"Desestabilización psicológica como arma"

Publicado por Diario El Minuto
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Las nuevas “Guerras Híbridas” o “No convencionales” también tienen escenarios no convencionales, nuevos e inesperados.  Existen novedosas y sutiles formas de atacar, invadir, derrotar y conquistar…  aún, sin que nos diéramos cuenta.   Derrotar sin enfrentar es también  una posibilidad desde hace siglos.  “Hasta ahora las naciones morían con las conquistas, por invasiones o guerras. Pero ahora una nación puede morir en su propia tierra, sin reinstalarse en otro territorio, sin ruido de cañones ni bayonetas…”   Joseph de Maistre (1753-1821)

Por: Lic. Esteban Gomez, Psicoanalista UBA  MN 25591  MP 25668

Equilibrios  preciados

Sabemos que todo sistema biológico, institucional o social tiende a la homeostasis, es decir intenta mantener todas sus variables internas en equilibrio. Esta tarea está en relación a la aparición de factores nuevos o amenazas del entorno exterior y su objetivo es sobrevivir y sostenerse frente a las cambiantes realidades externas.

Cuando el organismo no puede sostener su equilibrio interno se inicia un proceso de transformación o colapso.  Es decir que aquella implosión aparece  en forma de crisis que, impulsa un cambio y nuevo equilibrio o simplemente muere al no poder re-equilibrarse. Históricamente toda sociedad atravesó experiencias de equilibrio, des-equilibrio y transformación o desaparición. Eso no es nuevo. Lo nuevo es la velocidad de aquellos procesos y la aparición de factores artificiales o intencionales en la emergencia de crisis y sus impactos posteriores.

Desestabilización  orquestada

En la guerra híbrida, los recursos tecnológicos abundan, sus costos bajan con el correr de los meses y están al alcance de estados, corporaciones y actores no estatales.

Esta multiplicación de tecnologías, técnicas y creatividad humana sin límites, sumadas a la falta de regulaciones, complejizan los escenarios.  Hoy cualquier sociedad puede ser atacada mediante “instrumentos tecno-psicológicos o emocionales” a 15.000 km. de distancia.

La desestabilización de un sistema puede ser económica, política y social a nivel macro - el siglo xx es fiel testigo de aquello-; pero también podemos trastocar  sistemas vinculares, familiares, de valores y de modelos sociales o identificatorios en el nivel micro.

En el Targeting moderno, romper lazos sociales, confundir, cambiar valores culturales, históricos y hasta ancestrales pueden ser objetivos posibles y de alto valor estratégico en una “población-blanco”.

Así las cosas, las capacidades tecnológicas pueden coagular con voluntades políticas, de intereses corporativos  o militares. La tecnología hoy es solo una simple herramienta con destrezas y potencialidades dignas del Olimpo.  Aquellas herramientas acaballo de la voluntad de cualquier actor, pueden generar crisis sociales, agudizar las existentes, encumbrar líderes de masas o instalar pseudo-verdades en millones de personas.

Sun Tzu, Freud y el arte de influir

Al parecer en el siglo VI a.c., un influyente estratega militar, historiador, poeta y filósofo que para aquella época eran ciencias muy compatibles para alguien dedicado a las artes de combate, comenzó a mover el Main-stream de su época con ideas y puntos de vista radicales para sus contemporáneos.  Su nombre era Sun Tzu y su escrito más famoso es el que conocemos como “El arte de la Guerra”. Sin entrar en una análisis exhaustivo de su obra (que por cierto excede a mi profesión) podemos decir que introduce la posibilidad de ganar batallas, guerras  y conquistar reinos, sin espadas, ni flechas, ni sangre.

El espionaje, la sutileza, el engaño, la distracción y la influencia a los altos mandos del enemigo como a toda su población se ofrecían como nuevos sistemas de armas. Tanto el soporte mayor e inefable como el objetivo estratégico para Sun Tzu, era la mente del propio ejército y la del enemigo. Derrotar con el mínimo esfuerzo y casi sin violencia física encarnaban un éxtasis que todo maestro militar estaba llamado a degustar.

Sigmund Freud (1856-1939), el creador del Psicoanálisis, en 1921 publica su libro “Psicología de las masas y análisis del Yo”. En él describe con claridad meridiana cuales son las condiciones y factores psicológicos que intervienen en la creación, el manejo y el sostenimiento del fenómeno de masas y qué pasa con el líder y su función dentro de las mentes de cada sujeto.  Este análisis se daba en un contexto histórico cuando solo la mitad de la población mundial tenía acceso a un periódico y muy pocos a la radio y en épocas donde el contacto con el líder y las nuevas ideas viajaban de boca en boca… en bicicletas o en tranvías.  Imaginemos si Freud reescribiera su tesis en un mundo digitalizado, atravesado por redes sociales, con poblaciones desorientadas, confundidas, vulnerables  y con ideas viajando a velocidades supersónicas.

