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El Minuto | Dicen que los Psicoanalistas tratamos de hacer consciente lo inconsciente. Tal vez sea ese imposible Freudiano el que me lleva a escribir estas líneas.

Por: Esteban Gomez | El Minuto de Argentina

La escena transcurre en una apacible villa alpina de suiza: Davos. Fundada en la alta edad media, allá por el siglo XIII, de herencia románica pero de tradición germánica, tan solo la habitan cerca de 15.000 personas.

Sus silenciosos pobladores preparan los festejos por el patrono del pueblo y la nueva inauguración de un hotel spa para hippies veganos y de buen pasar. Esta bella ciudad estaría condenada, diría Borges “…al olvido que seremos…” de no ser porque desde 1991 este bello lugar alberga una reunión de la cual menos del 5 % de la población mundial conoce, pero que afecta al 95 % restante.

Más allá de las reuniones virtuales de líderes políticos y empresarios que se vinieran desarrollando, para este año 2021, el encuentro que iba a realizarse por primera vez en otra locación (Singapur) quedó suspendido por la pandemia que aún azota el planeta. Pero sus efectos y decisiones no se suspendieron.

Mejor no hablar de ciertas cosas

El “Foro Económico Mundial” que comúnmente se lo llama “Foro de Davos” es un meeting económico-geo-político de las élites, digamos del “círculo rojo planetario”. Allí están los que dirigen los destinos de la sociedad humana, que al ser sometidos a la lógica de sus resultados, (que seguramente aplican en sus propias corporaciones) quedarían despedidos en menos de 24 hs.

El planeta está en serios problemas: Guerras, Hambre, Terrorismo, Fascismos de todos los colores, Crisis económicas, Refugiados, Desempleo creciente, Pandemia y el gran tema de esta columna: Cambio Climático y Degradación del Ambiente.

Warren Buffet (90 años y 100.000 millones de U$S), Jeff Bezos (57 años y 177.000 millones de U$S), Bill Gates (65 años y 130.000 millones de U$S) y Mark Zuckerberg (36 años y 97.000 millones de U$S), son algunos de los muchachos habitués de la juntada, más varios grupos de bancos y fondos de inversión como “Eurasia Group”, “Control Risk”, “Oliver Wyman Ideas”, “Standar & Poor’s” etc. Como se imaginarán, estos nuevos Césares (por lo general no superan los 400 invitados) no se reúnen para leer a Thoreau, a Krishnamurti o a Almafuerte. Se juntan para hacer negocios o como dice Jorge Halperín “privatizar el conocimiento”, para seguir concentrando poder.

Ya no se puede tapar al sol

Pero a diferencia de todos los encuentros anteriores, lo que verdaderamente ha sido novedoso de los últimos dos, han sido sus temáticas. Históricamente se hablaba de inversiones, flujos de capital financiero, libre comercio, venta de armas, de la industria farmacéutica o del petróleo. En los últimos años la revolución tecnológica, el big data, google, facebook, amazon, ali baba y el “cyber-control de las sociedades” copaban las parada de mesas de debates y agotaban cartuchos de tintas en “papers” en oficinas y hoteles de esquiadores, atestados de asesores.

Pero este tiempo histórico aporta otra agenda. Los inversores y habitantes del Olimpo están inquietos. Ya no es la peste negra medieval que obligaba a fundar ciudades en recónditas montañas como esta, que hoy nos ocupa. Ni siquiera el fantasma del proletariado que recorría la Europa de Marx los conmueve. El huevo se está quebrando. El huevo de la serpiente que ellos y sus antecesores generaron guiados por la ambición de poder y dinero. Magnates y políticos… es decir gerentes y empleados de una lógica auto-destructiva que ya nadie puede ocultar.

No nos une el amor, sino el espanto

A los invitados se les suele consultar, junto a otras “personas destacadas del planeta”, cuáles eran sus principales preocupaciones empresariales para este 2021/22. ¿Se imaginan?…

Solamente mencionaré la que quedó en primer lugar: “Los efectos del Cambio Climático en ciudades y en puertos destinados al comercio internacional con consecuencias potencialmente enormes para los negocios y las inversiones transnacionales”.

Continuemos con el proceso imaginativo. Estas mujeres y hombres del foro que viven en Hong Kong, Moscú, Paris o New York, que se mueven en helicópteros o aviones según las distancias, que obviamente no pasan casi ninguna necesidad profana y que tal vez sus inquietudes anímicas pasan solo por alguna disconformidad en su cotidiano vivir. Esos mismos seres humanos que no conocen a Voltaire ni a Herodoto y mucho menos a Don Atahualpa Yupanqui, están conociendo cosas que el 99,99% de la población mundial desconoce.

