Turkmenistán: Gas, Petróleo, y Dictadores

La caída de la Unión Soviética, para muchos significó la apertura a la democracia, pero más bien en más un caso, el régimen comunista terminó siendo un mal menor. En algunas repúblicas el caos se hizo control de la situación, y en otros, las antiguas elites locales, se erigieron en dueños del destino, implantando regímenes corruptos y dictatoriales. El caso de Turkmenistán es ejemplo de ello, que desde hace décadas viven envuelto en una dictadura, propia de una película Made In Hollywood.
Por: Jorge Suárez Saponaro | Director de Diario El Minuto Argentina
Turkmenistán, nació como estado independiente en 1991, luego de la implosión de la Unión Soviética. Es un país de 491.210 km2 y unos seis millones de habitantes. La presencia de los turcomanos es de vieja data, llegaron hace varios milenios posiblemente desde los Montes Altai. En el siglo IV a.C el país formó parte del imperio de Alejandro Magno, para luego estar sometido a los imperios, parto, sasánida, los árabes.
En el siglo XI aparecieron los turcos selyúcidas, que ejercieron el control del área, hasta que finalmente fueron aplastados por el imperio de Gengis Kan en el siglo XIII.
Dado su posición geográfica en torno a la Ruta de la Seda, en Turkmenistán prosperó la ciudad de Merv, que durante siglos fue un centro comercial muy importante, hasta que finalmente fue destruida por los mongoles. Dividido el imperio de Gengis Kan, el país quedó en manos de la llamada “Horda de Oro” y luego el imperio creado por Tamerlán en 1380.
El fin de este imperio, abrió las puertas a conflictos tribales, como los intentos de estados vecinos de controlar la zona. En el siglo XVI, los jinetes turcomanos, eran un problema de seguridad para las rutas comerciales, esto llevó siglos después, a entrar en conflicto con Rusia.
En el siglo XIX, el ejército ruso llevó a cabo diversas expediciones, fundándose el puerto de Krasnovodsk – hoy Turkmenbashi – en 1869, con la finalidad de brindar seguridad. Las fuerzas rusas fueron avanzando lentamente por el territorio hasta que en 1874, fue establecido un distrito militar y en 1894, el país estaba bajo control efectivo de Rusia.
En 1917, con el estallido de la Revolución, el país fue campo de batalla entre Blancos y Rojos. En 1921, finalmente los Rojos se impusieron tras cruentos combates. En 1921, la antigua provincia de Transcaspio, se convirtió en república de Turquestán y en 1922.
República Socialista Soviética de Turkmenistán, como uno de los estados fundadores de la Unión Soviética. En tiempos comunistas, se tomaron medidas destinadas a impulsar el desarrollo por medio de ambiciosos programa de regadío, lo que permitió la expansión del cultivo de algodón, y la extracción de gas y petróleo. El país poco poblado, pronto recibió trabajadores de origen eslavo para trabajar en los proyectos industriales.
Independencia la dictadura delirante
En 1991, el país alcanzó la independencia con la disolución de la Unión Soviética. El presidente, heredado de tiempos soviéticos, Saparmyrat Nyýazow, fue electo jefe de estado del primer gobierno independiente. Este burócrata de la nomenklatura local, se convirtió en un siniestro dictador. El Partido Comunista, se convirtió en el Partido Democrático de Turkmenistán, el único del país.
El flamante dictador, comenzó a tomar medidas rozando lo delirante. Modificó el calendario, introduciendo nombres de familiares, escribió un extraño libro Ruhnama, dedicado a impulsar una serie de valores y espiritualidad, fue declarado de lectura obligatoria e incluso, necesario para obtener títulos de grado o licencias para conducir.
La obra del dictador, fue mostrada al mismo nivel que el Corán, lo que generó una crisis con dirigentes religiosos islámicos, la fe mayoritaria de la población, el régimen no dudó en derribar mezquitas que no aceptaran algo considerado como una blasfemia.
