Trujillo: De la eterna primavera al infierno del crimen organizado
Trujillo, conocida como la “ciudad de la eterna primavera”, hoy vive sumida en un infierno de violencia. Lo que antes era un símbolo de cultura y progreso en el norte de Perú, ahora es el epicentro de una guerra no declarada. Atentados con explosivos, asesinatos por encargo y redes de extorsión han convertido a esta región en un escenario de terror constante. La pregunta que todos se hacen es: ¿cómo llegamos a esto?
El atentado a la Fiscalía: Un punto de quiebre en la violencia urbana
El 20 de enero, un explosivo detonó en la sede del Ministerio Público de Trujillo, dejando dos heridos y daños en más de 40 viviendas. Este no fue un acto aislado, sino una declaración de guerra de las bandas criminales contra el Estado. Rubén Vargas Céspedes, especialista en crimen organizado, lo describe como un “punto de quiebre”. La sofisticación del ataque, utilizando dinamita amarilla proveniente de la minería ilegal, muestra cómo estas organizaciones han evolucionado.
Los Pulpos: La mafia que desafía al Estado peruano
Los Pulpos, una banda que comenzó extorsionando a transportistas en los años 90, hoy es una mafia poderosa con presencia en varios países, incluyendo Chile y Argentina. Su diversificación en delitos como el tráfico de terrenos y secuestros refleja su capacidad para adaptarse y crecer. Jorge Nureña Plasencia, historiador y experto en crimen organizado, advierte que cada golpe policial solo las fortalece.
Extorsión, sicariato y tráfico: El negocio del terror
La extorsión es el pan de cada día en Trujillo. En 2024, se registraron 5.067 denuncias, un aumento alarmante comparado con las 976 de 2018. Los negocios que se niegan a pagar son blanco de atentados, como ocurrió con una ferretería en la urbanización El Bosque. El mensaje es claro: pagas o mueres.
Explosivos y minería ilegal: Las nuevas armas del crimen
La minería ilegal no solo destruye el medio ambiente, sino que también alimenta la violencia. Los explosivos utilizados en los atentados provienen de esta actividad, y su uso marca una nueva fase en la guerra urbana. Solo en enero, Trujillo registró más de 20 ataques con explosivos, dejando a la población en un estado de pánico permanente.
Militarización y estado de emergencia: ¿Soluciones o parches temporales?
El gobierno de Dina Boluarte desplegó 600 militares y 4.000 policías en Trujillo, pero los resultados son invisibles. Robert De La Cruz, consejero regional de La Libertad, no duda en calificar la medida como un fracaso: “El estado de emergencia no funciona”.
Críticas al gobierno: Ineficacia y desesperación ciudadana
El ministro del Interior, Juan José Santiváñez, está en la mira por su manejo de la crisis. Su confusión al identificar a un sereno como un extorsionador fue la gota que colmó el vaso. Los pedidos de renuncia son cada vez más fuertes, pero la pregunta es: ¿quién puede resolver este caos?
¿Terrorismo urbano o falta de aplicación de la ley?
El gobierno propone tipificar el “terrorismo urbano” para endurecer las penas, pero expertos como el abogado penalista Mario Amoretti desestiman la medida. “No necesitamos más leyes, sino que se apliquen las que ya existen”, afirma.
El debate sobre las cadenas perpetuas y la impunidad
La cadena perpetua ya existe para delitos como el sicariato, pero su aplicación es casi nula. Ricardo Valdés, exviceministro del Interior, insiste en que la solución no está en crear nuevas leyes, sino en hacer cumplir las actuales.
Conclusión: Un futuro incierto para Trujillo y el Perú
Trujillo es un reflejo de lo que ocurre cuando el crimen organizado se entrelaza con la impunidad y la falta de voluntad política. Mientras las autoridades discuten medidas, la población vive con miedo. La pregunta que queda es: ¿cuánto más tendrá que sufrir Trujillo antes de que el Estado actúe con firmeza?