La escalada entre Israel e Irán parece ser la materialización de las advertencias que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, no ha logrado frenar, incluso con la presencia significativa de tropas estadounidenses en la región. El conflicto, que desde la perspectiva israelí comenzó el 7 de octubre, ha alcanzado un punto de no retorno, según Michael Oren, exembajador israelí en Estados Unidos. Oren lo resume en una sola frase: "Estamos en una guerra por nuestra supervivencia nacional". Israel enfrenta ahora el desafío de ganar esta contienda como un deber ineludible para una nación nacida del trauma del Holocausto.
La gran incógnita que domina el escenario internacional es cómo el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, interpretará esta misión existencial. ¿Decidirá atacar a Irán directamente? ¿O preferirá estrategias de represalia más controladas?
Las advertencias de Biden y las tensiones con Netanyahu
Biden, quien ha intentado mostrarse como un aliado sólido de Israel, realizó una visita a este país apenas dos semanas después del 7 de octubre, tras un ataque terrorista devastador. Sin embargo, sus recomendaciones de moderación no han sido seguidas. Netanyahu ha ignorado las advertencias del presidente estadounidense, lo que ha generado tensiones en las conversaciones entre ambos. Biden aconsejó a Israel evitar una invasión terrestre en Gaza, pero el ejército israelí avanzó, manipulando tecnología de Hizbulá y eliminando a figuras clave como Hassan Nasrallah.
El fracaso de las advertencias de Biden ha dado munición a sus críticos, tanto de la derecha como de la izquierda en Estados Unidos. Mientras unos lo acusan de indecisión y falta de apoyo incondicional a Israel, otros señalan su incapacidad para frenar el número creciente de víctimas en Gaza.
El rol de Estados Unidos y las implicaciones estratégicas
Netanyahu parece contar con el respaldo tácito de Estados Unidos para responder a los ataques iraníes, aunque las decisiones cruciales se están tomando entre bastidores. Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de Biden, dejó claro que el ataque iraní fue frustrado gracias a los esfuerzos coordinados entre fuerzas estadounidenses e israelíes. Sin embargo, la administración Biden está en una encrucijada: mantener la comunicación con Israel sin desencadenar una guerra a gran escala que podría tener repercusiones globales.
El gran dilema es si Netanyahu verá las semanas previas a las elecciones presidenciales de Estados Unidos como una oportunidad para atacar las instalaciones nucleares iraníes, especialmente las ubicadas en Natanz, que son clave para el enriquecimiento de uranio en Irán.
Los riesgos de una guerra total
El riesgo de un conflicto a gran escala es inminente. Israel se enfrenta a un enemigo formidable en Irán, mucho más peligroso que Hamás o Hizbulá. El fracaso de los misiles iraníes frente a las defensas israelíes podría empujar al régimen a dar el paso definitivo hacia la creación de un arma nuclear, lo que cambiaría por completo el equilibrio de poder en la región.
Incluso con la llegada de un presidente iraní de apariencia más moderada, el Cuerpo de Guardias Revolucionarios Islámicos podría tomar las riendas de las decisiones estratégicas y redoblar sus esfuerzos por aumentar su capacidad militar y su influencia en la región.
Jonathan Panikoff, del Consejo Atlántico, advierte que una guerra en la región, aunque devastadora, podría generar oportunidades para frenar la influencia de Irán. Sin embargo, es incierto si las dinámicas de poder resultantes serán favorables para Israel o para la estabilidad regional en general.
Conclusión: ¿Cuál será el desenlace?
La estrategia de Estados Unidos parece apuntar a evitar una guerra a gran escala, pero la pregunta es si podrán persuadir a Netanyahu para contenerse. Israel podría aprovechar este momento de incertidumbre global, con elecciones estadounidenses a la vuelta de la esquina, para lanzar un ataque decisivo que cambie el curso de su conflicto con Irán. La gran cuestión es si este ataque será contenido o si nos dirigimos hacia una guerra que podría redefinir la geopolítica de Medio Oriente.