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Los Kalash, un mundo perdido en Pakistán

Pakistán, uno de los países más densamente poblados del mundo, está compuesto por seis grupos étnicos principales, que constituyen el 94% de la población, y otras muchas minorías. El pueblo Kalash está entre estas minorías y, durante casi 2.300 años, han mantenido su identidad, sus ritos y costumbres e, incluso, su propio idioma, el kalasha.


El término Kalash significa “Hombre fiel a la costumbre”. Siendo uno de los últimos pueblos chamánicos del mundo, esta civilización está en peligro de extinción y, para ser protegida, merece ser conocida por el mayor número posible de personas.

Historia y Origen del Pueblo Kalash

El pueblo kalash vive en el noroeste de Pakistán, en la frontera con Afganistán, concretamente, en el Hindu Kush, región montañosa con profundos valles que posee los picos más altos de Afganistán y Pakistán, los cuales se elevan a más de 7.500 metros. La zona forma parte de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, en el Distrito de Chitral.

Según la creencia local, con su piel blanca y sus ojos claros, los Kalash son los descendientes de un pueblo de Oriente Medio o de los soldados de Alejandro Magno, que dominaron la región en el siglo IV a.C. Perseguidos por los musulmanes, que se referían a ellos como kafires o infieles, el pueblo Kalash se refugió en tres valles deshabitados, Rumbur, Bumburet y Birir, donde aún hoy siguen viviendo. Este aislamiento ha favorecido el mantenimiento de su religión y sus tradiciones.

La Vida Cotidiana del Pueblo Kalash

La comunidad Kalash se define por dos conceptos que contradicen los valores del Islam, religión oficial de Pakistán: el lugar de la mujer en la sociedad y el consumo de alcohol. Fundada sobre la base de una sociedad patriarcal, las mujeres Kalash todavía disfrutan de ciertas libertades, como la de no llevar el velo. Su vestimenta tradicional consiste en un vestido negro bordado y adornado con un tocado. El divorcio no es un tabú y se acepta tanto para la mujer como para el hombre.

Las relaciones son libres y un simple baile puede sellar la unión de una pareja. Sin embargo, la mujer no puede ser heredera y tiene como única propiedad sus propias joyas. Los hijos de la familia comparten propiedades como el establo, la tierra, el rebaño y la casa de los padres.

Los Kalash, aplastando las uvas con los pies y fermentándolas en tinajas, producen su propio vino. También son conocidos como grandes amantes del vino.

La comunidad Kalash está históricamente compuesta por rancheros y agricultores. Los hombres cuidan del ganado mientras las mujeres cultivan los campos. En la actualidad, cada vez más hombres van a trabajar a Chitral, regresando sólo los fines de semana.



La artesanía es una ocupación exclusivamente femenina. Antiguamente el tejido, el bordado y la cestería se utilizaban con fines personales pero, desde hace algún tiempo, las mujeres Kalash venden sus creaciones a los turistas que los visitan.

Ritos y creencias Kalash

El pueblo Kalash es politeísta. Todas las deidades tienen un papel concreto y, junto a la naturaleza, tienen un lugar predominante en la vida espiritual y cotidiana de esta etnia pakistaní. Los principales dioses son Khodaî, el creador dotado de la facultad de ubicuidad, Balumain, guía del pueblo Kalash, Sajigor, el protector de los rebaños, Mahendéo, el dios de la familia, y la diosa Djestak, que representa la vitalidad del pueblo. Aparte de las divinidades, las hadas, los espíritus de la naturaleza y los espíritus de los antepasados son una parte integral de la adoración del pueblo Kalash.

En las aldeas Kalash, es posible encontrar “bashali”, una casa donde las mujeres deben aislarse durante su menstruación pues, durante esos días, son consideradas impuras. También se quedan allí durante el parto y tienen que permanecer encerradas durante 20 días, tiempo que pasan leyendo o cosiendo y son alimentadas por sus familias que dejan la comida en el umbral de la puerta.

La vida cotidiana del pueblo Kalash está animada por varias celebraciones, por ejemplo, Joshi, el festival de primavera. Esta festividad se celebra en mayo, marca el comienzo de la trashumancia y es el momento en el que el pueblo Kalash se pone en las buenas manos de las hadas, que son las dueñas y guardianas de los pastos de la montaña.



Durante el Joshi, se reza para garantizar la protección de los animales domésticos y para obtener una buena cosecha. En el primer día de la celebración, conocido como Chir Pi o “Día de la Leche”, todos los niños nacidos desde el último Joshi son purificados con leche mientras que a las mujeres se las purifica con humo de enebro. Los “kasis”, guardianes de la tradición, narran la historia, la cultura y las leyendas kalash en medio de una multitud. La música, los cantos y las danzas rituales marcan la ceremonia, resultando un momento de reunión y comunión entre familias.

Otra celebración muy importante para el pueblo Kalash es la de los Chaumos. Tiene lugar unos días antes del Solsticio de Invierno y simboliza el fin del año además del fin del trabajo en los campos y la cosecha. La fiesta está salpicada de danzas y sacrificios de cabras. Durante este festival, cada miembro de la comunidad también debe demostrar su fidelidad a los suyos y a las divinidades. El pueblo Kalash también reza a “Balumain” que, una vez al año, viene a recoger sus deseos a lomos de un caballo.

Otras dos celebraciones de menor relevancia marcan la vida del pueblo Kalash. Son el “Uchau”, la Fiesta de la Cosecha, en agosto y el “Phoo”, en donde se da gracias a los dioses por la cosecha y el regreso de los rebaños trashumantes.

El Kalash: un pueblo en peligro

Dominando con casi 100.000 personas el distrito de Chitral hace algunos siglos, el pueblo Kalash en la actualidad cuenta con sólo unos 3.000 individuos, representando menos del 0,002% de la población pakistaní. Los musulmanes son ahora mayoría en los tres valles donde se asentaron los Kalash.

Las tradiciones pueblo kalash tienden a perderse al verse amenazadas por la omnipresente cultura musulmana, de hecho, los niños reciben educación obligatoria sobre el Islam y, durante su escolarización, no se hace ninguna mención de sus hábitos y costumbres. Como resultado, gradualmente, estos niños están perdiendo sus tradiciones. Bajo la constante presión de los musulmanes, tanto económica como socialmente, cada vez más kalash se convierten al Islam y abandonan sus tradiciones.

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