El gobierno de Israel tiene que lidiar con el ataque terrorista más cruento e importante desde la fundación del Estado. El número de muertos ocasionadas por el grupo terrorista HAMAS, alcanza más de 1200 muertos. En pocos días, al Fuerza de Cohetes del ala militar del citado grupo, lanzó 5.000 proyectiles, agregándose el ataque vía terrestre, en el marco de un verdadero golpe de mano. Desde el punto de vista militar, ha llegado la hora de acabar con la capacidad de ataque del enemigo y ello implica, tomar sus bases, pero que en este caso se ubican en la ciudad de Gaza y otras localidades aledañas a dicha ciudad palestina.
Por eJorge Alejandro Suárez Saponaro | Director de Diario El Minuto para Argentina
Los combates urbanos en la experiencia militar israelí, no es algo nuevo. En 2002, el ejército, tuvo que lidiar con este tipo de problemas táctico – operativos, en Nablus y Jenin. Los soldados israelíes, travesando muros de linde y verticalmente a través de aberturas abiertas en techados y suelos. Estos evitaban utilizar calles, carreteras, puertas de acceso a viviendas y hasta los patios traseros, a fin de evitar ser emboscados. Esta maniobra a través de los interiores de las casas, convirtieron dormitorios, habitaciones en lugares de combate contra irregulares palestinos. En otras palabras, la táctica podría describirse como “caminar atravesando muros”. Circunstancias, impuestas por la situación táctica, que planteaba el enemigo. En el seno de las fuerzas armadas israelíes, el debate doctrinario sobre guerra en espacios urbanos, generó muchas controversias, incluyendo el cierre del centro especializado OTRI. Oficiales superiores que integraron dicha organización, eran partidarios del repliegue de Israel de Cisjordania y Gaza, y su reemplazo el concepto de “ocupación” por el de capacidad de “moverse” a través de dichos territorios, con el objetivo de conseguir “efectos” por medio de ataques aéreos o acciones tipo comando, a los fines de afectar al enemigo desde el punto de vista psicológicos y de su organización. En este contexto, Israel tendrá que lidiar con los grupos terroristas afincados en Gaza, que consolidan su poder desde la derrota de al Fatah, no solo en las elecciones, sino en el conato de guerra civil palestina, que llevó a que las fuerzas de este grupo nacionalista como las fuerzas de seguridad de la Autoridad Nacional de Palestina o ANP, fueran expulsadas por las fuerzas de Hamas en 2007. La victoria de Hamas por medio de la violencia, se debió ante la desorganización, como corrupción, mal endémico dentro de la ANP, frente a los disciplinados y bien organizados, pero peor armados, del Hamas.
La amenaza de Hamas y sus estrategias frente a Israel (2008-2023)
El movimiento Hamas, organizó su propia rama militar, las Brigadas Izz ad-Din al-Qassam, tenían en 2005, entre 6.000/10.000 efectivos. En 2008, la organización tenía 16.000 efectivos, de los cuáles 2.000 eran cuadros de elite formados en Siria, Líbano e Irán. La Franja de Gaza, un espacio de 363 km2, fue dividida en cuatro sectores operativos, mientras que la llamada “Fuerza de Cohetes” quedó bajo un mando centralizado. Las fuerzas de Hamas, se orientaron a convertirse en una organización de defensa territorial, principalmente orientada a la protección de los cuadros dirigentes y puntos clave.
