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Los hititas: una civilización olvidada

El Minuto | En la actual Turquía, se desarrolló hacia el siglo XIV a.C. la civilización hitita. Durante mucho tiempo, su existencia solo se limitaba a citas bíblicas. Pero en el siglo XIX con el desarrollo de la Arqueología, el mundo supo, que aquellos misteriosos hititas de la Biblia, existieron, y había construido una magnífica civilización.

Por Jorge Suárez Saponaro | Director de El Minuto en Argentina

En 1736, en la localidad turca de Ivriz, fue identificado por primera vez, arte rupestre hitita, pero recién en el siglo XIX, por medio de los llamados viajes arqueológicos, fueron identificadas inscripciones en hitita, en la zona de Homs, la actual Siria.

Entre 1832-1835, en el pueblo de Bogazkoy, fueron descubiertas las ruinas de la capital hitita, Hattusas. En 1887, el descubrimiento de las cartas de Tell el Amarna, en Egipto de intercambio diplomático, puso en evidencia de la existencia del rey de Hatti, citado por los príncipes sirios y cananeos vasallos del faraón Egipto. Incluso fue hallada la carta del rey hitita Supiluliuma, felicitando al faraón Akenatón por su ascenso al trono.

En 1908 una serie de excavaciones por Wrinckler de la Sociedad Oriental Alemana, encuentra numerosas tablillas, muchas de ellas en lengua acadia, bien conocida en dicho año por los expertos, donde salieron a la luz los nombres de los reyes hititas, coincidiendo con las descripciones egipcias, incluso fue hallado el célebre tratado de paz entre Ramsés II y el rey hitita Hattusil III, siendo el más antiguo antecedente del derecho internacional.

El checo JB Hrazný, en 1915, comenzó a identificar elementos gramáticos de la lengua hitita, arribando a la misma conclusión que el historiador noruego Knudtzon en 1902, que los hititas usaban una lengua de origen indoeuropeo. Alemanes y turcos, han sido los principales responsables en las excavaciones y trabajos arqueológicos, con importantes hallazgos, que permitieron en gran parte reconstruir la historia del antiguo imperio hitita.


  La Biblia y los descubrimientos modernos de los hititas


Los orígenes de los hititas ha sido objeto de controversias, dada la escasa documentación previa al período conocido como “Reino Antiguo”. Los expertos, si están de acuerdo, que el reino hitita fue producto de la influencia o invasión de un pueblo indoeuropeo, sobre la base de un grupo pre existente, que algunos denominan “asiánicos”, de los cuales solo hay evidencia arqueológica. El doblamiento del área donde se desarrolló el “mundo hitita”, es de vieja data, destacándose el yacimiento de Çatal Hüyük, que data aproximadamente 6500-5600 a.C. Este asentamiento urbano, basado en la agricultura extensiva y ganadería.

Este asentamiento tuvo un período creativo que paulatinamente comenzó a declinar, lo que evidencia que nuevas fuerzas se hicieron presentes en la zona. Hacia el 2300 a.C., una fecha eminentemente arqueológica, es considerada clave, por la presencia de nuevos elementos en Anatolia, que coinciden con una serie de destrucciones y cambios en Siria y Palestina.

Los archivos de la colonia comercial asiria de Kanish, reflejan la existencia de importantes cambios en la zona, lo que todo indicaría la presencia de los hititas, dado que su idioma es empleado por las elites locales de la zona.

Trescientos años después, los archivos asirios, ponen en evidencia la existencia de nombres propios emparentados con elementos hititas, protohititas o emparentaos (nesitas), como también levitas y hurritas. Estamos ante ciudades – estado, con fronteras restringidas, y la situación política pareciera ser inestable.

La situación en el período aludido es compleja y conflictiva, por las pugnas entre los distintos principados y señoríos, en el llamado País de Hatti, como se conocía en los textos antiguos. Las tablillas asirias de Kanish, hablan de Anitta, rey que conquistó Hattusas e impuso cierto grado de control sobre los otros principados.

La existencia de este personaje, ha sido objeto de debate, pero que la tradición hitita, lo mantendría, resaltando sus hazañas. Hacia el 1800 a.C, el comercio asirio en la zona decayó, para posteriormente desaparecer.

