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Leningrado: un sitio brutal sometiendo a sus habitantes a las más duras pruebas

Para evitar que los nazis tomaran Leningrado, las tropas soviéticas la rodearon y trataron de ocultar y camuflar sus edificios más representativos. En la imagen, tanques del Ejército rojo en 1942.

El 1 de septiembre de 1941 comenzaba sobre Leningrado – actual San Petersburgo – un sitio brutal que duraría 900 días, sometiendo a sus habitantes a las más duras pruebas. La tragedia de Leningrado, es un ejemplo de heroísmo colectivo.


Por:  Jorge Alejandro Suárez Saponaro | Director Diario El Minuto Argentina


La llamada “Revolución de Octubre” de 1917 significó que la antigua San Petersburgo, una hermosa ciudad que en estos tiempos atrapa a millares de turistas, obra de Pedro El Grande, zar de todas las Rusias, fundador de la ciudad en 1703, que deseoso de modernizar y occidentalizar su imperio, no dudó a costa de millares de víctimas, dado las condiciones de trabajo y las características de la zona donde erigió la nueva capital imperial.

La ubicación de la ciudad no era en vano, dado que Rusia durante siglos buscó “ventanas” hacia el mar. Luego de la caída del zar Nicolas II, la ciudad se convirtió en Petrogrado, para luego convertirse en Leningrado, en honor a Vladimir Lenin, líder de la revolución de 1917, muerto en 1924. Su importancia política, no era como antaño, dado que la capital política de la Unión Soviética era Moscú.

La ciudad era un importante centro industrial y desde punto de vista militar era asiento del importante distrito militar del mismo nombre y asiento de la Flota roja del Báltico con sede en la histórica base naval de Kronstadt.

La Guerra de Invierno, entre Finlandia y la Unión Soviética, puso en evidencia, las falencias del sistema de abastecimientos y racionamiento para la población civil. Las relaciones entre la ciudadanía, y los representantes locales del partido comunista y el gobierno municipal, no eran las mejores.

Hitler, erigido en dictador efectivo de Alemania. La Unión Soviética identificó claramente las intenciones alemanas, por ello lanzó una política de presión sobre los países bálticos para crear una suerte de “franja” de seguridad contra las vulnerables fronteras soviéticas. El régimen germano en el marco de su política agresiva, de manera pragmática buscó una política de acercamiento con el régimen de Moscú, para tener las manos libres sobre Polonia, y para posteriormente poder librar la guerra contra Francia y el Reino Unido.

Hitler y su alto mando sabían las consecuencias negativas de una guerra de dos frentes, que sería funesta para Alemania, evitando repetir, los errores de la Primera Guerra Mundial. En 1939 nació el llamado Pacto Ribbentrop Molotov, donde Alemania obtenía libertad de acción sobre Polonia, asimismo la Unión Soviética tendría acceso sobre los despojos de Polonia y sobre los países Bálticos (Estonia, Letonia, Lituania y Finlandia).

El 1 de septiembre de 1939, luego de la crisis polaca, estalló el conflicto, y tras varias semanas de lucha, Polonia se hunde ante las nuevas tácticas germanas. La Unión Soviética ocupó territorios del este de dicho país.

Desde ese momento, ambos países tendrían una frontera común. Moscú se confió que el tratado de 1939 era una herramienta para ganar tiempo y contener al expansionismo alemán. Se sabía que entre los planes de Hitler era librar la “lucha contra el bolchevismo” y destruir la Unión Soviética, por ende tarde o temprano el choque armado sería inevitable. Pero se pensaba que este no sería en el cercano 1941.

La Operación Barbarroja y la invasión germana a la Unión Soviética

La invasión alemana a la Unión Soviética, fue sin declaración de guerra o muestra de hostilidad previa. Stalin tardó dos semanas en hablar a la población soviética, mientras la avalancha alemana avanzaba rápidamente hacia el interior el del pais. Leningrado estaba a 800 kilómetros de la frontera, lo que daba una falsa sensación de seguridad. Recién el 27 de junio de 1941, cinco días después de la invasión, las autoridades de la ciudad adoptaron medidas para la movilización de la ciudad. Los habitantes habían acumulado bastantes víveres en sus casas. El decreto de movilización de la ciudad, prohibió el acopio de víveres bajo severas penas.

