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Sumerios: La primera gran civilización

El Minuto | El actual Irak, fue sede de importantes civilizaciones. En 2020, el Papa Francisco, estuvo presente, en un lugar emblemático, tanto por estar citado en la Biblia, como por su valor histórico, en las ruinas de la ciudad de Ur, antigua ciudad de la civilización sumeria. En esta nota contamos en una apretada síntesis contamos sobre los sorprendentes sumerios.

Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro | Director de Diario El Minuto para Argentina

En el 7000 a.C en el Próximo Oriente, ocurrió la llamada revolución del neolítico. El hombre deja de ser cazador recolector para convertirse en agricultor y ganadero. En esta etapa, se identifican los asentamientos de la zona de Jericó, en el Norte de Siria, Irak, incluyendo la Baja Mesopotamia, en un área conocida como Tell Abu Shahrein, cercana a la antigua ciudad sumeria de Eridú, conocida como la “primera ciudad del mundo”. Asentamiento que data del sexto milenio y alcanzó su apogeo en el 4500 a.C. Incluso en el norte, en la zona del valle de Sauna, en el antiguo país de Asiria, se encontraron los yacimientos de la presencia neolítica del actual Irak.

Los historiadores, sobre la fuente documental y evidencia arqueológica, han establecido tres períodos definidos. El Obeid (4400-3700 a.C), Uruk (3700-3000 a.C.), y Djemer Nasr (3000-2900 a.C). El período de El Obeid, se caracteriza por el desarrollo cultural y su influencia en la región, metalurgia del cobre, el desarrollo del comercio, actividad funeraria, donde queda en evidencia la existencia de la vida después de la muerte, por el tipo de ajuar y los tipos de sepulturas; desde el punto de vista político, podemos hablar de señoríos, donde los jefes religiosos tienen el poder político y los templos, tiene un rol relevante en la vida social de la comunidad. Las construcciones emplean ladrillo. Sus pobladores son de origen desconocido.

Los historiadores hablan del llamado “problema sumerio”, dado que no ha podido establecerse el origen de este pueblo, como su idioma que tenía un carácter único, no estando emparentado con ningún otro idioma. En la época de Uruk, es considerada la etapa en la cual, la cultura sumeria ha quedado definida, destacándose las grandes innovaciones que cambiarían la historia de la Humanidad: la escritura, el concepto de ciudad. La expansión de la agricultura, gracias al arado, el uso del carro de cuatro ruedas, fueron elementos que contribuyeron al desarrollo de esta etapa del mundo sumerio. La explosión demográfica fue otro factor, que demandó el perfeccionamiento de la artesanía, las construcciones.

En los templos se observó el desarrollo de una metalurgia más refinada, perfeccionamiento del torno alfarero, que permitió la producción de cerámica a escala industrial, lo que impulsó un activo comercio. La escritura la gran revolución apareció en una fecha imprecisa entre el 3500-3300 a.C. La cultura de Uruk, que marcó el nacimiento de la civilización urbana sumeria, se difundió ampliamente por toda Meso- potamia, ocupando los anteriores enclaves obeidienses o creando otros nuevos a lo largo de los cursos naturales de agua. Los yacimientos de Eridu, Ur, Lagash y Tell Uqair en el Sur, y los existentes en los valles del Balikh y del Khabur (Tell Brak por ejemplo) hablan muy a las claras de la importancia de este período de verdadera unificación material.

Los lugares de nueva planta, levantados en el Norte (LARA Peinado, Federico. La civilización sumeria. Cambio 16, 1989). La ganadería estaba extendida, existían corrales, y los agricultores utilizaban herramientas metálicas. El excedente de la producción de Uruk, le permitió llevar a cabo un intenso comercio, que permitió el acceso a metales preciosos como el oro, maderas, piedras de distintas características, destacándose el lapislázuli.

