Han transcurrido 45 años desde la liberación de Camboya del brutal régimen comunista de los Jemeres Rojos, un capítulo oscuro en la historia que resultó en el asesinato masivo de más de un millón de personas entre 1975 y 1979. Este período, marcado por atrocidades inimaginables y violaciones extremas de los derechos humanos, dejó cicatrices profundas en la nación y el mundo entero. En este análisis, exploraremos las raíces, el desarrollo y las consecuencias devastadoras de uno de los genocidios más atroces del siglo XX, arrojando luz sobre cómo un país conocido por su rica cultura y patrimonio fue sumido en un infierno de terror y destrucción bajo el dominio de Pol Pot y su régimen sanguinario.
Por: el Jorge Alejandro Suárez Saponaro | Director Diario El Minuto para Argentina
Camboya era conocida por las glorias de la civilización jemer (etnia mayoritaria en Camboya), responsable de la construcción del complejo de Angkor sede de un próspero imperio entre los siglos IX a XIII. Dicho país poseedor de una rica cultura, en el siglo XIX, cayó en manos del colonialismo francés, siendo incorporado como un protectorado en 1863. En 1953, Francia concedió la independencia a Camboya, teniendo como rey a un personaje muy particular, Norodom Sihanouk. El contexto geopolítico era altamente volátil. La derrota francesa en Vietnam frente al Vietminh, abrió las puertas a la división de Vietnam en dos estados. Situación que no trajo paz, el norte, en manos comunistas liderados por el célebre Ho Chih Minh, apoyó las guerrillas del Frente de Liberación Nacional (conocido como Vietcong) en el sur, con la idea de unificar a Vietnam bajo la égida del régimen marxista del Norte. El sur quedó en manos de una dirigencia corrupta y con el drama creciente de las guerrillas pro comunistas. Laos también estaba contra las cuerdas en una pugna entre neutralistas, pro occidentales y comunistas. Estos últimos apoyados por Hanoi.
Sihanouk, intentó maniobrar en aguas turbulentas, decretando la neutralidad del país. En 1963 decidió interrumpir la asistencia militar de Estados Unidos y comenzó acercarse a China comunista. En el marco de una hábil política de “divide y reinarás” el príncipe Sihanouk giró hacia posiciones más conservadoras, cuando las elecciones dieron la mayoría a grupos de derecha. El partido comunista de Camboya pasó a la acción y en 1967, muchos de ellos organizaron una guerrilla, que daría origen a los Jemeres Rojos. En el marco de políticas de apaciguamiento, Sihanouk, permitió que el puerto de Sihanoukville fuera utilizado por Vietnam del Norte en apoyo a la insurrección comunista en Vietnam del Sur. Pero mientras toleraba esta situación, públicamente condenó la presencia de tropas norvietnamitas en el país y autorizó a las Fuerzas de Estados Unidos atacar objetivos del Viet Cong y sus aliados norvietnamitas en territorio camboyano. Bajo este tipo de jugadas, buscaba mantener a Camboya al margen del creciente conflicto indochino, sobre todo, mantenerse en el poder en el marco de alianzas cambiantes. Mientras Sihanouk con su política paternalista era muy popular. Lon Nol, su hombre fuerte, era responsable de una feroz represión anticomunista. En el marco de esta represión, muchos huyeron a las junglas, entre ellos Saloth Sar, el futuro Pol Pot, líder del Jemer Rojo, educado en Francia, como otros de sus acólitos como Son Sen, Ian Semrin y Khieu Shampham futuros líderes del citado movimiento.
El jefe de Estado camboyano Pol Pot fue el líder del régimen de los Jemeres Rojos, responsable de la muerte de más de un millón de personas entre 1975 y 1979.
Pol Pot recibió adoctrinamiento en China y para 1966 estaba de regreso. La vida en la selva y en contacto con tribus que vivían en zonas remotas, donde no existía el dinero ni mercados, lo hizo concebir una visión radical de una sociedad sin clases. En aquellos años la Revolución Cultural china era una realidad y marcó a los jemeres rojos profundamente. En dicho proceso, en China, los denominados guardias rojos salieron a buscar la pureza revolucionaria, millares fueron a campos de trabajo, cerraron templos, universidades, bibliotecas, cientos de millares de personas fueron asesinadas por este “furor” revolucionario. No cabe duda que Pol Pot el futuro verdugo de Camboya se vio influenciado por estos hechos.