La invasión en las primeras semanas era una tragedia, los soviéticos perdieron gran parte de su numerosa – y también obsoleta – Aviación de combate. Miles de soldados soviéticos murieron o cayeron prisioneros. Las pérdidas eran de vértigo. Los mandos soviéticos se replegaron, en un intento de organizar una defensa eficaz ante la guerra móvil alemana. El grupo de ejército Norte de las fuerzas alemanas, en poco tiempo recorrió una distancia que acercó peligrosamente a la ciudad de Leningrado. El general Pavlov responsable de hacer frente al grupo de ejércitos norte de von Leeb, envió al matadero a millares de soldados con unidades con serios problemas de equipamiento y organización. El 8 de julio de 1941, los alemanes capturaron Pskov, a tan solo 250 km de Leningrado.

En dos semanas la bien organizada maquinaria de guerra germana había ocupado importantes espacios de la Unión Soviética. A pesar de lo que muchos creen, los alemanes movilizaron recursos de lo más variopinto para apoyar a las unidades móviles, que fue una pesadilla logística.

Pero no cabe duda que, supieron explotar la desorganización de su enemigo y la falta de una rápida respuesta por parte de Stalin. Los cambios en materia de las directivas estratégicas de Hitler, tuvieron repercusión en las fuerzas germanas. El avance se hizo mas lento y en varios sectores tuvieron una creciente resistencia y mejor organización de las unidades soviéticas.

Hacia el mes de septiembre, el accionar de los partisanos, las bolsas de resistencia soviética y los problemas logísticos, unido a una definición clara de los objetivos alcanzar, generaba serias dudas por parte del Alto mando alemán sobre el éxito de Barbarroja.

El rápido avance alemán los llevó a las puertas de la ciudad de Pedro El Grande, y los habitantes de Leningrado vivieron directamente el hostigamiento por tierra y aire, ocasionando numerosas víctimas e innumerables daños materiales. La línea de frente estaba a tan solo 15 kilómetros de las afueras de la ciudad. El 9 de octubre la ciudad vecina de Tijvin, cayó en manos alemanas, luego de una tenaz resistencia soviética.

El cerco era una realidad y la ciudad estaba aislada del mundo. Los intentos de abastecerla a través del Lago Ladoga fueron infructuosos, rápidamente los ataques aéreas frustraron los intentos de transportar víveres por medio de gabarras. El cerco trajo aparejando el hambre.

Imágenes: Así fue la heroica resistencia del sitio a Leningrado ...

La ciudad sufrió un fuerte bloqueo por parte de Adolf Hitler por su ubicación estratégica para invadir la Unión Soviética. | Foto: Sputnik Nóvosti


El duro invierno, la imposibilidad de contar con combustible, llevó a que muchos perdieran la vida congelados en sus propias viviendas. Los servicios públicos fueron limitados al extremo. La radio, el periódico y el teléfono operaban por escasas horas. La desesperación llevó al Consejo Militar del Frente de Leningrado a explorar nuevas alternativas. Stalin torpemente había impedido la construcción de una carretera o mejor dicho un camino alternativo para superar el obstáculo de lago Ladoga.

La orden vino tarde, pero mientras tanto una expedición formada por un grupo de voluntarios, entre ellos glaciólogos y un caballo famélico, cruzaron el lago helado, a fin de marcar un camino hacia Ladnevo. La desesperación llevó al envió de un convoy con camiones, de los cuales una parte se perdieron engullidos por el lago, al quebrarse el hielo ante el paso de los automotores.

La carretera alternativa movilizó a hombres, mujeres y menores de edad. El frío, la falta de alimentación, el hostigamiento de los bombardeos y la falta de equipo adecuado (no contaban con bulldozer o medios mecánicos importantes, salvo un puñado de tractores), terminaba con los trabajadores agotados y más de una ocasión muertos por las duras condiciones. El tiempo apremiaba, la sombra de una muerte masiva por inanición se asomaba en la ciudad de Leningrado.

El horror del Asedio es una realidad

Los de partido comunista local, municipal y militar (Zhdanov, Popkov, y Popov) tenían ante sí una terrible tarea. Los pedidos de ayuda, eran en vano. Moscú estaba sitiada también Solo mensajes de aliento y nada más. En medio del hambre, el frío y la muerte, los trabajadores continuaban como podían en las fábricas, Oficinas y otras tareas intentando mantener cierto nivel de actividad.