El aparato militar del Hamas llevaba a cabo acciones de comandos suicidas contra blancos civiles en Israel, secuestro de soldados en áreas fronterizas (como el caso del cabo Guilad Schalit) y recopilación de información. A los fines de eludir la vigilancia israelí, fue construido una extensa red de túneles, que cruzaban la demarcación entre la Franja e Israel, además de servir de una aceitada red de contrabando, almacenamiento y seguridad de comunicaciones. El despliegue logístico, fue orientado hacia el sur, dado que los controles en la frontera egipcia son mucho más laxos y esto convirtió la red de túneles con el Sinaí, un verdadero cordón umbilical. Los campos de refugiados, hospitales, escuelas y otros edificios públicos, fueron empleados como “pantalla” para ocultar centros de mando, logísticos y de entrenamiento de las fuerzas de Hamas. Los líderes del grupo terrorista, no solo encontraron en la pauperizada Gaza, un espacio para reclutar personal, siendo una importante reserva de recursos humanos, dado que para muchos ser terrorista del Hamas, implica salario, seguro de salud y vivienda, sino que la población palestina ofrecía ser un verdadero escudo de protección. Las tácticas del grupo, limitan seriamente diferenciar entre los combatientes del Hamas, la población civil, como distinguir claramente puestos de mando, logísticos o de operaciones, entre el paisaje urbano de Gaza o la localidad vecina de Rafah.
El grupo Hamas siguió de cerca la experiencia de la guerra entre Israel y el Hezbollah, que impactó en su entrenamiento, preparación para el combate, como empleo de la fuerza de cohetes para golpear blancos civiles. El infundir miedo en la población, tiene que ver con atacar las bases de la voluntad de lucha de Israel, con el objetivo de lograr una corriente de opinión en caso de conflicto, presiones para una rápida salida de este, y por otro, también promover la exacerbación de sectores más nacionalistas, para que presionen fuertemente al gobierno israelí para una mayor escalada, y esto se traduzca en bajas palestinas, que pueden ser capitalizadas por el aparato de propaganda. Las dos opciones, han sido empleadas con habilidad, lo que permitió mostrar al gobierno israelí, como responsable de la muerte de civiles palestinos en Gaza, en las operaciones de represalia llevadas a cabo por fuerzas hebreas, dejando de lado o un segundo plano, las víctimas del lado israelí. En síntesis, los terroristas, imponen una serie de dilemas. Por un lado, la escalada del conflicto, implica daños y muertes a la población civil, y por otro, la necesidad de impedir o poner fin a los ataques del Hamas, tiene su costo político, dado que las acciones impactan en mayor o menor medida sobre la población civil. La opinión pública, no repara en el accionar terrorista de Hamas que utiliza a los palestinos como escudos humanos, sino gracias al aceitado mecanismo de propaganda y acción psicológica, solo ven víctimas civiles ocasionadas por uno de los “ejércitos más poderosos del mundo” y una resistencia en manos de fuerzas tercemundistas, armados con armamento portátil y cohetes, sin grandes recursos tecnológicos.
Israel para limitar la capacidad militar de Hamas, como de sus aliados, como la Yihad Islámica Palestina, optó por imponer un bloqueo, con ciertas limitaciones, relativo a la provisión de agua potable, energía eléctrica, servicios de salud de complejidad y que varias decenas de miles de palestinos, puedan trabajar en territorio israelí. Esta realidad, tiene su impacto en la economía de la Franja, no cabe duda, pero hay algo que pocos dicen, que los millones de dólares que recibe el Hamas para su sostenimiento, son destinados a fortalecer su aparato clientelar y militar, que permite sostener a miles de combatientes, un aceitado sistema de asistencia social, educativo, orientado a reclutar y crear una base social en las distintas ramas del grupo. La pauperización, el desempleo, y la desesperación de los millones de palestinos que viven, o menor dicho sobreviven en Gaza, son funcionales a los intereses del Hamas en su agenda de radicalización. Este “ejército” de descontentos son más fáciles de captar, especialmente los jóvenes, afectados por un desempleo que supera el 30% de la población activa.
El grupo Hamas por medio de sus organizaciones de educación y beneficencia, creó su base social en los refugiados palestinos. La toma del poder en Gaza, implicó niveles de seguridad que no se conocían en un área donde los robos y secuestros, como luchas entre bandas delictivas eran frecuentes. Esto por un tiempo, generó popularidad.