El período Djmer Nasr, los sumerios emplean un sistema de escritura pictográfico, que no ha sido del todo descifrado. Los materiales son idénticos a Uruk, pero con un grado de mayor desarrollo. En este período se desconoce la organización social sumeria, si se pudo identificar la existencia de un estamento clerical, asimismo cabe agregar los señalado en la excelente obra de Peinado Lara: A pesar de desconocer el grado de organización social de las ciudades de este período, dirigidas sin ningún género de dudas por el estamento clerical, a deducir de las imponentes construcciones religiosas, y no saber tampoco nada de las residencias palaciales, un edificio localizado en Jemdet Nasr puede aportar algo de luz sobre este particular. Se trata de una gran plataforma (300 x 200 m) sobre la que se descubrió una construcción de adobes crudos, delgados y planos, creído por algunos como uno de los primeros palacios mesopotámicos.

Con este edificio se deberían conectar los diferentes cilindro-sellos en los que se representa a un jefe guerrero en el campo de batalla, armado de lanza, y que tal vez fuera elegido por las comunidades para hacer frente a determinados peligros. Si esto fuera así, nos hallaríamos ante el testimonio más antiguo de la institución monárquica en Sumer/ En este período, se crearon las bases para la organización política del país de Sumer. Apareciendo una suerte de liga de ciudades, que aparentemente fue liderada por Nippur. Otro aspecto es el empleo de murallas defensivas en las ciudades – estado, lo que pone en evidencia la existencia de conflictos y problemas de seguridad. La cultura sumeria se extendió al resto del Próximo Oriente y fuera de el, encontrándose elementos sumerios en lugares tan distantes como el Indo, el actual Irán, y Egipto. Curiosamente el norte de Irak, a pesar del desarrollo del sur, permaneció en un estadio de evolución inferior, especialmente al escaso uso del metal y desconocimiento de la escritura. Este período de Djemer Nasr, se prolongaría hasta el período Arcaico, donde son conocidas las primeras dinastías reales sumerias.

El período Protodinástico

Este período fue fijado por los historiadores, va desde el 2900 al 2340 a.C, con la aparición del imperio acadio. Otros autores definen esta etapa como época Arcaica. En esta etapa, la presencia semita – especialmente acadios – es una realidad, y hablamos de una cultura mixta, donde el elemento cultural sumerio prevalece, junto con el idioma y la religión. El papel del Palacio se impone al del Templo, donde el monarca adquiere mayor poder. Asimismo, el sistema de ciudades estado queda consolidado, pero que entran en una creciente competencia. Territorios restringidos, escasez de recursos, derivó en un estado de guerra endémico. Ninguna ciudad podía imponerse al resto, por eso el alto nivel de conflictividad. En esos momentos existía un grupo de ciudades que se destacaban: Uruk, por ser considerada la más antigua, Kish, por tener un título real prestigioso y Nippur, por ser sede del culto al dios Enlil.

La llamada Lista Real Sumeria, ha sido la fuente documental de primer nivel para los investigadores a la hora de reconstruir la historia de Sumer. Esta lista tiene sus limitaciones, dado que el pensamiento sumerio no había evolucionado al nivel de abstracción intelectual, como hoy día, así que estamos ante largas listas de monarcas que gobernaron por extensos períodos de tiempo, en gran parte formado por gobernantes legendarios, hasta el llamado “Diluvio”. Este es otro elemento que tiene importancia, a la hora de determinadas las distintas etapas de la historia sumeria, es el mito del Diluvio, muy difundido en el Próximo Oriente, a tal punto que lo recoge la Biblia. Según la tradición sumeria, como nos dice Peinado Lara: un dios, Enki, advierte al rey Ziusudra de Shuruppak de lo que se avecinaba, ordenándole la construcción de una nave para que pudiera salvarse con su familia junto a animales y plantas de todas clases. El Diluvio al fin se produjo y destrozó todo tipo de vida, así como los lugares de culto (las ciudades), convirtiendo a la Humanidad en barro. Después de siete días y siete noches, el Diluvio cesó y Ziusudra pudo salir de la barca. En acción de gracias realizó un sacrificio a los dioses, quienes le hicieron vivir allende los mares, en el Oriente, en Dilmun. Posterior el Diluvio, lo que los historiadores identifican como Protodinástico II, la monarquía según el mito sumerio, fue restablecida.