Los habitantes de Leningrado vivieron situaciones de horror. Además de la guerra, tenían que luchar contra el hambre. Quienes hacían trabajos que requerían un esfuerzo físico recibían 600 gramos de pan al día, los trabajaddores estatales 400. Los demás civiles, 300. En la imagen, obreros de la fábrica Kirov.

Los habitantes de Leningrado vivieron situaciones de horror. Además de la guerra, tenían que luchar contra el hambre. Quienes hacían trabajos que requerían un esfuerzo físico recibían 600 gramos de pan al día, los trabajaddores estatales 400. Los demás civiles, 300. En la imagen, obreros de la fábrica Kirov.


El 6 de diciembre las cuadrillas terminaron la “carretera” que conectaba la ciudad sitiada con Zaborie, que permitía el empleo de camiones de manera muy limitada, por las condiciones del terreno (zona de bosques y pantanos). Los camiones debían cruzar el mar helado con sus enormes riesgos.

El 9 de diciembre las tropas del general Merentskov recuperaron la vital Tijvin. A pesar de la victoria, la muerte costó la vida de millares en Leningrado. Quienes debían enterrarlos, dado sus pocas fuerzas, terminaron los cuerpos en fosas comunes, dado que no había fuerza para identificar y dar una sepultura adecuada.

Quienes morían en las casas, pasaban largos días hasta que vecinos y familiares podían ir a recuperarlo. La situación sanitaria era extrema, dado que por el accionar de los bombardeos, las red cloacal no fue reparado con sus consecuencias. Solo el frío intenso, impidió mayores tragedias. Ratas, gatos, perros, pájaros, caballos famélicos eran atrapados y usados como alimento. El hambre llevó a situaciones realmente desesperadas, como comer el papel de los libros, derretir el pegamento para usarlo en la sopa, hojas secas se empleaban como caldo.

Incluso se habla de escenas de canibalismo con los cuerpos de los infelices cuya muerte los sorprendía en las calles. Esto era considerado un delito y severamente sancionado. Se estima que unos 1.500 ciudadanos fueron detenidos y castigados por ello.

El instituto de ciencias local, realizó estudios para hacer nuevas “comidas” con cosas inimaginables. Entre ellos una pasta sobre la base de ramas de árboles, trituradas con turba y sal….Otras innovaciones fue la gelatina en base a los intestinos de las ratas…

El cerco brutal buscaba quebrar la moral de los habitantes de la ciudad y eso lo hicieron saber los alemanes por millares de octavillas lanzadas desde el inicio del asedio. Los hospitales eran otros centros del horror. Un médico de esa época recordaba que solo recetaban bromuro de sodio bajo distintos nombres, como un placebo. Los pacientes literalmente morían entre sus inmundicias en habitaciones donde la temperatura era bajo cero por ausencia de calefacción.

 

Médicos y auxiliares de salud estaban tan débiles como los pacientes. En este clima apocalíptico, los teatros funcionaban como podían. La Dra Tamara Yevtushenko, titular de la Cátedra de Rusia en el Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata, oriunda de San Petersburgo (Leningrado en tiempos soviéticos) nos comenta El 9 de agosto de 1942 la ciudad sitiada organizó un concierto de la 7 Sinfonía de Shostakovich. Karl Eliasberg consumido por el hambre, dirigió a la orquesta. La importancia simbólica de este concierto fue tremenda. El compositor Dmitry Shostakovich había residido en Leningrado, dónde comenzó a trabajar en su 7 Sinfonía durante el 1 mes del asedio.

Él la dedicó a su ciudad natal, en marzo 1942 la partitura completa fue lanzada a la ciudad sitiada desde un avión militar especial. La orquesta había vuelto a reunirse con una idea en la mente: transmitir a los hambrientos habitantes de Leningrado, que sobrevivían sin electricidad, ni calefacción, un sentimiento de dignidad y valor.

Los alemanes se habían jactado de que capturarían la ciudad el 9 de agosto y de que celebrarían la victoria en el hotel Astoria de Leningrado. La fecha para el estreno de la 7 Sinfonía fue, por tanto, elegida deliberadamente. La citada académica, por vivencias familiares, tuvo como testigo de primera mano a su propia abuela de los días del “Asedio”.