Se inició un período de oscuridad, y la única fuente documental, es el llamado rescripto de Telepinu, con listas de reyes deificados, destacándose la figura de Labarna, personaje de características, para muchos del tipo mítico. Hacia el 1800 a.C. el comercio asirio en la zona decae y la colonia comercial de Kanish fue arrasada.

A partir de este momento, no hay documentación de la época y comienza una etapa oscura, hasta el inicio del llamado período del Reino Antiguo, fechado aproximadamente en el 1650 a.C, hasta el 1430 a.C. La base documental de este período viene del citado rescripto de Telepinu, la res gestae del rey Hatusil I, como de las descripciones de las ofrendas dadas por los reyes hititas a los dioses.

Los hititas remontan sus orígenes a los reyes Labarna y Hatusil, siendo el vínculo entre ellos objeto de debate entre los historiadores, pero para un sector académico, el rey Labarna, existió alrededor del 1680 a.C., junto a una reina, denominada Tawananna, en cuanto al vínculo con Hatusil, no queda claro su vínculo, dado que los escritos hititas, lo llaman “el hijo del hermano de Tawananna”.

Hatusil I, a pesar de la visión idílica, tuvo que hacer frente a rebeliones y tensiones internas, pero no obstante ello, el reino hitita inició un proceso de expansión, destacándose su victoria sobre los hurritas y la expansión de la influencia hitita hasta el Mediterráneo. Su sucesor, Mursil I, llevó a cabo las ambiciones de su antecesor, la conquista del reino de Alepo, lo que abrió las puertas al control del norte de Siria.

Pero su gran victoria militar, fue el ataque y saqueo a Babilonia, fechado hacia el 1595 a.C, para luego dejar la ciudad en manos de los casitas del reino de Hanna. Esto es otro punto de controversia para los historiadores, dado la distancia entre las tierras del país de Hatti con Babilonia, y las razones que pudieron haber impulsado a Mursil I, a llevar a cabo, semejante operación militar.

Es altamente probable, que dicha maniobra, tuviera como finalidad envolver a los reinos hurritas, abriendo un flanco hostil en el sur, con los aliados casitas dueños, gracias a los hititas de la rica ciudad de Babilonia.

La gloria de Mursil, no duró mucho tiempo, fue asesinado por su cuñado Hantili hacia el 1590 a.C en una conspiración palaciega. El país de Hatti se sumergió en una crisis política, con reyes débiles, que duró cincuenta años, con disturbios e incursiones de los hurritas y los pueblos gasga, grupos tribales del norte de Anatolia, del cual poco se sabe actualmente, pero que nunca pudieron ser sometidos por los hititas.

La crisis política continuó hasta el ascenso al poder de Telepinu (1525-1500 a.C), que accedió al trono de manera irregular. Su llegada al poder, la situación de la región no es para nada alentadora para los hititas. Es el tiempo del ascenso del reino hurrita de Mitanni.

Una de las principales medidas que toma Telepinu, es el dictado de un rescripto, donde establece la lista oficial de reyes desde los orígenes del reino, mecanismos para la sucesión del trono, con el objetivo de terminar con décadas de inestabilidad política e intrigas. Asimismo fortaleció la figura del “panku” suerte de asamblea de notables, convertido en una suerte de instancia judicial. Dado que hasta ese momento, sus funciones no estaba bien definidas.

El rey Telepinu llevó a cabo una serie de campañas, que le permitió restablece el orden dentro del propio reino, como también someter a estados vecinos, como la confederación Hassuwa, en Anatolia occidental, alcanzó un tratado con el poderoso estado hurrita de Kizzuwadna. Telepinu, murió sin dejar descendencia masculina, lo que abrió las puertas a nuevos conflictos.

La falta de documentación, deja en las sombras la historia hitita, tiempo que coincide con el ascenso del poder de Mitin, que se traduce en una fuerte influencia hurrita en la zona e incluso se cree que en Abusas hubo una dinastía de origen extranjero, hasta la llegada del rey Tudaliya IV, que también es objeto de discusión, sobre su origen – algunos sostienen que era hurrita – y que aparece en un período poco conocido de la historia hitita, pero la evidencia disponible, indicaría que este monarca llevó a cabo luchas contra los gasga y el reino de Alepo, al cual derrota.