En Kish, gobernó un personaje llamado Etana, que reinó 1500 años. Pero uno de sus sucesores, citado por una leyenda acadia, donde lo citan como un gobernante piadoso, el octavo, llamado En – me – barage – si, personaje que tiene carácter histórico. Vivió en el 2700 a.C y combatió contra Elam, siendo el registro más antiguo del enfrentamiento entre la Mesopotamia y el citado país. Su sucesor, Agga, combatió contra el célebre rey de Uruk, Gilgamesh, sin éxito. El período de Kish (2900-2700 a.C), es muy oscuro y generalmente los reyes citados tienen un origen mítico, excepto el de Enme baragesi. En este período apareció la figura de Lugalbanda, personaje que llegó a ser divinizado tiempo después, con un importante papel como gobernante de Uruk. En 2650 a.C llegó al trono de la citada ciudad, el célebre Gilgamesh, héroe civilizador en la literatura de la región. Es un personaje histórico, al que le fueron dedicados poemas épicos, que fueron reproducidos fuera de la Mesopotamia, por sus éxitos militares, mejoras en la ciudad, prosperidad gracias a un creciente comercio e influencia en el país del Sumer.

Uruk, dio paso a la I Dinastía de Ur, dado que la Lista Real Sumeria, señala, que el fin de aquella ciudad, fue por las armas. Los constantes conflictos desgastaron a Uruk, que finalmente cedería el protagonismo a Ur. Estos conflictos, también abrieron las puertas para que potencias ajenas al Sumer, hicieran aparición, como el caso de la ciudad elamita de Awan. Messilim, un rey que ostentó el título de “rey de Kish”, personaje del cual se sabe muy poco, pero por fuentes documentales, se sabe que atacó otra potencia regional, en la lejana Siria, Ebla, y que tuvo un rol importante en conflictos entre Lagash y Umma, por delimitación de fronteras, donde el citado rey ofreció de árbitro. El ascenso de Ur, se debió gracias al intenso tráfico comercial, por su puerto fluvial. Exploraciones arqueológicas, pusieron en evidencia en el hallazgo de tumbas en los años 1926-31, sobre el nivel alcanzado de los monarcas de esa ciudad. En este tumultuoso panorama, Nippur disfrutó de una relativa estabilidad, por ser la capital religiosa de Sumer, donde se centraba el culto a Enlil. Poco sabemos de los gobernantes de esta ciudad y han quedado escasa documentación que cita algunos gobernantes de dicha ciudad. Lagash fue otra potencia sumeria, que en un primer momento estuvo sometida a Kish y Ur, para luego iniciar su ascenso, de la mano del ensi Umanshe, sus sucesores participaron en diversos conflictos con otras ciudades sumerias, como con los elamitas. Eannatum (2454-2425.aC.) rechazó una invasión elamita, y libró conflictos con otras ciudades, según diversos historiadores, este monarca ejerció el control en gran parte de Sumer.

Lagash tuvo que hacer frente a crisis económicas, que obligó a uno de sus monarcas Enmetena, que significó el perdón de deudas públicas y privadas, liberación de esclavos, que le dieron gran prestigioso. Sabedor que entablar conflictos con ciudades vecinas, traería más problemas, llevó a cabo un intenso intercambio diplomático, destacándose acuerdos de paz, entre ellos con Lugalkiginedudu, rey de Uruk y Ur, del cual se conservan casi medio centenar de copias, siendo el testimonio más antiguo de documentación diplomática de la Humanidad. En el 2352 a.C un sector anticlerical, dio un golpe de estado, fue derrocado el rey Lugalanda, apoyado por la casta sacerdotal. El nuevo rey, Uruinimgina (2352-2342), llevó a cabo importantes reformas sociales, legislando en materia de divorcio, deudas, combate a la usura, sancionó la diandría (el que una mujer fuera esposa a la vez de dos hombres, hecho favorecido por las altas tasas a pagar para obtener el divorcio). Fueron adoptadas medidas de protección jurídica para viudas y huérfanos, de carácter más retórico, pero que sería receptado por la legislación mesopotámica tiempo después.

