven y retratando situaciones sociales complejas como las migraciones, la pobreza y la grave crisis social y sanitaria que vive la capital minera del mundo.

Ha montado varias exposiciones temáticas como el teatro, la marginalidad, la violencia y la majestuosidad del desierto.

Entre sus trabajos más destacados está la cobertura de un intento de motín en la cárcel de Antofagasta a principios de la década del 2000, hecho del cual una de sus fotografías dio la vuelta al mundo en diferentes medios de comunicación dando a conocer su nombre y talento más allá de las fronteras de la región de Antofagasta y de Chile.

Arcos Molina ha sido fotógrafo oficial de El Mercurio de Santiago desde el año 1996 hasta la fecha. En el año 2004 se transforma en académico de la Universidad Católica del Norte en la Escuela de Periodismo y electivos de formación profesional de Fotografía en la misma casa de estudios superiores.

Su obra ha sido expuesta en Antofagasta, Buenos Aires y Cuba, logrando captar la atención de los visitantes con la particularidad de las imágenes capturadas por su lente de la vida del norte chileno.

“La fotografía para mí es pasión que puede transformar comportamiento. Saber esperar y escoger el momento crucial es clave en la noticia.”