Otras medidas, difíciles de comprender, como el cierre de todos los hospitales del país, excepto en la capital Asjabad. Esto elevó sustancialmente la mortalidad, comparables a los peores niveles países subdesarrollados.
El listado de medidas insólitas que roza con una mentalidad propia de un imbécil, es larga, pero real. Los hombres tiene prohibido usar barba o pelo largo, se desterraron los perros de la ciudad capital por su olor desagradable, según el dictador; el uso de maquillaje en los medios de comunicación no está permitido; la prohibición del circo, el ballet y la ópera; penalidades para el uso de autos color oscuro o sucios; cambiar el nombre de la palabra “pan de mesa” por el nombre de la madre del dictador; la construcción de una pista de patinaje sobre hielo en pleno desierto, además de construcción de estatuas en honor al tirano, bañadas en oro claro está.
El culto a la personalidad llegó a niveles insólitos, la cara y el nombre del dictador, estuvieron presentes en carreteras, billetes, carteles, estampillas y largo etc. En materia cultural, la represión fue intensa, las minorías rusa y uzbeca, fueron obligados a dejar el país, sino cambiaban sus nombres y vestuario al estilo local.
Mujeres uzbecas que se casaron con locales, fueron deportadas junto a sus hijos. Las medidas destinadas a impulsar la “nacionalización” de las administración, llevó a muchos habitantes del país, venidos en tiempos soviéticos, a emigrar, afectando el funcionamiento del estado.
La libertad de cultos no existe, a pesar que el país se proclama como secular. En materia de libertad de expresión, los periodistas son elegidos por el régimen. Incluso existen serias denuncias como la muerte bajo tortura de la periodista de Radio Europa Libre Ogulsapar Myrádowa, en 2006. Poco se sabe de la situación de derechos humanos, pero es considerado por prestigiosas ONG, como uno de los regímenes más cerrados del mundo, comparable al caso de Corea del Norte.
El alto valor estratégico de los ricos yacimientos de gas y petróleo, llevaron a la UE, a olvidarse de las graves violaciones de los DDHH y mantener lazos comerciales con dicho país. Firmas francesas, británicas, alemanas, hacen negocios con el lucrativo gas. Esto también se vincula con el conflicto geopolítico con Rusia.
El presidente Gurbanguly Berdymukhamedov de Turkmenistán ya tiene su estatua de oro.
A pesar de la firma de acuerdos, impulsando el comercio con el bloque europeo, la economía local está altamente intervenida por el estado. Las grandes ganancias del régimen, con la energía, la ha permitido que la red de agua, electricidad, como gas, sean gratuitas hasta el 2030.
Pero ello no impide que el pueblo viva en la pobreza y busque la manera de salir del país, agobiados por la corrupción, desempleo, y el estado policial. La inflación se estima en el 300%, cientos de miles de turkmenos dejaron el país, buscando un futuro mejor, muchos lo hacen de manera clandestina hacia países vecinos y Rusia.
El salario promedio es de 50 euros, la dependencia de las ayudas del estado, son crecientes, especialmente en búsqueda de alimentos subsidiados, cada vez más escasos. Existen también denuncias sobre el empleo de trabajadores forzados en la colecta de algodón, que llevó a Estados Unidos a impedir el ingreso de este producto su mercado.
En diciembre de 2006, el dictador murió intempestivamente. El sucesor del tirano muerto, era el presidente de la Asamblea Nacional, Öwezgeldi Ataýew, este fue detenido, antes de asumir el poder, y a su vez depuesto, catapultando al poder al vice primer ministro Gurbangulí Berdimujamédov, como nuevo jefe de estado, ratificado en las urnas en 2007.
A pesar de algunos cambios, como, terminar con la prohibición del ballet, ópera o teatro, reabrió la Academia de Artes, eliminó la discriminación para uzbecos y rusos, restableció el pago de pensiones para unas cien mil personas, suspendidas de manera arbitraria por Nyýazow, pronto se mostraría tan autoritario y arbitrario como su antecesor.
