Jamaica: “Seis décadas de independencia”
El Minuto | Este país, famoso por sus playas turísticas, su música reggae y su exponente Bob Marley, pero tiene a cuestas una pesada herencia: pobreza, corrupción, criminalidad y una economía vulnerable. A sesenta años de su independencia del Reino Unido, el país caribeño, se plantea no solo cambiar su régimen constitucional, de monarquía a república, sino exigir reparaciones por los tiempos de la esclavitud y expolio colonial.
Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro | Director de Diario El Minuto para Argentina
Jamaica, es una isla del Caribe, de 10.990 Km2, una población de 2.973.462 personas, siendo la inmensa mayoría afrodescendientes. Estamos ante un país con elevados niveles de pobreza. Naciones Unidas ubica a Jamaica en el Índice de Desarrollo Humano, en el puesto 101 de 196 países. La isla antes de la llegada de los europeos fue poblada a partir del 4.000 a.C, pero poca evidencia existe de los primeros pobladores. Hacia el siglo VIII, llegaron los taínos, quienes entraron en contacto con los europeos en el siglo XVI. En 1494, Cristóbal Colón descubrió la isla. La presencia efectiva española se inició en 1509.
La población aborigen prácticamente quedó extinguida, por las enfermedades y la esclavitud. Esto llevó a importar esclavos africanos en reemplazo de las poblaciones locales. Un puñado logró refugiarse en el interior, para luego mezclarse durante el dominio británico con africanos fugitivos de la esclavitud. En 1655, los ingleses llegaron y se apoderaron de la isla por la fuerza. Los españoles abandonaron sus posesiones y esclavos, que formaron comunidades conocidos como “cimarrones”. La ciudad de Port Royal, se convirtió a instancia de los ingleses en un centro de piratería muy activo. En 1692, un terremoto destruyó aquel centro de piratas, convertida además de una verdadera “Sodoma y Gomorra” del Caribe, y generar miles de víctimas en todo el país.
La economía local prosperó gracias al azúcar, café y algodón, producidos por mano de obra esclava, sometida a un trato brutal. Esto desencadenó en el siglo XVIII varias rebeliones. En el siglo XIX, el Parlamento británico tomó cartas en el asunto de la situación de los esclavos, por medio de una ley prohibió el uso del látigo, los castigos a mujeres, un día de descanso y el derecho a la instrucción religiosa. La asamblea colonial se opuso tenazmente a los cambios. En 1807 fue abolida la trata de esclavos. En 1831 estalló la Guerra Bautista, liderada por el pastor Sharpe, que tuvo como consecuencias duras represalias de los colonos blancos. En 1834, el Reino Unido prohibió la esclavitud que se hizo efectiva definitivamente en 1838. La escasez de mano de obra en las plantaciones llevó a los británicos a importar trabajadores asiáticos.
Las epidemias costaron miles de vidas, lo que pone en evidencia la existencia de una vida precaria de los afrodescendientes. La población blanca, una minoría que detentaba todo el poder político y económico. Solo los propietarios tenían representación en la cámara legislativa de Jamaica, dejando excluida de cualquier tipo de representación a la población afro. Esto llevó a nuevas tensiones como la Rebelión Morant Bay de 1865, sofocada brutalmente por el gobernador británico John Eyre, que le costó su cargo por su accionar. Su sucesor John Peter Grant, introdujo algunas mejoras sociales, logró convertir al país en Colonia de la Corona y desde 1872, el gobierno se instaló en la actual ciudad de Kingston.
La pobreza siguió siendo un mal endémico en Jamaica, lo que se tradujo en el siglo XX en la formación de los primeros movimientos políticos y el surgimiento desde 1930 del movimiento Rastafari, de carácter religioso, que veían en el antiguo emperador etíope Haile Selassie (que antes de ser emperador era “ras” o príncipe con el nombre Tafari Makonnen, de ahí el nombre “rastafri”) como un líder que iba a promover el retorno al África.
Este movimiento marcó la cultura local y tuvo una fuerte inserción en los sectores más pobres. Los años 30, fueron testigos de disturbios y problemas sociales. Los británicos, crearon una comisión, que abrió las puertas para que, a partir de 1944, fuera creado un parlamento electo por sufragio universal, quedando la política en manos de dos grandes partidos, el Laborista y el Nacional. En 1958 el país se integró a la fallida Federación de las Indias Occidentales.
Tendencias centrífugas, por localismos, desavenencias, en relación a la instalación de la capital del nuevo estado, terminaron con el experimento patrocinado por Londres, y Jamaica en 1962, obtuvo la independencia. El régimen adoptado fue el sistema parlamentario conservando a la reina Isabel II, como jefa de estado del flamante estado.