La Operación Plomo Fundido, tuvo como objetivos, dañar la capacidad militar de Hamas, desarticular su conducción política estratégica y restablecer la seguridad del sur de Israel, recuperando el rol disuasivo de las Fuerzas de Defensa. Las operaciones, estuvieron precedidas de acciones aéreas, luego de un ataque terrestre sobre objetivos muy puntuales. Las reglas impuestas a las fuerzas israelíes eran bien claras: evitar el menor número de bajas propias, reducir al máximo el daño colateral sobre la población civil y destruir la capacidad militar de Hamas. La respuesta militar de dicho grupo, fue el despliegue de sus fuerzas, creando una zona de amortiguación, para retardar el avance israelí hacia las ciudades de Gaza, Rafah y Khan Yunis. Una segunda línea de defensa, tenía previsto retrasar y desgastar el avance en las ciudades antes aludidas y finalmente había un último anillo de defensa en torno a puestos de mando, almacenes y centros de lanzamiento de cohetes. Los israelíes desplegaron 10.000 efectivos correspondientes a unidades de infantería, paracaidistas y blindados.
Las fuerzas israelíes en el avance en los centros urbanos palestinos, mostraron mayor pericia, siguiendo la experiencia del concepto de “enjambre”, evitando puertas, ventajas u otros lugares previsibles para el enemigo. Las fuerzas de infantería, iban acompañados de tropas con canes, especialmente adiestrados y otros recursos técnico operativos, que permitió identificar arsenales, bases operativas, acceso a la red de túneles. Un acertado trabajo de inteligencia, permitió seleccionar blancos, avisar a la población civil, y reducir drásticamente los daños colaterales. En pocos días, Hamas con mediación egipcia, aceptó el cese del fuego. Las fuerzas del Comando Sur de las Fuerzas de Defensa, logaron aislar a las fuerzas del Hamas, limitar su libertad de movimiento y cortar cualquier vía de escape como de posible abastecimiento. El precio de la operación fueron solo diez soldados muertos, frente a 600 terroristas del Hamas, considerados de buena preparación militar y la destrucción de un tercio del arsenal de la Fuerza de Cohetes del Hamas.
Tanto Hamas como la Yihad Islámica, recuperaron capacidades y volvieron a lanzar cohetes en 2012. En 2014, una vez más estalló el conflicto abierto con Israel. Este duró 49 días entre los meses de julio y agosto de aquel año. En ese momento, el sistema de defensa Cúpula de Hierro, era una realidad, pero ello no impidió que Hamas lanzara 4000 proyectiles de todo tipo y calibre. Israel respondió con nuevos ataques aéreos e incursiones terrestres. Una vez más los civiles en la Franja se llevaron la peor parte, dado que Hamas utiliza infraestructura civil para ocultar sus estructuras militares.
La estrategia israelí, por lo que hemos observado siempre se ha limitado a desmantelar las capacidades militares de Hamas, destruir infraestructura para desarrollar su fuerza de cohetes, depósitos de armas y eliminar tropas mejor preparadas. El apoyo externo, agregándose la supervivencia de las estructuras de conducción estratégica e inteligencia, permite que el movimiento pueda reconstruirse, sin olvidar todo el entramado que tiene que le permite contar con una base social que le sustenta.
La experiencia a lo largo de años de enfrentamiento, el generoso financiamiento a través de Irán y también posiblemente de Qatar, permitieron que Hamas tuviera la capacidad de reconstruir sus estructuras, agregándose “fisuras” en los controles fronterizos con Egipto, que permitió que el grupo, no solo reconstruyera su capacidad militar, sino una infraestructura que le permitió la puesta en servicio de una Fuerza de Cohetes, que gracias al apoyo de Teherán, mejoraron su alcance, letalidad e incluso la capacidad de burlar el sofisticado sistema “Iron Dome” israelí., gracias a la táctica de ataques por saturación. Los terroristas de Hamas lanzaron nada menos que 5.000 cohetes contra objetivos israelíes en un lapso de 20 minutos. Al parecer el célebre sistema de defensa contra proyectiles alcanzó su capacidad de interceptación. En 2021, la inteligencia israelí, estimó que el arsenal de cohetes en manos de los grupos terroristas Hamas y YIP, alcanzaban los 30.000 proyectiles. El mayor temor de los analistas especializados, es que dichos grupos puedan contar con misiles guiados, no solo para batir blancos terrestres y aéreos, sino navales. Es sabido que el grupo terrorista Hezbollah, cuenta con misiles antibuque, además de modernos misiles antitanque y antiaéreos, como sistemas balísticos con más de 100 km de alcance.
