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La Argentina inmoral

En el mes de enero, hubo denuncias en medios de comunicación, sobre el uso discrecional de vacunas Sputnik V, destinado a militantes políticos y funcionarios municipales, en un contexto de escases de vacunas para el COVID 19, y ante una gestión carente de estrategia clara al respecto.

Por: Jorge Alejandro Suárez Saponaro | Director de Diario El Minuto Argentina


Pero en este mes de febrero, finalmente de la mano de un personaje de triste antecedente, pero con fuerte influencia en círculos del gobierno del Dr. Alberto Fernández, el periodista Horacio Verbistky, salió a la luz una verdadera “cadena de favores” en el cual personajes allegados al gobierno, y especialmente al ex ministro de Salud, Ginés González García, acceso a la vacuna contra el COVID, por parte de personas, que no están incluidas en el plan de vacunación. El escándalo, dio la vuelta al mundo.

El escándalo puso en evidencia la existencia de una infraestructura, sobre la cual, el Ministro de Salud saliente, González García, facilitaba el acceso a las vacunas Sputnik V, un bien muy escaso, dado los problemas de abastecimiento del país proveedor, Rusia, a los allegados del gobierno.

En los medios de comunicación masiva, por declaraciones de personal de salud involucrado, entre ellos el director del Hospital Posadas – reconocido nosocomio en el Gran Buenos Aires, dependiente del gobierno federal – sobre la existencia de un lugar para vacunar en el propio Ministerio de Salud, cerca de las oficinas del titular del citado organismo. El Diario La Nación, señaló que el ministro González García, reservó nada menos que 3.000 vacunas para los allegados al gobierno.

La lista de los “elegidos”, sumaron unos 70, pero parece que hay muchos más. Esto incluye ministros, entre ellos el de Economía, Guzmán, de 38 años, secretarias privadas, amigos de funcionarios, dirigentes sindicales (como el caso de Moyano, líder de camioneros, que discrecionalmente y por su propio criterio, se vacunó, a contrario lo que indican los protocolos y disposiciones). El ex presidente Eduardo Duhalde, también fue vacunado, junto a su esposa e hijos, además de su secretario privado de toda la vida.

En un audio radial, el ex presidente, señaló que aprovechó la oportunidad ofrecida, agregándose que fue vacunado en su casa – delivery de vacunas VIP – pero que él hubiera preferido la Pfizer. Una reflexión por cierto poco feliz. El ministro de Hábitat, Jorge Ferraresi, también se vacunó, a pesar de estar fuera de las prioridades fijadas por el Plan de vacunación, el ex gobernador de la provincia de Buenos Aires, el incombustible Daniel Scioli, devenido en embajador en Brasil, representantes argentinos ante el Fondo Monetario Internacional, etc.

El escándalo desatado el 19 de febrero fue desatado por alguien ligado al gobierno, el periodista Verbitsky, que en medios radiales dijo “Decidí vacunarme. Me puse a averiguar en dónde hacerlo.

Llamé a mi viejo amigo Ginés González García. […] Me dijo que tenía que ir al hospital Posadas.

Cuando estaba por ir, recibí un mensaje del secretario de Ginés que me dijo que iba a venir un equipo de vacunadores del Posadas al Ministerio y que fuera allí a darme la vacuna”, Tener un amigo así, ¿para qué tener enemigos no? Este salvavidas de plomo, hundió al González García, cuya gestión de la pandemia y el tema vacunas, era un rotundo fracaso. Basta ver sino lo que pasa en Chile, donde lleva una campaña con 3 millones de personas vacunadas.

El ex intendente, Granados, del partido de Ezeiza, localidad a media hora de la Ciudad de Buenos Aires, justificó que su esposa, se vacunara, por el hecho de estar expuesta, al repartir ayuda, no obstante, no estar en la categoría de personas prioritarias o de riesgo.

El presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, antiguo crítico de Cristina Fernández de Kirchner, según denunció la presidente del PRO, Patricia Bullrich, había utilizado sus influencias para vacunar a sus padres y suegros (solo la suegra de Massa es médica, por ende estaría encuadrada para ser vacunada, pero los otros familiares, no).

La vacunación de los familiares de Massa fueron, según el Diario La Nación, los días 22 y 26 de enero, varios días antes, que se hiciera formal la vacunación para mayores de 70 en la provincia de Buenos Aires (a partir del 30 de enero) Massa, hace unos meses dio lecciones de moral, a un diputado, un impresentable del oficialismo, que en la sesión virtual de la Cámara baja, pudo observase

con escenas obscenas con su pareja. El presidente de la Nación, fuera de la realidad, desde su visita en México, descargó las culpas en el periodismo. Ahora viene la otra escena del este drama, la construcción del relato, para justificar lo que no tiene justificación alguna. Incluso subió la apuesta, al mejor estilo del viejo kirchnerismo, criticó con dureza a los fiscales que tomaron nota de las denuncias, calificando estas acciones de payasadas.