La independencia. Bipartidismo. Pobreza y corrupción.
Los primeros años de la independencia, la política estuvo en manos del Partido Laborista, siendo el primer jefe de gobierno independiente, su líder Alexander Bustamante. Los años de bonanza gracias al turismo y la bauxita, generaron elevados niveles de crecimiento económico, pero que no se traducía en mejoras sociales. Las tensiones estaban a la orden del día, lo que llevó al ascenso de Michael Manley, del Partido Nacional del Pueblo, de tendencia socialista. Este líder – blanco – llevó a cabo al ser electo primer ministro en 1972, cambios en la política exterior del país, abiertamente favorable de los No Alineados, pero sin chocar con Estados Unidos y Gran Bretaña. En el plano interno llevó a cabo la reforma agraria, cambios en legislación social, promoción de igualdad de la mujer, viviendas populares.
En materia económica, fue claramente intervencionista. Su acercamiento en lo discursivo a Cuba, le generó dolores de cabeza con el FMI y los Estados Unidos. Esto afectó seriamente la economía del país, muy vulnerable a los precios internacionales de la bauxita. En las elecciones de 1982, triunfó el conservador Eduard Seaga, estuvieron marcadas por la violencia con un saldo de 700 muertos. También este personaje era blanco, una situación muy peculiar en un país mayoritariamente afrodescendiente. El discurso de Manley en la oposición se moderó, que permitió su regreso al poder en 1989, siendo jefe del gobierno, hasta que en 1992 un cáncer le causó la muerte
En los años 90, se introdujeron cambios destinados a desregular la economía, liberación del mercado de cambios, inversiones en infraestructura y mejoras en el sistema de seguridad social. La violencia política que tanto afectó al país en los 70, disminuyó, manteniéndose elevados niveles de violencia criminal. Desde hace largo tiempo, el narcotráfico es un serio problema, agravándose por la ubicación del país, cercano a grandes centros de producción de América del Sur y el gran “mercado” de Estados Unidos.
La política desde la independencia, ha estado marcada por la alternancia entre el conservador Partido Laborista o JLP y el socialdemócrata Partido Nacional del Pueblo o PNP. Desde las elecciones de 2020, el primer ministro es Andrew Holness, conservador del JLP. En su gestión ha tenido que lidiar con la crisis COVID, que afectó seriamente al país por la caída del turismo (con 4 millones de visitantes anuales), uno de los pilares de su economía, que generó más de 50.000 despidos. Otro serio problema es el crecimiento de la violencia por parte de pandillas, gracias a la facilidad al acceso al mercado negro de armas y el narcotráfico.
El país se rige por el sistema de Westminster, donde el rey Carlos III de Gran Bretaña, es el jefe de estado, representado por un gobernador general. El gobierno efectivo recae en el primer ministro, líder del partido o coalición que obtenga la mayoría de la Cámara Baja del Parlamento, renovada cada cinco años. En los últimos tiempos, los líderes políticos son favorables al establecimiento de una república, en el marco de una suerte de revisionismo histórico. Durante la visita del príncipe Guillermo, este se manifestó públicamente en un discurso, condenando la esclavitud, en un intento de promover cierto acercamiento, ante el creciente interés de romper lazos constitucionales con la corona británica. El establecimiento de un régimen republicano en Barbados, en 2021, abrió las puertas para que otros países del Caribe, tomaran el mismo camino. Bahamas, Antigua y Barbuda, anunciaron referéndums para dicho cambio. El gobierno de Kingston, manifestó abiertamente su intención de llevar ese cambio dentro de un plazo relativamente corto.
A ello se suman las voces exigiendo una reparación por parte de Gran Bretaña sobre los años de la esclavitud y la pesada herencia colonial recibida en varios países del Caribe, han ido creciendo, y con la muerte de la reina Isabel II, este reclamo está cobrando cada vez más fuerza. Jamaica tiene que lidiar con una creciente violencia criminal, siendo la más alta del Caribe. La presencia de pandillas vinculados al narcotráfico, han llevado al país a la necesidad de depurar su fuerza policial, impulsar cambios y movilizar las fuerzas militares en apoyo a la policía en tareas de seguridad. La corrupción policial y los abusos de dicha institución es un serio problema a resolver.