En el marco de una creciente guerrilla comunista liderada por los Jemeres Rojos, el manejo político de Sihanouk, alimentó una creciente oposición a su régimen, incluyendo a los militares. Las Reales Fuerzas Armadas de Camboya, se vieron frustradas por no contar con elementos para hacer frente a las amenazas internas y externas. La ayuda de la órbita socialista a principios de los 60 fue limitada, como también lo sería la ayuda de Estados Unidos luego del golpe de Lon Nol.
La caída de Sihanouk y la endeble República Jemer
En 1970, Sihanouk realizó una gira protocolar y lo llevó a la Unión Soviética, circunstancia que aprovechó Estados Unidos y sus aliados en Camboya para dar un golpe de Estado. El Reino de Camboya se convirtió en República Jemer abiertamente pro estadounidense. Las fuerzas camboyanas (FANK) se enfrentaron abiertamente a las tropas de Vietnam del Norte, luego de una semana de cruenta lucha fueron derrotadas por los vietnamitas. La ayuda militar no se hizo esperar ante este descalabro, que incluyó la movilización de 2.000 jemer krom (jemeres que viven en Vietnam y durante años lucharon bajo la dirección de las Fuerzas Especiales del US Army). Washington envió instructores, equipamiento militar (gran parte del material era excedente de la Segunda Guerra Mundial), además de apoyo en materia de instrucción y asesoramiento de militares de Indonesia, Tailandia y Corea del Sur. A fin de elevar la moral de las FANK, fue lanzada la operación “Chenla” con diez batallones de infantería y unidades de elite. El choque con las endurecidas tropas de Vietnam del Norte causó muchas pérdidas a las FANK, y solo sacrificando las mejoras unidades de Jemer Krom, lograron estabilizar la situación en 1970. El derrocado príncipe Sihanouk, con auspicios chinos, lideró una coalición con los enigmáticos líderes comunistas del Jemer Rojo, que habían adoptado una visión radicalizada del comunismo chino.
El movimiento Jemer Rojo creció rápidamente gracias a su propaganda nacionalista con tintes xenófobos, preconizando el igualitarismo budista y prometiendo el retorno del príncipe Sihanouk - personaje paternalista- además de promesas de una suerte de retorno a la época dorada de los tiempos del imperio de Angkor. Las masas analfabetas, carentes de cultura política y sumamente hostiles a las poblaciones urbanas, por considerarlas base de la elite nacional considerada corrupta, absorbieron el discurso de los jemeres rojos con absoluto fanatismo. Otro de los factores, donde el Estado perdió el control o influencia sobre las poblaciones campesinas fue con la nacionalización del comercio y la banca en 1963. El Estado se transformó en una pesada carga para los campesinos, que pronto orientaron sus ventas de arroz y otros productos a las fuerzas del Viet Cong y el Ejército de Vietnam del Norte que pagaban mucho mejor que el estado camboyano. Este descontento fue sin ninguna duda fue explotado por la guerrilla comunista y creó las condiciones para la expansión de los jemeres rojos. En las zonas que controlaban prohibían el sexo extramatrimonial, el alcohol, el juego, que era visto como algo positivo por parte de los campesinos de mentalidad conservadora y tradicionalista.
En 1971 la estrategia comunista buscó expulsar a las tropas de las FANK de las áreas rurales y llevarlas a las ciudades, a fin de aislarlas. Acciones tipo comando por parte de tropas de Vietnam del Norte, destruyó la fuerza aérea camboyana. Los modernos reactores soviéticos y chinos recibidos en los 60, fueron destruidos. A partir de ese entonces la fuerza aérea debería combatir con aviones veteranos, especialmente avión de ataque ligero North American T 28 Trojan, la creciente amenaza comunista. Los ataques a gran escala a centros poblados, que incluyó la capital Phnom Penh, llevó al alto mando de las FANK a replegar sus mejores unidades a los grandes centros urbanos, dejando los espacios rurales en manos del accionar de las guerrillas comunistas. La situación se tornó cada vez más dramática para las FANK, sufriendo importantes pérdidas. Las mejores unidades habían sido destruidas en duras batallas por el control de carreteras y puntos clave. En el marco de esta guerra cabe agregar los bombardeos de Estados Unidos y las incursiones del ejército de Vietnam del Sur.