Es más indirectamente justificó porque en los vacunados había personal “estratégico”- Los medios de comunicación, cuestionaron duramente el jefe de Estado, como la ministro de Salud entrante, Carla Vizzotti, dado que personajes tan cercanos como el secretario general de la Presidencia Julio Vitobello y al portavoz presidencial Juan Pablo Biondi, así como el secretario privado del presidente, Nicolás Ritacco, fueron vacunados. La justificación, era por preservar la salud del Presidente. Pero se olvidaron de un detalle, este estaba vacunado de antes.

Por ende, solo buscan justificar acciones, más que cuestionables. Pero las críticas de los principales medios, residía que dado la cercanía de los personajes citados, los más altos niveles del gobierno no pueden justificar desconocimiento.

Los delitos que recaen sobre el ex ministro González García, según las presentaciones judiciales en etapa de investigación; abuso de autoridad, incumplimiento de los deberes de funcionario público y malversación de caudales públicos La jueza federal interviniente María Eugenia Capuchetti, a pedido del fiscal Dr. Eduardo Taiano, ordenó una serie de allanamientos en el Ministerio de Salud de la Nación y el Hospital Posadas. La nueva ministra de Salud, Carla Vizzoti, rechazó de plano que existiera un vacunatorio VIP, sino que era una situación puntual.

Una situación, donde discrecionalmente un grupo de funcionarios, decidió disponer de bienes públicos, saltándose los planes previstos y con criterio arbitrario.

Agregándose el hecho que estamos ante un bien escaso y que para muchos recibirlo, es una clara diferencia entre la vida y la muerte. Un detalle que la Sra. Ministra omite, como los aplaudidores de turno, de medios afines a la actual gestión.

Los medios nos inundan todos los días sobre nuevos detalles del “Vacunatorio VIP” y un listado de personajes que buscan justificarse. Lo más terrible, las fotos de militantes políticos, muchos de la Agrupación La Cámpora, la poderosa organización juvenil del kirchnerismo (para algunas una suerte de oficina de empleo para jóvenes militantes, eso cuenta la leyenda), sacándose fotos con la señal de la V de la victoria, cuando eran vacunados.

Esos jóvenes, por su estado de salud y edad, carecen de riesgo de muerte en caso de contraer COVID 19, por ende no les cabe otro rótulo, que de oportunistas. El palabrería relativo a la justicia social y la solidaridad (siempre con bolsillo ajeno, claro está), se fue por el retreta a la hora de recibir la vacuna salvadora.

Estos días hemos observado la peor de las miserias humanas, una suerte de “sálvense quien pueda”, que siempre se ve reflejado en crisis como esta, pero para peor, en manos de personajes, que más de uno se ha cansado de dar lecciones de moral.

Son los dirigentes de una conducción política nacional, que sin estrategia alguna, hundieron al país en un régimen de “cuarentena” el más largo del mundo, o uno de los más largos, con un cierre de negocios, empresas y generando una sangría económica, además de un fracaso en la contención efectiva de la pandemia, que se llevó a más de 50.000 vidas.

No solo eso, fuimos testigos de localidades donde se impusieron toques de queda, hubo claras violaciones a los derechos humanos, con casos resonantes en la provincia de Tucumán, como el crimen de Luis Espinoza.

Otros casos, como del padre que no pudo a ver su hija agonizante de cáncer, por los estúpidos permisos impuesto por autoridades locales. La chica murió esperando un abrazo de su padre.

A ello se agregó que durante el trayecto, el padre Pablo Muse, obligado a conducir cuarenta horas y con escolta policial, no pudo llegar a ver a su hija Solange.

Esos “pícaros” que se apoderaron de las vacunas que el pueblo argentino les pagó, fueron los artífices, de un régimen que permitió que el mundo se conmoviera con el caso Abigail, con un padre al rayo del sol, también pos las regulaciones al margen de la Constitución, por decisión de gobernadores, devenidos en pseudo dictadores, en nombre de la salud. La imagen del padre llevando a la niña en andas, y esta llorando de dolor.

Por cierto, el presidente no estaba parece enterado del tema y no se dijo nada. La Secretaría de Derechos Humanos, parece que ese día no pagó el abono de la televisión y no pudo ver las noticias.

La lista de insultos a la ciudadanía, sigue, como el caso de la Provincia de Formosa, donde un grupo de periodistas tuvo que recurrir a un amparo ante un magistrado federal, para que la policía local, convertida en guardia fronteriza, los dejará pasar y el país viera, como ciudadanos, por ser sospechosos de tener COVID eran enviados a centros privados de su libertad, detenidos como si fueran delincuentes.

Incluso ciudadanos pobres, esperaron meses acampando en el límite interprovincial (las provincias no tienen fronteras como quieren hacernos creer los caciques políticos de turno, sino límites intejurisdiccionales, la frontera es un ámbito geopolítico que colisionan intereses de dos Estados).

Hubo un caso de un joven que murió ahogado, en el río Bermejo, al intentar cruzar para ver a su familia. La Corte Suprema ordenó que se deje ingresar a los vecinos de Formosa que estaban fuera de la provincia.