La ciudad Umma, durante mucho tiempo relegada a segundo plano y por dos siglos sometidos al control de Lagash, finalmente de la mano del rey Lugalzagesi, a.C vino el desquite de esta ciudad sobre sus opresores. En 2342, este atacó Lagash, que fue destruida y su rey, Uruinimgina tuvo que huir y morir al poco tiempo en una localidad vecina. Los textos hablan de Lugalzagesi como conquistador de la Mesopotamia, pero es algo discutido, lo que es probable que ejerciera el control sobre gran parte de Sumer, gobernando desde la ciudad conquistada de Uruk. El fin de su reinado vino de la mano de un copero del rey Ur-Zababa, de Kish, el célebre Sargón de Akkad.

El imperio Acadio y la III Dinastía de Ur

Los historiadores hablan de la existencia de una sociedad mixta, mas allá que el elemento sumerio, desde tiempos neolíticos era preponderante en el sur del país del Sumer, más al norte, la presencia semita era importante, como en el reino de Mari, que fuertemente influido por la cultura sumeria, tenía un fuerte componente étnico semita. En este contexto, apareció la figura de Sargón (2334-2279 a.C.), nombre que se impuso el mismo, que significa “rey legítimo” (Sharru-kin en acadio). No queda bien claro como logró ascender hasta el rol de copero del rey de Kish y su posterior ascenso, que le permitió fundar una ciudad, Akkadé o Akkad, en una región con fuerte influencia semita, donde se hizo proclamar rey. Inició una campaña militar, que le permitió a que dos importantes actores de la zona como Ebla y Mari pagaran tributos y fueron vasallos de Akkad. Este hábil estratega, creó un anillo de conquistas territoriales, que rodearon al país del Sumer. Había consolidado su poder en el norte de la Mesopotamia, sometido a los elamitas, y según parece el puerto de Dilmun, en el actual Bahrein. El alzamiento de la ciudad de Kazallu, todavía no ubicada por los trabajos arqueológicos, abrió las puertas para la invasión del país del Sumer, controlado por el rey Lugalzagesi. Este fue capturado, tras la caída de su capital Uruk, junto a una cincuentena de reyezuelos sumerios, que eran sus vasallos. Este personaje adoptó el título de Rey de la totalidad o shar kishshati.

Las etapas finales del reinado de Sargón tuvieron que hacer frente a rebeliones, y tensiones entre las poblaciones conquistadas. A pesar de las medidas conciliadoras, especialmente al mantener el sumerio como lengua oficial, y mantener la influencia cultural del país del Sumer, en las etapas finales el acadio logro ocupar un lugar importante. Su sucesor Rimush (2278-2270), tuvo que hacer frente a una rebelión sumeria, liderada por el monarca de Ur, Kaku. El historiador español Peinado Lara El nuevo rey la reprimió muy duramente, matando, deportando y haciendo prisioneros (que estableció en un campo de concentración) a miles de sumerios, entre ellos Ku- kuid (o Kitushid) de Lagash, Kaku de Ur y Asharid de Kazallu. Los elamitas también se sublevaron, pero fueron derrotados. Su sucesor Manishtushu, que era el hermano del anterior, tuvo que enfrentar nuevas revueltas de los elamitas. Sucedido en extrañas circunstancias por su hijo Naram-Sin (2254-2218), quién tuvo que enfrentar diversas campañas militares, especialmente contra la presión de pueblos montañeses, que se habían convertido en una amenaza real para los acadios. El citado rey, tuvo que lidiar con la rebelión de Nippur, cuyo monarca Amar-Enlila, lideró una coalición. La respuesta militar fue el saqueo de dicha ciudad, dando origen a la Maldición de Akkadé que recayó sobre los reyes acadios, por profanar el templo de Enlil. La evidencia histórica señala a Naram sin, como devoto de Enlil, lo que genera dudas sobre la “historicidad” de la destrucción y profanación de los templos, pero tal vez, dicho mito, fue para justificar de alguna manera, la suerte del imperio acadio. El último rey del imperio acadio fue Sharkalisharri (2217-2193), quien presidio la decadencia del estado forjado por Sargón. Parte de la historia acadia, ha permanecido en la oscuridad, por ejemplo, la labor organizativa del imperio, al no haberse localizado las sedes de los reyes acadios, ni su capital, Akkadé, junto con sus archivos.