En 1972 los Jemeres Rojos atacaron la capital camboyana con cohetes y proyectiles de mortero, causando serios daños y la muerte de un centenar de personas. Los ataques se centraban no solo a centros gubernamentales, sino también escuelas, guarderías y hospitales. Había que infundir el caos y el terror para quebrar la moral del régimen de Lon Nol. El drama de la guerra había llevado que en la capital Phnom Penh vivieran dos millones de personas, la mayoría en una situación muy precaria, huyendo del drama de la guerra y la violencia tanto de las FANK como de los comunistas. Las tácticas comunistas de infundir terror tuvieron su resultado, al desmoralizar a quienes eran reclutados para las FANK, aumentando las deserciones y desmoronando la capacidad combativa de las unidades de primera línea.
Camboya padecía escasez de bienes, dado que los ríos empleados para el transporte de mercaderías eran atacados por tropas comunistas. El costo de vida se alzó estrepitosamente. El gobierno se negaba aceptar la gravedad de la situación y sus líderes corruptos se llenaban los bolsillos con la ayuda de Estados Unidos. Las FANK tenían problemas de organización, equipamiento y su poder de combate era limitado. La rápida expansión de las fuerzas terrestres no vino acompañada por mejoras cualitativas. Las fuerzas blindadas eran veteranos tanques ligeros M24, semiorugas M 2, autoametralladoras M8 y cientos de blindados M 113 que fueron adaptados como vehículos de apoyo de fuegos.
Los 200.000 soldados estaban distribuidos en unidades que tenían problemas de organización y la corrupción carcomía a sus generales. Las vías fluviales eran objeto de intensos combates, generando serios problemas al abastecimiento de alimentos a la capital. El país lentamente se hundía en el caos. En enero de 1973 ignorando el cese del fuego por la estación seca, los Jemeres rojos lanzaron una nueva ofensiva a gran escala contra Phnom Penh, que llevó a movilizar todos los recursos de la capital para su defensa, causando graves pérdidas a los comunistas. La presión se mantuvo y la importante ciudad de Kompong Cham, fue tomada en agosto y los Jemeres mostraron lo que iban ser tiempo más tarde, al asesinar a los pacientes del hospital de dicha ciudad. Un mes más tarde las FANK recuperaron la ciudad tras cruentos combates.
Los Jemeres Rojos en las zonas que ellos controlaban comenzaron a implantar su régimen de terror y de férrea disciplina. La toma de decisiones quedaba en manos del Angka – en jemer, “La Organización” – que era el politburó del Partido comunista camboyano, bajo la égida de Pol Pot y sus secuaces. En este proceso tuvo una activa participación el “Camarada Duch”, profesor de matemáticas, responsable de la policía secreta de los Jemeres Rojos y autor directo del asesinato y tortura de miles de personas. Bajo el amparo del llamado Frente Unido Nacional de Kampuchea, o FUNK, los Jemeres Rojos obtuvieron la cobertura para consolidar su posición.
Los avances del año 1973, se vieron frenados en 1974, cuando la moral de las FANK se recuperó y obtuvieron importantes victorias, pero a un elevado costo humano y material, sin posibilidad de reemplazar las graves pérdidas. El país estaba agotado y la posibilidad de una victoria decisiva era más que remota.
La idea de la vietnamización por parte de Estados Unidos, el fin de los bombardeos – mas de dos millones de bombas y explosivos fueron sembrados por las fuerzas aéreas del Tío Sam – sin ninguna duda posibilitó que las fuerzas de oposición comunista pudieran agruparse y lanzar ofensivas a gran escala. En 1975 la presión alcanzó proporciones mayores y en abril, la República Jemer se derrumbó. El general Lon Lol, su creador, se fugó del país, evacuado con los últimos asesores militares de Estados Unidos. La sociedad harta de la guerra y los abusos de un régimen absolutamente corrupto, esperó con los brazos abiertos a los Jemeres Rojos, ignorando lo que les esperaba.