Pero el gobernador Gildo Insfrán, que según algún político bastante conocido, es el mejor del país. Vaya, no quisiéramos saber cómo será el peor.

Insfrán fiel a su costumbre, impuso su diktat, de encerrar en cuarentena a todos aquellos que ingresaran a su provincia, mezclando muchas veces personas sanas con enfermas, en condiciones sanitarias deplorables. La sentencia de la Corte federal, es papel mojado en la “república de Formosa”.

En un país con cierto sentido común que respete la Constitución, incurre en desobediencia y por ende debe intervenirse la provincia para restablecer la ley, derechos y garantías de la Constitución. Pero en Argentina, el sentido común, es un bien que muchas veces es muy escaso, especialmente en los sectores políticos.

El gobierno de los científicos deja al país en su primer año de gobierno con un 47% de pobres, pero como un mantra nos dicen que la culpa la tiene el ex presidente Mauricio Macri y el COVID 19.

Nadie duda del impacto negativo de la pandemia, esto es un fenómeno global, pero cabe recordar que aquí el presidente no cree en los planes, y ha hecho que la cuenta, la paguen los sospechosos de siempre: jubilados y el sector privado.

Ahora se viene un impuesto extraordinario a la riqueza, estimándose una recaudación de US$ 2.000 millones, que vaya saber a dónde irán a parar. Bueno, generalmente a eficientes gobernadores como Insfrán, que tiene los índices de pobreza y mortalidad más altos del país.

Parece que décadas de ayuda federal, no fueron suficientes y otros gobernadores, que destinan para sostener enormes administraciones públicas, para tener garantizado, máquinas de votar y una aceitada red clientelar.

Incluso esta voracidad, lleva a que la “opulenta” Ciudad de Buenos Aires, le sea quitado parte de fondos de coparticipación, para pagar salarios a policías de la Provincia de Buenos Aires. Lo que dice la Constitución al respecto, parece no importarle al oficialismo.

La falta de moral impide a muchos individuos tener conciencia del daño generado. No cabe duda que estamos presentes ante una casta política que se cree superior al resto de la sociedad. Por eso las subas de dietas y salarios de funcionarios, en un contexto de crisis, donde muchos apenas tienen para subsistir. Las prioridades de la clase política, es mantenerse en el poder como sea y a costa de quién sea. La aparición de este tipo de fenómenos aparece en sociedades con niveles bajos de educación y cultura, y una profunda crisis de valores.

En estos últimos días, falleció el ex presidente Carlos Menem, posiblemente uno de los grandes exponentes de la falta de moral en la política, y protagonista de una Década Infame (en recuerdo a, período 1930-1943, de gobiernos conservadores, sostenidos por el fraude y tiempo de grande escándalos de corrupción, que terminó con el golpe de 1943, y el advenimiento del peronismo).

Los 90, sentaron las bases para muchos males y la pauperización de un amplio sector de la sociedad, que quedó rehén de planes sociales y estructuras clientelares.

Los intereses mezquinos de la política miraron para otro lado ante las víctimas de los atentados terroristas contra la mutual judía AMIA o la Embajada de Israel, la Tragedia de Once (accidente ferroviario con medio centenar de víctimas) y otros tantos incidentes, como la muerte del fiscal federal Nisman, todo ligado a la corrupción y ese lado tan oscuro que impide que la Argentina, pueda romper con las cadenas del subdesarrollo y la pobreza.

El escándalo de las vacunas, puso en evidencia, a qué punto tan bajo ha caído la política en Argentina. La leyes y normas, son solo para los “tontos “(giles como decimos los argentinos), para la lógica de los irresponsables que se vacunaron “saltándose la fila”.

El quedarse con una vacuna que no le corresponde, implica condenar alguien que si la precisa a terminar a un respirador en un callejón donde generalmente no hay salida (quienes hemos visto a nuestros seres queridos en esta dramática circunstancia sabemos muy bien lo que implica ver esa imagen) o poner en riesgo un recurso crítico, que es el personal de salud, vital en estos momentos dramáticos.

Estas son crónicas de la miseria humana que pulula en Argentina. El Congreso Constituyente de 1854, que sentó las bases de la Argentina Moderna, y que sacó al país de la sombra del caos y el odio, dejó un mensaje para posteridad. El Congreso sólo tiene que hacer una recomendación a sus compatriotas: Una solo recompensa que pedirles en premio de sus desvelos por el bien común.

En nombre de lo pasado y de las desgracias suplidas les pide y aconseja: obediencia absoluta a la Constitución que han jurado. Los hombres se dignifican postrándose ante la ley, porque así se libran de arrodillarse ante los tiranos.

El cumplimiento de las leyes y el respeto a los derechos y garantías, son el seguro que tiene una sociedad para no caer en manos de castas, que pueden llevar a la nación a la ruina.

Si la sociedad olvida estos hechos, no condena con severidad y castiga en las urnas a los responsables de estos hechos lamentables, no cabe duda que está sentenciada a vivir en la pobreza y mediocridad.

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