Jordania entre “dos fuegos”

Jorge Suarez Saponaro
Jorge Suarez Saponaro
Columnista | Diario el Minuto

Jordania entre “dos fuegos”

La guerra desatada en octubre de 2023 entre Israel y el grupo Hamas, puso a Jordania en una situación delicada, especialmente por presiones de su frente interno, una verdadero toque de alarma para la monarquía hachemita, que tiene que lidiar por un lado con su histórica postura pro occidental y por otro, el avance de sectores islamistas y anti occidentales como quedó reflejado en las elecciones de septiembre de 2024, con el avance del Frente de Acción Islámica, ligado a los Hermanos Musulmanes (como Hamas) convirtiéndose en la principal fuerza opositora en el Parlamento.

Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro | Director de Diario El Minuto para Argentina

La guerra en la Franja de Gaza impactó en la opinión pública jordana. En octubre de 2023 miles de jordanos se manifestaron a favor de la causa palestina. La policía buscó impedir que los manifestantes llegaran a la embajada israelí y al monumento al soldado desconocido de Karameh (lugar donde se libró la batalla del mismo nombre entre fuerzas de la OLP, Jordania e Israel). El sentimiento anti occidental y anti israelí es creciente en la sociedad jordana, agrupando a nacionalistas, izquierdas e islamistas. Esta coalición contra los vínculos con Israel no es nueva como quedó reflejado en manifestaciones contra el acuerdo sobre gas con dicho país en 2016 o contra las medidas de austeridad de 2018. Siempre en diversas manifestaciones o críticas contra el gobierno, salta la denuncia del tratado de paz con Israel de 1994, junto con el retiro de las tropas de Estados Unidos presente en la frontera con Siria e Irak. El Frente de Acción Islámico en septiembre de 2024 obtuvo 38 bancas de 138, convirtiéndose en el principal partido de oposición, obligando a los partidos leales a la monarquía a limar asperezas y generar consensos para evitar el avance del Frente.

La postura crítica del jefe del estado jordano sobre la postura de la Unión Europea y Estados Unidos en torno a la crisis de Gaza, quedó reflejado en la cumbre de El Cairo en octubre de 2023: “el mensaje que el mundo árabe percibe es tan poderoso como claro: las vidas palestinas valen menos que las vidas israelíes. Nuestras vidas valen menos que otras vidas. La aplicación del derecho Internacional es una opción y los derechos humanos tienen límites: se detienen en las fronteras, se detienen en las razas, se detienen en las religiones.” En síntesis, Abdalah II habla de una suerte de “doble rasero” para la crisis palestina.

Las relaciones jordano israelíes están en el punto más bajo, como quedó reflejando en los dichos del titular de Exteriores de Jordania, Haysan Afami, al acusar a Israel de cometer “crímenes de guerra” en la Graza y anunció el apoyo de su Ammán a la causa por genocidio que Sudáfrica impulsa en la Corte Internacional de Justicia contra el estado israelí.

El endurecimiento de posturas en lo discursivo, no impidió que aviones de combate jordanos participaran activamente en la interceptación de drones y misiles iraníes que se dirigían a Israel. Esto sorprendió a muchos. El gobierno jordano sabe muy bien que un conflicto regional tendría serias consecuencias para su estabilidad interna. El ascenso de actores como Irán y sus proxies, constituyen un riesgo a considerar por los jordanos. Declaraciones del líder la milicia iraquí financiada por Irán, Kataeb Hezbollah, invitando a miles de jordanos a tomar las armas en defensa de los palestinos, generó temor en los responsables de seguridad del reino hachemita.

Los ataques de grupos pro iraníes desde Irak a bases estadounidenses en territorio jordano (donde hay 3.000 soldados de dicho origen) con la muerte de varios soldados jordanos junto con los ataques desde Yemen al golfo de Aqaba, fueron argumentos de sobra para considerar a Teherán como una amenaza. Por otro lado, Jordania, es beneficiaria de una importante ayuda de Estados Unidos, Unión Europea y las monarquías del Golfo Pérsico, por ende, su posicionamiento debe ser más que claro en la geopolítica regional.

El rey Abdalah II está en una posición realmente incómoda. Su país es aliado de Estados Unidos, firmó en los 90 un tratado de paz y mantiene relaciones diplomáticas con Israel, pero existe en la opinión pública un rechazo creciente a esta política. El monarca adoptó una postura crítica a la guerra librada por Israel contra Hamas, a tal punto que llamó al embajador jordano en Tel Aviv a consultas e impidió el regreso del titular de la embajada de Israel en Ammán. Jordania envió un hospital militar de campaña a Gaza, donde fueron asistidos unos 80.000 palestinos, agregándose el pedido expreso para un cese del fuego en 2024, como quedó reflejado en un comunicado conjunto entre Francia, Egipto y Jordania, donde solicitaban la aplicación de la resolución 2728 del Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas. El 5 de febrero de 2025 en un encuentro entre el monarca hachemita y el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier, el primero resaltó la necesidad de mantener el cese del fuego en Gaza y observar con atención la escalada del conflicto en Cisjordania.