El predominio de Mitanni, tuvo su final en manos del faraón Tutmosis II, en 1451 a.C., lo que permitió el renacimiento del mundo hitita nuevamente, tras largos años de influencia hurrita e inestabilidad. La llegada al trono de Supiluliuma (1375 a.C), significó la aparición del llamado “imperio hitita” En tiempos que era príncipe, llevó a cabo expediciones militares para poner orden en las fronteras, lo que le dio gran influencia en el ejército, lo que ayudó sin ninguna duda al ascenso al trono. A diferencia de sus antecesores y siguiendo el ejemplo de hurritas y egipcios, concentró el poder en sus manos como monarca absoluto.

Sus conflictos con Mitanni, derivaron en dos guerras, que permitió la expansión del imperio, con la incorporación de nuevos estados vasallos e inclusive reducir al otrora poderoso Mitanni, como estado tributario. Dicho reino estaba en el marco de un conflicto dinástico, donde los hititas apoyaron a uno de los bandos en pugna. En Anatolia conquistó el reino de Arzawa (en manos de un pueblo emparentado con los hititas, los luvitas).

Los intereses hititas entraron en colisión con los egipcios en Siria, pero Amenofis IV (Akenatón), optó por no intervenir directamente, sino por medio de terceros actores, como el príncipe de Amurru, Abdi Azirta, quién pronto se desentendió de Egipto, e inició una política independiente, que terminó cuando pretendió apoderarse de la ciudad estado fenicia de Biblos, vasallo de Egipto. Allí murió en circunstancias oscuras, terminando con el intento de Amurru, de romper con los egipcios, pero Aziru, sucesor de Abdi Azirta, se acercó a los hititas.

Durante el reinado de Tutankamón, en Egipto, la política de este país sobre Siria, pasó a segundo plano, pero las tensiones se mantuvieron, especialmente por el interés egipcio de recuperar el estado vasallo de Qadesh, ahora en manos hititas. La viuda del joven farón egipcio, ante su intempestiva muerte, le solicitó al rey hitita, que le enviara uno de sus hijos para casarse. En el viaje, el príncipe Zannanza, murió asesinado. Esto fue aprovechado por Ay, personaje de la corte de Akenatón, para hacerse con el trono, y entrar en conflicto con los hititas.

En la batalla de Qadesh, los egipcios son derrotados. Pero esta victoria, no pudo ser explotada por Supiluliuma, que murió de viruela en 1348 a.C., enfermedad que trajeron los prisioneros egipcios desde Siria. Dejó detrás un imperio extenso, pero con fronteras difíciles de controlar, que fue un serio desafío para su sucesor Mursil II, luego de un breve reinado de su hermano mayor Arnuwanda II.

Los inicios como rey fueron difíciles, ante la constante amenaza de los gasga, las belicosas tribus norteñas, que logró contener. Los asirios fueron contenidos también, y logró mantener el orden de los siempre díscolas principados sirios. En el plano interior, se supo de conflictos entre el rey y la antigua reina, esposa de su antecesor, denominada Tawananna, conflicto que terminó en el exilio de esta.

El rey Muwatalli II, (1295 a. C.-1272 a. C), tuvo que hacer frente al ascenso del poderoso faraón egipcio Ramsés II, que logró incorporar a la esfera de influencia egipcia al reino de Amurru, que derivó en un enfrentamiento abierto entre hititas y egipcios en la famosa batalla de Qadesh, que a pesar que las fuentes egipcias hablan de un gran triunfo, pareciera que la victoria en el plano estratégico fue hitita, dado que mantuvo el status quo en la zona.

La etapa final del reinado de Muwatalli, se caracterizó por las tensiones con Asiria. Su sucesor Uhri Teshub, entró pronto en conflicto con Hattusil, hermano del rey muerto y poderoso gobernador.

Los intentos de relegarlo y quitarle poder e influencia, terminó en una sublevación liderada por Hattusil, que tomó el poder en 1289 a.C. La tensión con Egipto estaba latente, el poderío asirio era una realidad. Los acuerdos con el rey casita de Babilonia Kadashman – Turgu, no tuvieron resultado práctico y el estado vasallo de Hanilgabat, fue perdido en manos asirias.