Sin lugar a dudas ambos personajes estaban destinados a converger en estos escenarios distópicos de guerras híbridas, tecnológicas y de modelaje social del siglo XXI.  Sugiero que todo análisis que no los tenga en cuenta estará destinado a la miopía.

Teclas como balas

Manejar el discurso y el lenguaje es el paso previo y necesario para modelar la realidad. El medio audio-visual ya se transformó en “un mundo audio-visual”, un espacio-tiempo laberíntico y adictivo en donde miles de millones de seres humanos se pierden.

Los algoritmos son tan precisos como un misil tele-dirigido, ya que hacen blanco justo allí, en el centro de nuestro aparato cognitivo-perceptivo.   Y son tan sutiles y silenciosos que tienen la capacidad de generar en nuestra mente “la falsa percepción de verdad, de elegir y de desear”.

Toneladas de Dopamina se crean por segundo en el planeta, disparadas desde cada pantalla, desde cada dispositivo y en la íntima realidad del hogar o en el populoso vagón de cada tren o subterráneo.

La des-información, las verdades a medias y las fake news pueden  inocular confusión, descontento y miedo. Todas estas son armas de la desestabilización social.

Voy a hacer foco solamente en el miedo porque es quizás, el arma más importante por su efectividad y capacidad de contagio. El miedo está tallado en nuestro cerebro reptil.  El miedo sirve como alarma temprana y busca nuestra supervivencia pero también tiene otros efectos conductuales. En ellos radica una de sus principales usos como herramienta bélica.

Algunos usos del Miedo

El miedo despierta en nosotros agresividad y violencia. Ambas reacciones eran recurso natural frente a  situaciones de stress: Huir o Pelear por nuestra existencia.  En primer lugar es efectivo porque nos conecta con  4 millones de años de evolución como mamíferos. La necesidad de cazar y sobrevivir a depredadores traía consigo diariamente sensaciones de miedo y ansiedad, conduciendo a los homínidos a sus primeras experiencias de stress agudo.

Por otro lado su capacidad de contagio se debe a que el miedo como combustible químico-biológico es de propagación rápida.  Puede multiplicar parálisis y confusión pero también agresión violenta hacia otro,  ya que se los considere diferente o un par competidor.      Todas estas reacciones emocionales se exacerban frente al miedo.

Al  inocular miedo en grandes cantidades, las probabilidades de violencia dentro del mismo grupo o sistema social se multiplican.  La idea es bastante sencilla pero no por eso ineficiente: Inocular, amplificar  y multiplicar falsas percepciones que conecten con el miedo para que miembros de un mismo grupo o sociedad terminan enfrentados y culminen agrediéndose entre ellos.  Las operaciones de este estilo se denominan “PsyOps” y hay cientos de antecedentes en los últimos 70 años en los cinco continentes.

En otras ocasiones el miedo paraliza y nos conecta con otra emoción ancestral: La vulnerabilidad.  Para no extenderme, solo recuerdo lo escrito por Freud en “Psicología de las masas y análisis del Yo” en lo concerniente a que aquella sensación nos exige la búsqueda de apoyo grupal  o  “…de un líder que nos garantice seguridad y protección a costa de ceder gran parte de nuestro yo, de nuestra voluntad y pensamiento…”

Las posibilidades de hacer emerger nuevos liderazgos sociales a distancia ya está disponible en cualquier vidriera del desafiante mundo audio-visual de la era digital.  Si la información es poder como se creía en los 70 hoy en épocas de post-verdad, el modelaje social es el nuevo poder.

Defender nuevos territorios

En los últimos años hemos incorporado un quinto dominio en el concepto de estrategia y acción militar. Hoy hablamos de tierra-mar-aire-espacio y se sumó el ciberespacio como nuevo escenario bélico.  Pero recientemente muchos autores y pensadores ya están incluyendo un 6º dominio: El Mental.

Es en este nuevo espacio-tiempo en el que se están librando nuevas batallas diariamente.  La desestabilización social es silenciosa, lenta y efectiva.  Externamente parece inofensiva porque sus métodos van de lo general a lo particular, de la superficie a lo profundo y de lo trivial a lo estructural.         En el orden internacional y sobre todo en los últimos años estamos siendo testigos de “tele-intervenciones sociales”. Actúan en elecciones presidenciales, sabotajes institucionales, instalación de falsas agendas o problemáticas, creación de espacios políticos radicales o anti-sistema, campañas de distracción social, transformación de valores culturales etc.

Creo que el espacio mental, social, familiar y cultural debiera ser considerado como un territorio físico, como un recurso social de alto valor estratégico, ya que toda sociedad fue, es y será producto de interacciones, aprendizajes y construcciones entre seres humanos.

Cada sociedad deberá incluir capacidades de prevención ante estas nuevas vulnerabilidades sociales que la época está instalando. Fortalecer la resiliencia social, generar anti-cuerpos emocionales, vinculares y sociales es la tarea no solo como sujetos o familias, sino también a nivel institucional.   Defender un territorio sin defender a sus pobladores, su historia, su cultura, sus valores y su cohesión es en definitiva una tarea absurda y sin proyección estratégica.

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