La creciente violencia de grupos criminales en los suburbios de Kingston, llevó al gobierno a decretar el estado de emergencia en reiteradas oportunidades, lo que ha permitido detenciones sin orden judicial, que motivó el cuestionamiento de la Corte Suprema, que impuso limitaciones a este tipo de declaraciones. El poder de las organizaciones criminales, han llegado a tal nivel que la prestigiosa ONG Freedom House en su informe 2021 sobre Jamaica señalaba Las poderosas organizaciones criminales pueden influir en los votantes que viven en áreas bajo su control. Estas organizaciones han utilizado la intimidación u otras tácticas para garantizar una alta participación electoral de determinados candidatos o partidos a cambio de favores políticos; hubo informes dispersos de tal actividad en las elecciones de 2020.
Jamaica debe lidiar con el tráfico de armas, estimándose que entre 200/300 armas vienen vía Haití por mes. Esto motivó a la introducción de un programa patrocinado por las Naciones Unidas (Reducing Small Arms and Light Weapons Joint Programme), conocido como SALIENT con un presupuesto de US$ 70 millones, previéndose que, desde diciembre de 2022, esté plenamente operativo, pero existen pruebas pilotos en varios puntos del país. El ministro de seguridad de Jamaica Dr. Horace Chang, afirmó que las pistolas y revólveres son las armas que se recuperan con mayor frecuencia, pues los delincuentes las prefieren por su flexibilidad, facilidad de llevarlas ocultas, precio y acceso a municiones, reconociendo la gravedad del problema del mercado negro de armas portátiles. Los últimos años, el país ha liderado las tasas de homicidios en la región del Caribe, con una tasa promedio de 49.4 cada mil habitantes en 2021. En los años anteriores esta tendencia se mantuvo, situándose entre los primeros países más violentos de la región.
La lucha contra la corrupción, un mal endémico en el país, impulsó una serie de cambios legales y la creación de organismos especializados. Los lazos entre los políticos y el crimen organizado, es de vieja data. La Justicia, no se ha visto afectada tanto como sectores políticos, por la corrupción, pero la falta de personal y recursos afecta seriamente el funcionamiento de la justicia criminal.
En materia económica, el impacto de la pandemia ha sido duro. La pobreza trepó a más del 23%, el desempleo se mantiene en un orden del 8%. El gobierno conservador está llevando acciones para impulsar la economía centrado en una importante baja de impuestos, transferencias monetarias a 500.000 jamaiquinos pobres, subsidios a empresas y el sector agrícola, como mecanismos de estímulo. Esto ha tenido un impacto positivo en la recuperación de la economía, especialmente del golpeado sector turístico. Las expectativas en torno a esta lucrativa industria en 2022, es atraer unos 2.9 millones de turistas, generando ingresos por US$ 2.9 mil millones. Tengamos en cuenta que el sector servicio representa más del 60% del PIB. A pesar del optimismo de los informes del Banco Mundial, estamos ante un país desigual, donde la riqueza está en manos de una minoría, los descendientes de los antiguos propietarios de plantaciones y mestizos. La población afrodescendiente está afectada por la pobreza. La indigencia alcanza a más de 15.000 personas y los sectores pobres gastan más de la mitad de sus ingresos en alimentos. Estos encarecen por la inflación y por los costos asociados, dado que en gran parte deben importarse, a pesar de los subsidios y ayudas del estado. El acceso a la educación, también es otra limitación, dado que la gratuidad no está garantizada en todos los niveles.
Jamaica cumplió seis décadas de vida independiente. La política nacional ha estado marcada por dos grandes partidos que se alternan en el poder. El dominio colonial británico, dejó un país condicionado por la minería de la bauxita y sus derivados, acusadas desigualdades sociales. La geopolítica colocó al país en el drama del narcotráfico, gracias a la corrupción local, los escasos medios para combatir este flagelo, los niveles de marginalidad, crearon condiciones para la aparición de organizaciones que controlan barriadas pobres de la periferia de Kingston. La corrupción viejo mal que corroe a las instituciones, afectó seriamente a la policía, lo que llevó al empleo de las Fuerzas de Defensa – militares – para operaciones antidrogas. El país sigue afectado por los problemas de subdesarrollo, con una fuerte dependencia del comercio externo orientado hacia Estados Unidos, y una economía que precisa reducir su fuerte dependencia del turismo y la bauxita. El crecimiento del republicanismo, es ante la falta de liderazgo de la corona británica, limitada a un rol protocolar, pero que no ha impulsado acciones de acercamiento a los ciudadanos de Jamaica, como guardar silencio por la violencia esclavista y colonial de otros tiempos. Es muy probable que el gobierno de Kingston siga los pasos de Barbados y se convierta en república, rompiendo, aunque sea formalmente con el último vestigio del colonialismo británico.