Retiró una estatua bañada en oro de Nyyazow, en el centro de la ciudad, pero en 2015, se erigió otra de las mismas características, en el mismo lugar, en honor al presidente Berdimujamédov, conocido en el país como “Protector”. Los turkmenos accedieron a Internet con restricciones, pero no fue más que una cortina de humo, para encubrir un régimen dictatoria y corrupto.
El culto a la personalidad rozando con lo ridículo siguió junto a una implacable censura a la prensa y el régimen de partido único.
Pero parece que es una tradición nacional, legislar estupideces. La ley sigue castigando pasar música grabada en bodas, conducir con el auto sucio o comprar cigarrillos, usar barba ante los 40 años es un delito. Fue creado un fondo millonario para proteger a una raza de perros local, mientras que la gente se amontona por una ración de comida.
Tener cuenta en facebook, es imposible, dado que el acceso a redes sociales esta impedido y existe una fuerte vigilancia electrónica. Esto facilitado gracias a la transferencia de tecnología de firmas alemanas. En Turkmenistán, el “Gran Hermano” vigila a todos las 24 horas del día, durante todo el año.
Estudiantes universitarios, empleados públicos son obligados al uso de determinado vestuario, inspirado en trajes folclóricos. Las mujeres deben cumplir con determinadas normas estéticas en relación a su cabello, uñas, etc. Los empleados del estado son obligados a participar de actos patrióticos, como ejercitar coreografías, como en Corea del Norte.
El mal gusto y la humillación son moneda corriente en este tipo de dictaduras. Disentir es un serio problema, dado que la tortura, esta bien extendida en el país, como la desaparición forzada de personas, especialmente si dan con sus huesos a la cárcel de Ovadan Depe, en pleno desierto. Los servicios secretos turkmenos no han dudado en amenazar a opositores o periodistas locales críticos con el régimen, que viven en países vecinos.
La capital del país, cuenta con enormes plazas, fuentes, edificios y museos, pero casi no hay transeúntes. Los museos están vedados a locales y extranjeros. Entonces pareciera ser una suerte de “puesta en escena”. Un centro de diversiones, donde no hay niños disfrutándolos. Fueron invertidos más de dos mil millones de dólares, en un Aeropuerto que apenas tiene utilidad, como más de cinco mil millones de dólares para una villa olímpica.
El delirio, no termina con la capital, sino con un centro turístico en el Mar Caspio para 120.000 visitantes, y nunca pasó del millar por año.
En 2013, hubo cambios con este sistema, pero el poder siguió siendo controlado por la elite del régimen y del Partido Democrático. En 2017 hubo elecciones presidenciales, con varios candidatos, pero más bien fue una puesta en escena, para que el dictador Berdimujamédov, fuera reelecto por el 97% de los votos. En materia de política exterior, el país se acercó a Rusia, país que le vende la producción de gas Europa.
En el marco de la pandemia del COVID 19, el régimen oculta la dura realidad, los médicos hablan de neumonía y existe un silencio informativo sobre el impacto de la enfermedad y las victimas que ha ocasionado. La misión de la OMS, presente en 2020, ante las versiones oficiales, decidieron no entrar en polémica con el gobierno turkmeno, dado la ausencia de fuentes fiables.
Rusia ha sido el proveedor de insumos medicinales, pero a cuentagotas, dado que el régimen ni siquiera ha pedido ayuda formal y se niega dar información real sobre la situación del COVID del país, lo poco que se sabe que ha cobrado un número importantes de victimas, incluyendo familiares allegados al presidente.
La dureza del régimen, impide que funcionarios, por diversos canales, hagan saber la situación del país ante esta crisis, pero tarde o temprano según diversos observadores, la realidad que impone el COVID reflejará las deplorables condiciones que vive el pueblo turkmeno. Pero mientras el país no afecte los intereses de poderosos actores regionales, y las empresas de los países democráticos de la UE sigan obteniendo ganancias, el Protector podrá seguir gobernando al país como su finca privada, con sus caprichos y torturando y maltratando a sus desgraciados ciudadanos, a sus anchas.