“La Hora Cero”: El inicio de la Kampuchea Democrática y del horror.
Los Jemeres Rojos tomaron la capital Phnom Penh, dando comienzo a una represión sistemática de quienes habían sido funcionarios del antiguo régimen (unas cien mil personas fueron asesinadas). Sin perder tiempo los nuevos amos del país, ordenaron a la población de la capital como de otras ciudades, la evacuación masiva hacia el campo. Bajo la mentira que era para defenderse de los ataques de Estados Unidos, la sociedad dócilmente aceptó marchar hacia el interior del país. La orden era evacuar hasta los hospitales, todos dejaron sus pertenencias.
Quienes no querían abandonar sus casas, eran asesinados cruelmente por los milicianos del Jemer Rojo. Testigos de esa época cuentan como se abrieron los institutos psiquiátricos y sus pacientes abandonados a su suerte, vagando por las calles, o ver enfermos muy graves que eran sacados de sus camas de hospital para ir a un rumbo desconocido. Millares perdieron la vida en esta verdadera marcha de la muerte. Al llegar a los puntos de destino en remotas aldeas rurales, los evacuados serán informados sobre las intenciones del régimen.
Las embajadas fueron cerradas y los extranjeros, que no tuvieron la desgracia de ser acusados de espías, expulsados del país. Solo quedó la Embajada de China comunista presente en el país. Camboya, en adelante “Kampuchea Democrática” mantiene al Sihanouk como jefe de estado – recluido en el palacio real hasta su huida en 1976 – y el poder quedó en manos de Pol Pot como primer ministro. El pueblo no conocía las caras de sus líderes, solo saben de Angka, o “la Organización” mano invisible que será responsable de la vida y muerte de millones de camboyanos.
El Año Cero como proclamó el régimen significará el fin del sistema monetario, la destrucción del sistema bancario, la prohibición de tener bienes materiales (la gente fue desprovista hasta de fotografías personales, ni siquiera podrán tener más bienes que la ropa negra que les proveen y una cuchara para comer), la música, el arte, la televisión, la radio, salvo para comunicar la propaganda del régimen. El calendario fue abolido y reemplazado por un sistema donde la semana tiene diez días. No hay religión, no hay vida privada.
El régimen dinamita el Estado, ya no hay policía, sistema judicial, todos están sometidos a la voluntad del Angka. Pol Pot, denominado “Hermano nro. 1” ostenta la jefatura de gobierno. Nuon Chea – “Hermano número 2” - como presidente de la Asamblea Nacional y Ieng Sary, el “Hermano número tres, ministro de asuntos exteriores. Como jefe de Estado, fue designado Khieu Zampan, luego que Sihanouk huyera al ver lo que era realmente el régimen. Son Sen otro viejo camarada de Pol Pot en tiempos de la guerrilla, fue designado Ministro de Defensa. En la casi desierta capital, Pnom Penh, el Camarada Duch - Kang Krek Ieu – jefe de la policía secreta al mando de la cárcel S 21, un antiguo colegio, será escena de los horrores del régimen. Allí fueron torturados y asesinados millares de camboyanos, bajo la acusación de ser espías de la CIA o contrarrevolucionarios. Los enemigos del régimen son llevados junto a sus hijos que serán asesinados ya sea arrojándolos desde los pisos superiores a los niños de cierta o edad, o para el caso de los bebés, estrellados contra los árboles.
Phom Penh, la capital del país, estaba desierta, solo poblada por algunos soldados del régimen y la cúpula, la siniestra cárcel S 21, además de algunas fábricas y centros de producción. El resto de la población fue sometida a trabajos forzados en cooperativas rurales. El proceso de transformación incluyó la abolición de las clases, deportando a millones a trabajos agrícolas, con jornadas agotadoras de doce horas, con una sola comida diaria y sujetos a los tratos arbitrarios. Entre las medidas destinadas a destruir todo lo “viejo” incluyó la destrucción del sistema de salud. Los médicos fueron asesinados y no se suministraría medicamentos, sino hierbas y placebos en manos de chamanes y curanderos, que generaron muchos sufrimientos y muertes. La pésima alimentación, basada en arroz – cuando había - llevaba a muchos a recurrir a comer insectos, carne en mal estado, raíces, hasta gusanos, causó hambrunas y una elevadísima tasa de mortalidad infantil.