Esto ha sido objeto de años de estudio por parte de Hamas y sus patrocinadores iraníes, para buscar el punto débil del sistema israelí citado. Tal vez, los ataques del mes de mayo en manos de la Yihad Islámica, tuvo algo que ver con esa evaluación. No cabe duda que los mando del Hamas, sacaron conclusiones y tomaron nota de la respuesta israelí. En este proceso de aprendizaje, el ala militar del grupo terrorista, alcanzaron un alto nivel de seguridad operacional. Lograron burlar la vigilancia electrónica israelí. Este “talento” sin ninguna duda viene de la mano de Teherán, que ha logrado un alto nivel en materia de preparación y planeamiento de operaciones de guerra asimétrica de mucha complejidad. El trabajo de inteligencia, es llamativo, y a nuestro entender, una vez más los iraníes, y posiblemente su “agente” Hezbollah, hayan tenido un papel en esta materia, especialmente a la hora de estudiar de manera muy detallada fisuras o fallas en la vigilancia fronteriza israelí. El nivel alcanzando, impidió que los servicios de inteligencia israelíes, no lograran predecir el ataque con precisión.
Las fuerzas de Hamas, mostraron un alto nivel de alistamiento, dado que la hora “H” del ataque, actuaron con suma rapidez, abrumando a los defensores israelíes. Asimismo, al identificar puntos débiles de la frontera común, permitió infiltrarse y atacar objetivos civiles israelíes. La inventiva e innovación, incluyeron acciones con parapentes con motor, que fueron utilizados para el asalto y masacre de más de doscientos jóvenes en un festival de jóvenes. Los terroristas, utilizaron ropas civiles, lo que impedía su identificación – una violación a los Convenios de Ginebra – facilitó su infiltración/ocultamiento, que dificultó la respuesta de las fuerzas israelíes.
Los terroristas, no solo llevaron a cabo acciones innovadoras, como identificar puntos ciegos en la frontera, sino operar drones de ataque, combinado con un disparo masivo de 5.000 cohetes, que dio fuego de cobertura, para que elementos del Hamas, no solo atacaran a civiles, sino bases militares israelíes, posiblemente para obtener materiales. Tal vez, buscaban en Cisjordania, llevara a cabo una Intifada o algún tipo de maniobra desestabilizadora. Tampoco el esperado ataque de Hezbollah, ocurrió, posiblemente por la pérdida del factor sorpresa. Solo se limitó a duelos de artillería y cohetes contra posiciones israelíes.
El liderazgo de Hamas subió la apuesta en el ataque del 7 de octubre. El asesinato de civiles, sin distinción de edad o género, agregándose el secuestro de civiles, tiene que ver con la estrategia del citado grupo terrorista, para quebrar el frente interno israelí y poner al gobierno en una situación crítica. El asesinato de civiles, sin ninguna duda busca infundir terror, quebrar la voluntad de la población, desmoralizarla, por otro lado, también exacerbar ánimos, generando una presión en dos direcciones distintas al gobierno de Netanyahu, de por si erosionado por cuestiones domésticas. La crisis institucional israelí, sin ninguna duda fue tomada como una situación de vulnerabilidad por los atacantes. Hamas busca que el gobierno, tome medidas apresuradas, cometa errores, que puedan ser explotados políticamente, y una vez más, mostrar a Israel como el único responsable de la crisis. Hemos visto muestras de ello, con las críticas que hizo el gobierno de Qatar. Turquía, adoptó una postura neutral y solo mostró una “profunda preocupación”. Arabia Saudita, no condenó el ataque, pidió el cese de la violencia. En cuanto al comportamiento de Hamás eran "resultado de la continua privación al pueblo palestino de sus legítimos derechos". Kuwait, Irak y Omán, siguieron la misma postura. El apoyo de Occidente a Israel, es solo de carácter moral, a pesar que el comportamiento del grupo, es un acto de agresión, que debería ser condenado como tal.
