Los incendios forestales sucedidos en la Amazonía requieren la ejecución de medidas urgentes de manera conjunta entre los Estados que comparten este territorio. El Minuto dialogó con el especialista internacional, Ricardo Soberón Garrido, quien tiene la experiencia de haber sido director de la institución DEVIDA (Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas). Ha invocado una reunión de los ministros de Defensa de ocho países para organizar mejor la protección de las vidas humanas, flora y fauna y todo el ecosistema de esta importante reserva.
Por: Carmen Chapiama, corresponsal de El Minuto Perú
Ricardo Soberón, ha expresado su profunda preocupación ante la grave situación generada por los incendios forestales estacionales en la cuenca amazónica sudamericana, los cuales han escalado desde la condición de constituir un problema de seguridad nacional para un país, hasta convertirse en una verdadera amenaza para la seguridad regional de todos los países de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), integrado por Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela.
“Los incendios en la Amazonía ya no son solo un tema local. Se han transformado en una crisis de seguridad regional que afecta a todos los países amazónicos”, señaló Soberón. Ante esta situación, la medida más urgente, según el abogado, es convocar a una reunión de ministros de Defensa de los países miembros de la OTCA para instalar un Comité Permanente de Crisis que permita atacar, de manera coordinada, los mayores focos de incendio. En este sentido, el presidente colombiano Gustavo Petro ya ha planteado la creación de un Puesto de Mando Unificado con los países vecinos.
Soberón, destacó la importancia de que las cancillerías de los países amazónicos trabajen de manera coordinada para solicitar el apoyo de la comunidad internacional y lograr la intervención de medios aéreos provenientes de países no amazónicos para que puedan colaborar en la lucha contra el fuego. “Estamos seguros de que los recursos técnicos, financieros y humanos de países como EE.UU., Europa, China y otros podrían apoyar los esfuerzos de las unidades de bomberos que están luchando desde tierra”, declaró enfáticamente.
Además, enfatizó que más allá de generar alarma, es necesario establecer una hoja de ruta clara que permita brindar una respuesta efectiva ante este fenómeno. "Los medios tradicionales suelen enfocarse en la alarma, pero lo que realmente necesitamos es un plan de acción concreto frente a una crisis de esta magnitud", dijo en referencia a viabilizar una respuesta rápida y contundente ante estos incendios.
Soberón, también criticó la lentitud con la que los Estados han respondido a esta emergencia evidenciando las limitaciones de los esquemas tradicionales de ejercicios militares en la región. “Los ejercicios militares como UNITAS, Panamax o Comando -que supuestamente incluyen la atención de desastres naturales- no han sido efectivos para enfrentar este tipo de crisis”.
“Las Fuerzas Armadas de Brasil, Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia deben coordinar para atacar de forma conjunta las fuentes de fuego, utilizando los medios aéreos limitados con los que cuentan”, explicó.
En el caso de Perú, Soberón, mencionó la presencia de varios helicópteros MI-17 estacionados en el aeropuerto Jorge Chávez, los cuales podrían ser parte de la solución. Asimismo, propuso el uso de tecnología satelital y drones para realizar un monitoreo previo al inicio de la temporada seca.
Asimismo, destacó que las causas profundas de los incendios en la Amazonía provienen principalmente de la práctica agrícola conocida como “chaqueo”, que consiste en la quema de tierras para prepararlas para la agricultura. “Se trata de incendios intencionalmente provocados por la mano del hombre. Algunos culpan a la gran agricultura, mientras que otros responsabilizan a los migrantes andinos”, señaló.
La magnitud de los incendios en la Amazonía es alarmante. Según datos de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG), entre 2001 y 2020, se han afectado hasta 120 millones de hectáreas de bosque amazónico en América del Sur. Solamente en Brasil, se han quemado 21,7 millones de hectáreas, afectando biomas como el cerrado y el Pantanal. Los impactos de los incendios se miden en la destrucción del bosque, la flora y fauna, y la pérdida de vidas humanas, además de la contaminación causada por las humaredas que llegan a ciudades lejanas como La Paz.
En algunos países, como Bolivia, se ha declarado la emergencia nacional, mientras que en Colombia se ha decretado desastre natural para movilizar recursos y enfrentar la crisis. Durante el mes de julio, en Brasil, se estableció un Comité Nacional y un Centro Federal Integrado de Coordinación Operativa Multiagencia para enfrentar los incendios. Sin embargo, Soberón advierte que, si no se implementan planes específicos a corto, mediano y largo plazo para detener el mal uso de los territorios y la destrucción del bosque, esta situación se repetirá cada año con mayor gravedad.
“Necesitamos un plan claro para detener la conversión y proteger a nuestros bosques”, sentenció. Lamentablemente, la OTCA, que debería ser un espacio de concertación política, ha demostrado ser poco útil para enfrentar esta situación crítica. “Ni su Secretaría Permanente ni la Agenda Estratégica de Cooperación Amazónica (AECA) se han activado para enfrentar la emergencia”, cuestionó finalmente.