La presión de los pueblos martu o amorreos, se hizo constante, a pesar de ser derrotados, estos se instalaron en el noroeste del imperio. Elam, viejo enemigo de los acadios, se independizó. Los amorreos eran un problema de seguridad en las zonas rurales. A este panorama se une la presencia de los guti, que, junto a otros pueblos de las montañas, como los lullubi y hurritas, llevó al imperio a una posición netamente defensiva. Prueba de ello, a pesar que Sharkalisharri, derrotó a los guti, este debe replegarse, para establecer una frontera más controlable. Abandona el título de rey de las cuatro zonas, para ser simplemente rey de Akkad. El renacimiento sumerio, busca recobrar su vieja identidad y zafar del control acadio, por el fracaso de algunas reformas políticas y religiosas, llevó a muchas ciudades a un estado de rebelión. Los guti o qutu, a pesar de haber sido derrotados, mantienen su presencia se dedican al pillaje y son fuente de inseguridad. El reinado de este personaje tocó fin en el 2139, murió asesinado en una intriga palaciega como sus antecesores. Akkad se sumergió en el caos. Las antiguas ciudades sumerias, lideradas por Uruk, se habían sublevado. Aspiraban a recuperar su soberanía como ciudades estados. En Akkad hubo intentos de mantener el orden de la mano de los reyes Dudu y su hijo Shu-Durul (2168-2154 a. C). Finalmente, Akkad, cayó en manos de los guti, en una posible alianza donde participara el clero de Nippur y las tropas de Uruk. La violencia fue más importante en el norte, donde poblaciones de las montañas ejercieron una presión constante, además de las expediciones de

pillaje, terminaron con el poder acadio en el norte del imperio, como pone en evidencia la arqueología. En el sur, la situación fue diferente, donde las destrucciones no fueron de tal magnitud, pero si las hubo, lo que pone en evidencia el clima de inseguridad generalizada y el debilitamiento del poder central acadio.

Fin del imperio acadio y renacimiento sumerio

Los guti controlaron parte del país del Sumer, manteniendo puntos fuertes, ejerciendo un dominio de carácter irregular, donde se vive un período de anarquía. Dado la escasa documentación, el período guti, es uno de los más oscuros, dado que la documentación sumeria, no es fiable en este aspecto, a juicio de los expertos. Si se considera un personaje histórico Erridupizir (2220-2211), quién protagonizó incursiones, que causaron serios daños y contratiempos al debilitado imperio acadio. Los documentos sumerios, hablan de veinte reyes guti, siendo cinco solo los que los historiadores han logrado de alguna manera probar su existencia, uno de los cuáles, Sarlagab, con un reinado de seis años, se sabe de sus luchas contra el rey acadio Sharkalisharri. El último rey guti, Tiriqan (2120) de breve reinado, según las tablillas sumerias, solo cuarenta días. Fue protagonista de actos de pillaje y asaltos a caravanas y rutas comerciales. Derrotado por el rey sumerio de Uruk, Utukhegal (2123-2113). En el marco de este proceso, la llamada Lista Real Sumeria nos habla del ascenso de la IV Dinastía de la ciudad citada. La liberación del interregno guti, fue celebrada en diversos documentos, muchos de los cuáles fueron reproducidos siglos después, en tiempos de los asirios y hasta seleucidas. En todos los casos, reflejaban el escaso nivel de desarrollo de dicho pueblo, de lengua desconocida, responsable de la devastación de campos y saqueos. Los historiadores, nunca han logrado, saber mucho más de este misterioso pueblo, tras ser derrotado por los sumerios, desaparecieron en la noche de los tiempos.

El renacimiento sumerio abarcó la etapa entre el 2100 -2000 a.C. que como nos dice Peinado Lara se caracterizó por la rápida alternancia de fuerzas políticas disgregadoras y unificadoras, así como por la continuidad, con algunos retoques, de las estructuras administrativas y económicas del Imperio acadio, salvo unos pocos casos aislados de vuelta al antiguo concepto de ciudad-templo. En este proceso, observamos que la ciudad de Ur es la gran protagonista de este renacimiento, transformándose en un poder hegemónico en el antiguo País del Sumer. Este renacer cultural y político, también participaron Lagash y Uruk.