Nos comenta lo siguiente Mi abuela sobrevivió el sitio de Leningrado, muchos familiares cayeron allí en Leningrado sitiado. Cuando era pequeña, le pedía contarme a mi abuela del sitio, pero rara vez lo hacía. Una vez me mostró un trocito de pan, una porción diaria de comida. No fue un pan, fue un pequeño pedacito de aserrín.

Lo guardaba en el armario. Me lo mostró y rápidamente de vuelta puso en el estante del armario que seguro guardaba más objetos de la ciudad sitiada. En el invierno de 1941, la ración diaria de pan de muchos habitantes de la ciudad era de tan sólo 125 gramos. En aquella época se revelaban lo mejor y lo peor de la gente- (los saqueos, el canibalismo). La gente hervía correas de cuero para obtener gelatina o pegamento aromatizado.

En aquella época tenía yo pocos años, no podía analizar y comprender de que se trataba. Era la lucha contra el hambre, que destruyó a las familias enteras. Sin embargo me quedó grabado todo que me contó ella, y era suficiente para no olvidarlo nunca. Ya se fueron todos de mi familia ¡Qué Dios les dé Paz en el Cielo! Se quedó viva la abuela de mi marido. El 27 de enero la solíamos visitar con un ramo de flores.

Nos recibía llorando y no hablamos de tema. Festejamos ese día en silencio en el entorno familiar con lágrimas en los ojos.

El jefe del partido comunista local, Zhdanov, para incentivar a los chóferes de camiones a ser más audaces, estableció un premio para quienes hicieran la mayor cantidad de viajes. Cabe destacar que los camiones estaban en un estado lamentable como sus conductores. Por otro lado, el sistema ejecutaba a quienes promovían el mercado negro. Como todo sistema totalitario, no solo pagaba los “platos rotos” los culpables, sino que la mancha se extendían a toda la familia.

La presión militar era una realidad y los primeros tres meses de 1942, los ataques alemanes cobraron tres mil vidas. El sistema de defensa civil y emergencia local estaba colapsado. Los incendios continuaban hasta que se consumía la última ceniza. La moral se mantuvo, a pesar de las escenas diarias de muerte, el mercado negro y otros abusos, como la corrupción, donde líderes políticos tenían privilegios a la hora de las raciones, uso de electricidad, etc.

A finales de 1942, el gobierno soviético decidió evacuar parte de la población, dado que se habían establecido rutas alternativas – insuficientes para abastecer de bienes esenciales – que permitia pensar en la evacuación de un millón de sitiados. Las personalidades importantes eran evacuados vía aérea, otros en camiones, e incluso a pie. Muchos tenían asignado alojamiento y lugar de trabajo, otros quedaron librados a su propia suerte. La evacuación redujo la población en un tercio, lo que facilitaba de alguna manera la distribución de víveres y bienes. Los alemanes desplegaron fuerzas. Especiales en la carretera helada en el lago Ladoga para sabotear el abastecimiento.

Llegó un momento en que morían 3.000 personas al día de inanición, luego 15.000, 25.000… No había fuerzas para enterrarlas. Y como Stalin desconfiaba de Leningrado, por su tradición librepensadora e independencia intelectual, incrementó la represión a la ciudadanía durante el asedio. En la imagen, el frente de Leningrado en septiembre de 1941.

Llegó un momento en que morían 3.000 personas al día de inanición, luego 15.000, 25.000… No había fuerzas para enterrarlas. Y como Stalin desconfiaba de Leningrado, por su tradición librepensadora e independencia intelectual, incrementó la represión a la ciudadanía durante el asedio. En la imagen, el frente de Leningrado en septiembre de 1941.


Fueron contrarrestados por tropas soviéticas, pero fue una señal de alarma. Los bombardeos se incrementaron sustancialmente, los alemanes estaban atrincherados en Mga, que les permitía controlar un área conocida como “corredor de la Muerte”.

La vital localidad de Tijvin, siempre estaba amenazada por caer. Las autoridades de la ciudad promovieron el cultivo de hortalizas, limpieza de calles, reparación de estaciones de bombeo de agua, uso de la turba para las centrales eléctricas y la construcción de una línea férrea hasta el Lago Ladoga. En este último caso, esta obra tuvo éxito. En cuanto al desarrollo de huertas no tanto.

El Lago Ladoga, espejo de agua de 17842 km2, en un sector controlado por los finlandeses, como consecuencia de la ofensiva de 1941, fueron creadas bases navales. Dicho lago, fue escenario de combates entre lanchas torpederas, operaciones anfibias para el control de islas clave en el Lago.