Quienes por agotamiento no podían seguir trabajando, les era privado de raciones de comida o sometidos a castigos brutales (atar a un prisionero y dejar que las hormigas lo atacaran causando dolores y una muerte lenta). Los guardianes eran generalmente jóvenes, muchos menores de edad, totalmente fanatizados y con plenos poderes para decidir el castigo a los “enemigos”, como también de los jefes de cooperativa o comuna, personajes ignorantes e inescrupulosos que no dudaban de cometer todo tipo de abusos, para muchas veces evitar caer en desgracia ante escalones superiores. Las falencias en materia de planificación, la ignorancia, llevaron a estrepitosos fracasos. Millares construyeron diques, canales y diversas obras hidráulicas en condiciones laborales propias de la esclavitud, que tenía como objetivo que Camboya duplicara o triplicara la producción de arroz, de esa manera canjearla por maquinaria china, para el proyecto de industrialización de Pol Pot.
El régimen totalitario llegó a niveles impensados. Las familias eran separadas, dado que los niños eran objeto de un intenso trabajo ideológico y para poder ser utilizados como espías contra sus propios padres. La delación era una herramienta para sobrevivir. Llevar anteojos era una condena a muerte segura. Era símbolo burgués y de intelectual. Tener estudios secundarios y para peor universitarios, también era garantía segura de muerte. Se impusieron los matrimonios forzados. El régimen decidía con quien y cuando casarse. El asesinato en masa, las purgas, la destrucción de bienes y recuerdos familiares, el lavaje de cerebro, tenía que ver con la construcción de una nueva sociedad. Las nuevas generaciones no tendrían conexión con el pasado, la idea de construir una sociedad sin clases solo era factible con la eliminación de todo aquello considerado ligado al pasado burgués.
Quienes provenían de las ciudades, eran tratados brutalmente y obligados a realizar las peores labores Según la zona, variaba el trato, en las zonas cercanas a Vietnam, había mejor comida, y cierta flexibilidad, pero duró poco, sus mandos fueron reemplazados por otros de la línea dura y las ya vidas miserables de los trabajadores, se hizo aún más terrible. Al no lograr las metas del régimen, los mandos locales sometían a todo tipo de violencias a sus sometidos. El odio inculcado por el régimen a los habitantes de las ciudades, se traducía en todo tipo de acciones y perversiones. Los relatos de los sobrevivientes, pone en evidencia como muchos de los campesinos, envenenados con la ideología comunista extrema del Angka, disfrutaban de los padecimientos de los recién llegados. Los gestos de piedad eran prohibidos, incluso estaba prohibido llorar.
El Angka había reclutado como soldados, guardianes o carceleros a jóvenes de entre 14 a 20 años, todos huérfanos por la guerra. Estos jóvenes sin referentes familiares, vieron en la organización una estructura de autoridad, que explotándolos hábilmente gracias a una bien pensada acción psicológica. Muchos menores de edad fueron empleados para torturar prisioneros, además como guardianes implacables de las cooperativas y en algunos casos como jefes de distrito. La minoría musulmana, los cham, eran obligados a comer cerdo, algo que su confesión lo rechaza, lo que generaba muchas veces asesinatos por el hecho de ser de dicha etnia.
Los matrimonios forzados implicaban, relaciones sexuales obligadas o mejor dicho violaciones, bajo la atenta mirada de los cuadros del régimen. Negarse era ser víctima de torturas y muerte. El nivel de perversión al respecto, llegó a tal punto que el régimen daba las órdenes de cuando las parejas debían tener sexo, a fin de procrear e incrementar la población. Las mujeres embarazadas estaban sometidas a la dureza del trabajo, con sus consecuencias, además de una infraestructura sanitaria inexistente.