Las opciones de Israel
Las operaciones sobre Hamas, visto el ataque terrorista, a gran escala llevado en estos primeros días de octubre, dejo en claro una serie de falencias, que urge su revisión por parte de los responsables de la política israelí. En el pasado, por razones políticas, las acciones militares se restringieron a destruir capacidades ofensivas de los grupos terroristas que operan en la Franja y mantener una política de contención, asumiendo los riesgos de tener que lidiar con nuevos ataques. El contexto social y económico de la Franja de Gaza, generaron tierra fértil para reclutar combatientes por parte de Hamas y otros grupos terroristas, además de desarrollar una sólida infraestructura militar camuflada con la civil.
En el plano militar, las fuerzas israelíes, recuperaron en horas los espacios ocupados por los terroristas. Es preciso llevar a cabo operaciones de limpieza para evitar que haya comandos escondidos que puedan generar daño en otras poblaciones israelíes, además de mantener una fuerte presión para evitar nuevas infiltraciones. La Fuerza Aérea lleva a cabo ataques contra blancos puntuales de los terroristas, especialmente para evitar que puedan seguir lanzando cohetes y municiones a poblaciones civiles.
Es muy probable que Hamas haya desarrollado una sólida defensa en torno a sus objetivos estratégicos. Sus combatientes están mejor entrenados que antes, como equipados. El desafío de las fuerzas israelíes, será la cuestión de los rehenes y su rescate. La resistencia del ala militar de Hamas será intensa y no debemos descartar un escenario de lucha “casa por casa”. Asimismo, dudamos que los palestinos puedan abandonar Gaza rumbo al sur de la Franja o Egipto, dado que los terroristas, buscarán que la mayor parte de la población civil permanezca en el lugar, con el claro objetivo de poder confundir a los combatientes del Hamas con el resto de los civiles indefensos. Esto incrementará sustancialmente los daños a la población civil, lo que impactará en el apoyo de Occidente, que, con el transcurso del tiempo, se reducirá y también elevarán críticas, sin ninguna duda por la presión que ejercerán los mismos estados árabes.
El resultado de la batalla de Gaza, impactará en el grupo Hezbollah, como en la estrategia iraní en la región. El gran desafío táctico, será destruir la capacidad de producir y lanzar cohetes a escala, además de eliminar / neutralizar la estructura de comando militar y de inteligencia. El ala militar del grupo terrorista Hamas, debe ser desarticulada, como su estructura política. Cuestiones políticas, sin ninguna restringirán la libertad de acción de las fuerzas israelíes. Dado que Hamas como su aliado YIP usaran a la población de escudos humanos, el gobierno de Netanyahu tendrá fuertes presiones para imponer restricciones de todo tipo a las reglas de empeñamiento a las fuerzas en el terreno. Israel no está en condiciones de imponer una fuerza de ocupación. La campaña no deberá prolongarse por mucho tiempo y seguramente tendrá como objetivo retrasar la recuperación de Hamas, generando el espacio suficiente para que Israel esté preparado, cuando los terroristas, vuelvan a recuperar parte de las capacidades perdidas.
El conflicto armado desatado por Hamas, es una variante de las guerras híbridas. Israel, de alguna u otra manera está combatiendo con un brazo extendido de Irán. En las próximas semanas, los soldados israelíes deberán lidiar con un laberinto de cemento, con un enemigo escurridizo, que libra una guerra sin reglas, que usa ropaje civil, y no solo, combate con armas, sino que lleva la batalla al plano político, cultural, psicológico, en redes sociales, además de estar dispuesto a todo, incluyendo el asesinato de los rehenes en su poder, si ello tiene un rédito o impacta en la moral del enemigo. A nuestro entender, Gaza se transformará un verdadero laberinto de muerte y tragedia.