En Lagash, en este período, sobresalió el príncipe Gudea (2141-2122), gracias a su política pacifista, sería recordado en los textos como símbolo del monarca piadoso y sabio. La ciudad ejercía el control de gran parte del sur de la Mesopotamia. A pesar de la escasa documentación sobre su actuación política, la evidencia sobre las obras públicas, culturales, para los expertos los ha llevado a la conclusión que fue un gobernante brillante, dado el alto nivel que llegó Sumer, en materia de literatura y artes. Por la datación cronológica, se supone que Gudea tuvo que convivir con los conflictivos guti, que al parecer pudo contenerlos de alguna manera y coexistir con sus belicosos gobernantes. Si se sabe, que llevó a cabo operaciones militares contra los reyes de Anshan y Elam, pero se supone que fueron de carácter defensivo. Durante su reinado hubo reformas legislativas y sociales, especialmente para sectores menos favorecidos. El comercio sumerio, con sus ganancias, permitió un amplio programa de obras públicas. Su importancia de este ensi – príncipe gobernante de una ciudad – lo convirtió en un dios, dentro del panteón sumerio.

Expulsados definitivamente los guti, ascendió como poder político en el País del Sumer, la ciudad de Ur, de la mano del antiguo general de Uruk, Ur-Nammu. El ascenso de este personaje, es oscuro, no queda muy claro. Aparece cuando Ur perdió frente al arbitraje del rey de Uruk, en una disputa de tierras con Lagash. Liberada Ur de la tutela de Uruk, con la muerte de su rey Utukhegal en 2113, Ur Nammu, se lanzó contra el rey de Nammakhani de Lagash, colocando allí un príncipe títere. Así comenzó la III dinastía de Ur. El proceso de expansión, incluyó la toma de Uruk, donde colocó a un hijo suyo como sumo sacerdote del templo de la diosa Inanna.

En poco tiempo había ocupado los territorios de Sumer y Akkad, proclamándose así mismo como rey de Sumer y Akkad o lugal ki-en-gi ki-uri- ge. Su programa de obras permitió que el comercio marítimo, remontara aguas arriba en los puertos fluviales de Ur, Nippur, y Lagash como en los tiempos anteriores al imperio acadio. El periodo de prosperidad fue continuado por el hijo de Ur Nammu, Shulgi (2094-47). En su largo reinado, la actividad militar mas intensa comienza a mitad de este aproximadamente, especialmente en el norte para contener el área del actual Kurdistán. Las presiones de los hurritas y amorreos son cada vez mayores. Shulgi tiene como objetivo garantizar las rutas comerciales para el abastecimiento de materias que la Mespotamia carece.

Incluso levanto el Muro de Tierra, una serie de posiciones defensivas para lidiar con el problema hurrita. Frente a los elamitas, tuvo una política de control, a un país, que todavía no salía de la anarquía luego de la irrupción de los guti. Colocó al frente de Susa un gobernador de su confianza y casó a una de sus hijas con el gobernante de Anshan. De esta manera buscaba tener apoyo frente a los hurritas y garantizar el abastecimiento de estaño y lapislázuli proveniente del actual Afganistán. Shulgi promulgó un código de leyes, un régimen de impuestos, impulsor de artes y obras. La evidencia histórica, pone en evidencia que era un personaje culto, conocedor de la escritura, de la música. Su muerte es objeto de discusión, si fue asesinado por una epidemia. Sea como fuere su entierro fue en un mausoleo – templo, que Ur Nammu había ordenado construir.