A partir de 1942, se sumaron alemanes e italianos. Las operaciones duraron hasta 1942, cuando las embarcaciones fueron retiradas. A pesar del resultado mediocre de las operaciones del Eje en la zona

En noviembre de 1942, la situación seguía siendo crítica. El Asedio le costó más de 640.000 vidas a la ciudad, un millón fue evacuado y los que quedaron vivían como podían. Tengamos en cuenta que las autoridades no solo eran responsables de dar de comer a los civiles, sino también a 200.000 defensores del Ejército Rojo y la Flora Roja que también quedó “embotellada” en la “Ciudad Heroica”.

En esos momentos, Hitler lanzó una nueva directiva estratégica, teniendo como objetivos los campos petrolíferos del Cáucaso, la posteriormente célebre Stalingrado y la propia Leningrado. La épica victoria soviética de Stalingrado, el canto del cisne para la guerra relámpago germana, no impidió que el sitio se rompiera.

No obstante ello el traslado de tropas alemanas a los puntos críticos del frente del Este, debilitó la presencia germana en la zona, lo que impulsó al llamado “Frente del Voljov” (comandado por el general Kirill Meretskov) a presionar para poder romper el Asedio. Así nació la Operación Iskra, en ruso chispa, para liberar la ciudad.

En 1943, caía en manos soviéticas la localidad de Schlüsseburg, que estuvo controlado por los alemanes desde 1941 y era uno de los puntos clave donde se sostenía el sitio sobre la ciudad. Todo el año 1943 se centraron en los preparativos para la expedición de Socorro a la ciudad sitiada. El frente del Este se derrumbaba para los alemanes y sus aliados ante la avalancha victoriosa soviética. La derrota de Kursk, en 1943, significó la pérdida definitiva de Alemania de la iniciativa estratégica.

El fin de la pesadilla

En enero de 1944 fue liberada la ciudad de Mga, lo que abrió las puertas a la liberación de Leningrado de sus sitiadores. Las fuerzas alemanas opusieron una resistencia tenaz y organizada, pero la superioridad soviética era incontestable, el III Reich estaba en retirada. En los alrededores de la ciudad se libró la batalla de Krasny Bor, donde participaron voluntarios españoles encuadrados en la llamada División Azul. La gran ofensiva soviética incluyó duros combates con las tropas finlandesas, que se replegaron a las fronteras de 1940.

El 29 de enero de 1944, las localidades de Liuban y Chudovo fueron recuperadas por el Ejército Rojo. Leningrado volvía a estar conectada con Moscú. El 27 de enero, el secretario del partido comunista local, Zhdanov, anunció el fin del asedio. La gente salió a las calles a festejar. No cabe duda que el sitio de Leningrado es prueba de heroísmo colectivo, reconocido en un emotivo mensaje dado por el entonces presidente de Estados Unidos Franklin D. Roosvelt y posteriormente por el propio gobierno soviético que otorgó la Medalla de Lenin, a los patriotas que resistieron los 900 interminables días de asedio.

Stalin, dado que la dirigencia comunista local, casualmente no era afecta su liderazgo, mantuvo una postura obstruccionista, e incluso incrementó la represión política durante el asedio. Zhdanov, murió aparentemente de un paro cardíaco en 1948, incluso algunos historiadores, consideran que su muerte estuvo rodeada de misterio, dado que era candidato a suceder al propio Stalin, puesto que se disputaban personajes como el siniestro Beria y Malenkov.

Stalin culparía de la muerte de Zhdanov a los médicos del Kremlin y a “conspiradores” sionistas. El partido comunista local, con la muerte de Zhdanov, siguió siendo objeto de purgas y persecuciones. Líderes representativos fueron fusilados y 2.000 personas deportadas, la mayoría al universo del gulag.

En los Juicios d Nuremberg, el Asedio no fue olvidado, y el diario de una joven soviética Tatiana Sávicheva, muerta con apenas 14 años como consecuencia del hambre y miseria vivida, fue utilizado como elemento de prueba en dicho proceso contra los más altos responsables del III Reich.

El drama del Asedio lleva a que el grueso de las familias de San Petersburgo, tengan una víctima o sobreviviente de aquellos días aciagos. Vladimir Putin, presidente ruso, tiene un hermano que murió de hambre con apenas un año de edad.

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