Como verán no están financiando con sus tarjetas de crédito a Green Peace, ni pretenden darle la presidencia de la ONU a la joven Greta Thunberg. Nos están diciendo, muy a su pesar, “que esto no es un chiste”.

Borge Brende, el presidente del foro del año 2020 había declarado a la prensa alemana: “Ya no se puede esperar ni un minuto más, el nivel del mar está creciendo, los incendios masivos al

igual que las inundaciones devastadoras no se detienen. El comercio y las relaciones internacionales están en riesgo si no tomamos medidas a corto plazo.”, y agregó una sentencia al mejor estilo del profeta bíblico Ezequiel: “Apenas tenemos una ventana muy pequeña y si no la usamos en los próximos 10 años estaremos recostados en las reposeras del Titanic”.

El fondo de inversiones Black Rock, menos romántico por cierto, declaró hace meses que: “Los incendios, tormentas e inundaciones nos costaron más de 150.000 millones de U$S solo en 2019. Hemos decidido protegernos y relocalizaremos inversiones en lugares más seguros, alejados de las costas y zonas inundables”.

Las palabras “Amazonas, Glaciares, Agua Potable, Fenómenos meteorológicos extremos, Incendios, deslaves y Cambio Climático” aparecieron en casi todos los debates on line y en sus “papers”. De economía y producción sustentable, evidentemente, se habló muy poco. Es indudable que no los une el amor a la “Pacha Mama”, sino el espanto a perder sus privilegios…

¿Y qué hay de nosotros?

No soy climatólogo ni activista verde, y hasta me aburren datos que ya deberíamos saber y como leyeron, hasta los más insensibles están preocupados por una data que denuncia la degradación aparentemente irreversible del clima y la atmósfera de nuestra querida Gaia. En apariencia, hasta aquí seguiríamos perdidos en el laberinto, enfrentando al Minotauro en soledad, ya que gran parte de nuestros congéneres están hipnotizados con las pantallas de 50 pulgadas, con el gol de Mbappé o con un nuevo modelo de celular.

Freud aclaraba con sabia lucidez que en todo sujeto habitaba una puja entre dos corrientes pulsionales, utilizando la analogía de Eros y Tánatos, para explicar por qué “el hombre busca su mal y autodestrucción”.

Los problemas y desafíos en la Salud Mental a nivel global (adicciones, violencias, suicidios, depresiones, intolerancia, individualismo, por citar solo algunas) son evidentes y lógicamente la multiplicación exponencial de neurosis individuales nos hace suponer y corroborar una “aguda neurosis planetaria”. Nuestro tiempo histórico parecería corroborar que esa tensión nos está conduciendo inconscientemente a autodestruirnos como especie.

Debemos tomar consciencia de la gravedad de la situación y multiplicar palabras, preguntas, debates pero profundamente acciones. ¿Cómo exigir una agenda ambiental a los políticos que nos gobiernan? ¿Cuánto consumimos? ¿Qué consumimos? ¿Cuánta electricidad consumimos? ¿Qué hacemos con nuestra basura?

Acciones concretas personales pero también colectivas que exijan a nuestros gobernantes más celeridad en el cambio de paradigma productivo pero también de consumo, de nuestro consumo.

Al final está la luz

Hay muchos autómatas casi apagados, como entretenidos en un guión de netflix, pero veo también numerosos “fueguitos Galeanos”. Niños, niñas y adolescentes que toman consciencia de lo que el mundo adulto, obeso de consumismo, ha generado en nuestra casa común.

Hablar de Medio ambiente, de Ecología o de reciclar basura en un aula o en una mesa familiar, hace 20 años era una rareza y hoy felizmente es algo bastante habitual, sobre todo en sectores sociales que por lo menos tiene sus necesidades básicas satisfechas. Y que una mujer de 17 años se transforme en un referente del cuidado del planeta y se cuele en la agenda de Merkel, del FMI y de Biden, eso tampoco es poco.

Los procesos sociales y el flujo histórico siempre se hicieron desde abajo hacia arriba, desde lo pequeño hacia lo grande, y esta vez será de la misma manera. El título de esta columna lo tomé prestado de un informe de un paleo-climatólogo europeo y hace referencia al tiempo. Lo definitorio en este caso, serán los plazos por delante, es decir, si los pibes y pibas tendrán el tiempo suficiente para torcer el rumbo. Tengo fe en ellos y entonces creo que sí.

Vienen a nuestro auxilio como un buen combustible para el Alma, las filosas palabras de Don Arturo Jauretche: “Nada grande puede hacerse sin alegría. Nos quieren tristes, para vencernos…”

No bajemos los brazos continuemos Exigiendo a políticos y empresarios, quienes dirigen los destinos de nuestra casa común, un golpe de timón. Y también Reduciendo el consumo, Reutilizando cosas y Reciclándolas, siempre con una sonrisa.

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