La situación de la UNRWA – agencia de Naciones Unidas especializada en asistir a los palestinos - complica aún más las cosas. Israel aprobó una ley que veta el funcionamiento de la citada organización en el este de Jerusalén (cuya incorporación por parte del estado israelí no está reconocida en gran parte por la comunidad internacional) generó airadas críticas desde Naciones Unidas. Jordania, no estuvo ajeno al hecho. Asimismo, existe el alto riesgo que la UNRWA se vea seriamente afectada por la reducción del financiamiento por parte de los principales donantes, empezando por Estados Unidos. El gobierno del primer ministro Netanyahu, acusó a funcionarios y empleados de dicha agencia de la ONU de estar en complicidad con Hamas – 130 empleados estaban vinculados a Hamas, de 30.000 que tiene la organización - y en el marco de la “guerra de narrativas” la citada entidad internacional fue demonizada.

El sistema de controles impuesto por las fuerzas israelíes en Gaza y Cisjordania, complicarían la función de la UNRWA, donde que los visados y tarjetas diplomáticas expedidas por la agencia no serían reconocidos, afectando la labor de miles de empleados, trabajadores y voluntarios, Más allá que la norma israelí viola obligaciones internacionales que tiene Jerusalén en virtud del derecho internacional, abre un antecedente, sumamente delicado para otras operaciones humanitarias de las Naciones Unidas en el mundo. Esto fue advertido por el propio Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres.

Un empeoramiento de la situación humanitaria de los palestinos, es un factor que afecta a la seguridad regional. Jordania cuenta con diez campos de refugiados, donde la UNRWA es responsable de su gestión y brindar servicios esenciales. La reducción de su presupuesto abre serios interrogantes sobre el futuro de estos campos y la carga recaerá en el gobierno jordano. El incremento de la inestabilidad en Cisjordania podría llevar a muchos palestinos a buscar refugio al otro lado del Jordán. Ammán, tiene bastantes problemas y no aspira a importar nuevos. Otro escenario, que pocos contemplan que la reducción de la ayuda internacional, podría ser suplida por parte de organizaciones extremistas, que con apoyo externo podrían ocupar el “vacío” que dejaría la UNRWA.

La idea de Trump de trasladar palestinos de Gaza a Egipto y Jordania, es otro dolor de cabeza para rey Abdalá II. Esta una línea roja, que no está dispuesto a ceder como señaló el monarca hachemita ante el canciller germano Olaf Scholz el 17 de octubre de 2023: “Ni refugiados en Jordania, ni refugiados en Egipto”. Esto fue nuevamente ratificado por el gobierno jordano. El ex viceprimer ministro de Jordania, Mamdouh al-Abadi, calificó las declaraciones de Trump como "una declaración de guerra contra el pueblo árabe". En el seno del Parlamento se alzaron voces contra la propuesta de la Casa Blanca en relación a los palestinos en Gaza, solicitando el retiro de las bases de Estados Unidos de Jordania y romper relaciones con Israel, junto con denunciar el Tratado de Wadi Araba con este último país.

Incluso sectores políticos jordanos van más allá y restan importancia a la importante ayuda de Estados Unidos – US$ 1450 millones anuales – en caso de cortarse si Ammán decide romper con Israel. Algo que consideramos poco probable. La postura de Jordania tiene como objetivo establecer determinados límites sobre los cuáles se debe buscar una salida para la crisis de Gaza. Asimismo, puertas adentro el gobierno jordano, deja en claro su postura crítica respecto a la situación de los palestinos, cuestión muy sensible para la población jordana.

El traslado de millares de palestinos a Jordania pondría en jaque la identidad del país y su régimen político. Los recuerdos lejanos del Septiembre Negro, donde el rey Hussein decidió poner fin al “estado dentro del estado” de la OLP que había instalado en su país, está presente en la dirigencia política y en el actual monarca jordano. Subyace en los líderes árabes, el temo que una oleada de refugiados palestinos, traiga aparejado no solo problemas sociales, sino la posible infiltración de elementos extremistas.

La propuesta de la Casa Blanca, a nuestro entender, obedece a la táctica de Trump de generar polémica, tener un rol protagónico y obligar a las partes a sentarse a la mesa de negociaciones, donde Estados Unidos tenga un rol central. Un tema no menor, que la propuesta lanzada hace unos días, solo alimenta a grupos radicalizados y para peor, los sectores críticos que tenían poca fe en Occidente en la solución de la crisis de Próximo Oriente, pueden acercar posiciones a los extremismos, afectando la estabilidad de regímenes moderados como Jordania, viéndose acorralados entre “dos fuegos”.

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