El sucesor de Shulgi, Amar-Sin (2046-2038), una etapa de gran prosperidad, salvo los conflictos con Elam y la frontera norte. El País del Sumer disfruto de orden y mejoras económicas. Muerto posiblemente por una infección, fue sucedido por Shu-Sin (2037-2029), hermano del rey muerto, que alcanzó el trono por acuerdo de los hijos que tenía Shulgi – Amar-Sin, Shu-Sin e Ibbi-Sin – que, según los historiadores, los que apoyan la idea del asesinado de rey Shulgi por instigación de sus herederos, para un reparto equitativo del poder. La paz de antaño comienza a resquebrajarse, dado que la seguridad en las fronteras es cada vez más endeble, especialmente por la presión de los amorreos. Al poco tiempo debió sofocar una rebelión que destronó a un rey aliado, casado con una de sus hijas. Los prisioneros fueron encerrados en un campo de concentración en las cercanías de Nippur. Pero la situación era inestable al norte, llevando al rey a construir un muro al norte del actual Bagdad – algo que es objeto de discusión sobre el tipo de construcción defensiva- para contener a los amorreos. Muerto Shu Sin, lo sucedió su hermano Ibbi-Sin (2028-2004), quién se calificó como un dios.

Este lanzó operaciones militares sobre Elam, terminando con la política de asimilación y pacificación de Shulgi, que le permitió establecer una suerte de protectorado. Pero la falta de tacto de sus sucesores abrió las puertas para el abismo, que sobrevendría en poco tiempo. La presión de los amorreos era constante. La presencia de estos era una realidad, por un lado, por medio de una penetración pacífica, donde su presencia demográfica en el Sumer y Akkad era creciente, escalando lugares en la sociedad neosumeria, y por otro, a través de la fuerza. Mientras Ibbi Sin luchaba en el país de Elam, los amorreos superaron las murallas defensivas del norte, pronto hacia el 2017 a.C estos controlaban las regiones del norte del imperio de Ur. Ibbi Sin acudió al gobernador amorreo de Mari, Ishbi-Erra, pero con alto precio. Este personaje pronto se hizo con las ciudades sumerias y territorios acadios, agregándose el control de Nippur, la ciudad santa de los sumerios, reclamando para sí, un rol protagónico y la lealtad de las ciudades sumerias a su persona. Las ciudades del norte, como del país de Anshan y Elam, proclamaron su independencia, reemplazando la divinidad de Ibbi Sin, el gran rey de Sumer y Akkad, por divinidades locales.

La suerte estaba echada. En estos tiempos dramáticos, hay intercambio epistolar entre Ibbi sin e Ishbi Erra, por el pedido de grano del primero, pero negado por el segundo al no tener embarcaciones para su auxilio. Seguramente la negativa fue para debilitar aún mas a Ibbi Sin, que estaba en una situación cada vez más delicada. En una carta al gobernador de Kazullu, Puzur-Numushda, Ibbi Sin habla de la traición de Ishbi Erra, que ya se había declarado independiente de su poder desde la ciudad de Isin, proclamándose rey, y pedía a los dioses que los amorreos y elamitas acabaran con el poder del traidor, destacando, que no era de semilla sumeria. Pero Ishbi Erra, había logrado neutralizar el peligro amorreo, seguramente por medio de las armas, y dividió al imperio en dos. Ur quedó limitado a un pequeño espacio en el sur, y el resto del País del Sumer y Akkad, en manos del nuevo rey de Isin

El trágico final de Ur, vino desde Elam. El rey elamita Kindattu, de Simashki, con apoyo de pueblos de los Zagros, como subarteos, sua y otras gentes, atacaron Ur, siendo destruida. Ibbi Sin, pidió ayuda algunos reyes sumerios, que acudieron en su ayuda, pero era demasiado tarde. La antigua gran ciudad de los sumerios, fue incendiada y destruida. Su rey Ibbi Sin capturado y enviado a Elam donde moriría. El mundo sumerio sobrevivió un tiempo más, de la mano del rey de Isin, el ya nombrado Ishbi Erra, que entró en colisión con un nuevo poder en la zona, Larsa. Esta ciudad tuvo su momento de esplendor con Rim Sim, monarca con el cual tuvo su máximo apogeo, al controlar gran parte de la región, pero en 1763 a.C. la ciudad fue anexada al imperio Babilónico. El antiguo País del Sumer, estaba agotado por guerras, cambios que afectaron la agricultura con las sequías, salinización y empobrecimiento de la zona, además de un proceso de fragmentación política que debilitó aún más a los pequeños estados existentes, que cayeron ante el poder de Babilonia, pero eso, es otra historia.

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