Esto obligó apelar a una hábil diplomacia, siendo el hito más importante el tratado de paz suscripto con Egipto en 1284 a.C. En dicho acuerdo, se estableció un pacto de no agresión, el ceso de hostilidades, defensa mutua, reconocimiento de ambos tronos, y el establecimiento de relaciones amistosas entre Hatti y Egipto. Este antecedente, hoy adorna un sector del edificio de Naciones Unidas en Nueva York.

En el intercambio epistolar entre ambos monarcas, cabe destacar el rol de las reinas Pudukhepa (vale destacar que no fue un matrimonio forzado como Hattusil III, sino una rara excepción en la época, sino que fue un casamiento por amor entre los cónyuges) y Nefertari, esposa de Ramses II.

En Siria, aparece un nuevo actor de peso, los arameos, y en la Mesopotamia, los hititas recuperan Hanigalbat en manos asirias. Victoria efímera, dado que el rey asirio Salmanasar I, invadió los territorios al este del Éufrates, venciendo a los hurritas y sus aliados hititas.

Tudhalya, sucesor de Hattusil III, tuvo que lidiar con el expansionismo asirio, los conflictos en la propia Anatolia, ante la aparición de un pueblo conocido como ashkhiyawa, que para más de un autor, son los aqueos. El rey hitita llevó a cabo la conquista del reino de Alashiya, que ocupada parte de Chipre.

Este reino convertido en vasallo, era un actor importante, por ser el proveedor de minera de cobre. A pesar de estos hechos, el imperio hitita está en su etapa final, su sucesor Arnuwanda III (1209 a. C. a 1207 a. C), no se sabe mucho, pero si se tienen elementos que permiten saber que la situación en las fronteras eran delicadas y la situación interna se estaba deteriorando., dado que el este y suroeste del imperio se independizaron definitivamente. Su sucesor y último rey, fue Suppiluliuma II, hermano del anterior La documentación encontrada en Ugarit, pone en evidencia que se vivían tiempos muy difíciles, e incluso se habla de hambrunas.

En el templo de Karnak, hay inscripciones que reflejan el envío de trigo al país de Hatti. La situación en el Mediterráneo, está por cambiar drásticamente, dado que el reino vasallo de Alashiya, se pide a Ugarit, que prepare su defensa, ante una inminente crisis. La historia refleja la existencia de la primera batalla naval, ocurrida en 1210 a.C. En el marco de esta severa crisis, el reino hitita, logró imponer el orden en los principados sirios y derrotar una fuerza naval chipriota.

Los conflictos internos, la fuerte dependencia de la ayuda de los estados vasallos, terminaron con el reino hitita. La llegada de los llamados “Pueblos del Mar” una violenta invasión, que terminó con muchos estados antiguos. Esta conmoción fue documentada por los egipcios, que tuvieron que hacer frente a la amenaza, que la derrotaron, en manos del faraón Ramsés III.

La capital Hattusas, fue destruida, tal vez no por los pueblos del mar, sino por los frigios, además de las invasiones de los gasga. Las circunstancias que rodearon la caída del reino hitita, no han sido aclaradas aún. La otrora poderosa capital hitita, fue abandonada e incendiada, para luego quedar sepultada y perdida en la historia, hasta su descubrimiento en el siglo XIX. El destino del último rey hitita se desconoce, algunos creen que murió asesinado durante el saqueo.

El mundo hitita, sobrevivió en una serie de principados en el norte de Siria, pero empleando un lenguaje luvita – hitita, pero manteniendo las tradiciones del antiguo reino, especialmente en materia artística y cultural. El más célebre de estos estados fue Karkemish, al que hacen alusión las fuentes antiguas, especialmente asirias.

El poder alcanzado es importante, en razón al monto de los tributos pagados a los asirios, como su influencia que llegó hasta la misma Palestina, como citan los textos bíblicos. Estos estados neohititas estarán en conflicto con los arameos, que aprovecharon el caos derivado por los Pueblos del Mar, para consolidar su presencia en la región de Siria – Palestina. En el siglo VIII a.C., los estados neo hititas son incorporados al imperio asirio y las fuentes antiguas dejarán de mencionarlos. Pasarían varios siglos, para que nuevamente la Historia descubriera esta misteriosa civilización, los hititas.

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