Las purgas era la herramienta de terror del régimen para sus propios cuadros. En las zonas controladas por el Jemer Rojo, fueron eliminados los pequeños propietarios, empresarios rurales, etc. En 1975 fueron eliminados los cuadros del régimen depuesto de Lon Nol. Luego dentro del sistema estaba la cárcel S 21, organismo de exterminio en manos del oscuro camarada Duch. En todo el país existían 150 campos de reeducación, que no tenia otra finalidad que asesinar y torturar gente. Se estima que unas 600.000 personas fueron eliminadas en esos lugares. No se tiene registro cierto del nivel de matanzas, dado que muchos cadáveres eran incinerados para ser empleados como fertilizante. Los vietnamitas al liberar al país encontraron una suerte de fábrica, donde los cuerpos eran incinerados y procesados para este fin.
La cárcel S 21 Tuol Sleng, que hoy es un museo, tenía un sistema de archivo, donde los prisioneros eran fotografiados. Entre 17.000 y 20.000 personas fueron asesinadas allí. Jóvenes carceleros, sometían a intensas sesiones de torturas, supervisadas personalmente por el jefe de la prisión, Duch, donde las víctimas eran sometidas a todo tipo de vejaciones, amputaciones, descargas eléctricas, uso de animales venenosos, quemaduras, inmersión, asfixia, para luego ser asesinados a golpes en un lugar destinado para dicho fin. Los hijos de los prisioneros no se salvaban tampoco (200 niños fueron asesinados), ni los extranjeros, que por estar en el lugar y momento equivocados caían en las manos de estos perversos. Nadie se salvaba de la orgía de purgas, entre los indicados a seguir dicho destino era Son Sen, ministro de seguridad. Se estima que 2/3 de la cúpula del régimen había sido asesinada.
1979: El Fin del Horror y la Caída del Jemer Rojo en Kampuchea
Kampuchea entró en conflicto con Vietnam, a ello se unía la existencia de una oposición armada liderada por Sihanuk. La ofensiva vietnamita encontró escasa resistencia, el régimen del Jemer Rojo se derrumbó y tras una serie de batallas, los vietnamitas avanzaron rápidamente hacia Phnom Penh, encontrando una ciudad desierta. Automóviles incinerados, dinero en las calles, radios y televisores, como heladeras tiradas en las calles. Un paisaje apocalíptico. Vietnam creó un régimen socialista pro soviético, totalmente dependiente de Hanoi. Los invasores – o mejor dicho libertadores para las víctimas del Jemer Rojo – pudieron ver de primera mano el horror de Tuol Sleng y que el resto del país era un verdadero cementerio. Estados Unidos y China apoyaron a las guerrillas del Jemer Rojo en su lucha contra Vietnam.
Las razones eran geopolíticas, ambos países competían con la Unión Soviética. Durante años Occidente de alguna manera apoyó y sostuvo a los genocidas Jemer Rojo. En 1991, tras la retirada de Vietnam y el inicio de las negociaciones de paz, comenzó a desvelarse al mundo el horror del genocidio. La situación del país llevó a un proceso de paz y reconstrucción en manos de las Naciones Unidas que creó una Misión de Paz, que tuvo amplias facultades para reconstruir el país y normalizar las instituciones. Sihanouk retornó al país como monarca, abdicó en su hijo en 2002, para morir en 2012.
La política de apaciguamiento y las amnistías del gobierno camboyano permitió que millares de criminales durante los años negros del Jemer Rojo quedaran impunes. Pol Pot morirá resistiendo en la selva, donde un grupo de fanáticos resistió unos años más. Algunos serían enjuiciados como el Camarada Duch, encontrado por el periodista irlandés Nic Dunlop trabajando para una organización caritativa evangélica. Cuestiones de política interna, ha impedido que muchos pagaran sus culpas por los horrores cometidos. Por presiones internacionales, los sobrevivientes de la cúpula de Angka serían juzgados por crímenes contra la humanidad y genocidio.
El régimen de los Jemer Rojo terminó con la vida entre 1 y 1.5 millones de personas, destruyó las infraestructuras y llevaron al país a la edad media. El legado de décadas de conflicto interno, dejó al país lleno de campos minados y ha marcado profundamente a su población. Sin ninguna duda, el régimen de los Jemeres Rojos fue para sus víctimas un verdadero viaje al Infierno, que supera con creces la imaginación de cualquier escritor de novelas de terror.