La historia, como espejo de lo vivido, constituye siempre la base estructural para comprender las coyunturas actuales. Robert Gammon, escritor nacido en Londres, pero de alma peruana, presentó en su última novela Titanes del Pacífico (28° Feria del Libro de Lima) retratos de sucesos ocurridos en Perú en la década del 30’ donde negociaciones sin escrúpulos de gente de una neo potencia mundial con criollos locales afectarían el destino socioeconómico y político de millones de personas. Una obra que refleja la realidad de los pueblos de América Latina, ahora explicada por su autor en una entrevista.
Por: Gary Ayala, Director de El Minuto en Perú
Augusto Bernardino Leguía y Salcedo (1863-1932) -Titán 1- fue el presidente que gobernó Perú por el periodo más largo de su república: Quince años. Formado profesionalmente en Chile, fue un magnate de la industria azucarera, ganó cuatro elecciones presidenciales, pero acabó tristemente en una cárcel hasta su fallecimiento en un hospital.
Su gobierno fue derrocado por Luis Miguel Sánchez Cerro (1889-1933) -Titán 2- militar que ocupó la presidencia peruana en dos ocasiones y quien, a través del partido, Unión Revolucionaria, quiso instituir en el país una réplica del régimen de Benito Mussolini de gran impacto internacional en esa época. Fue asesinado por un joven militante del partido aprista, organización a la cual colocó al margen de la ley.
¿Quiénes son los titanes del Pacífico?
Son -para empezar- Augusto. B. Leguía ¿Por qué? Porque cuando él era el mandamás del Perú, el embajador de Estados Unidos le dijo en una cena de gala: “Usted es uno de los hombres más grandes que ha producido el mundo, por el bien del Perú quisiera que viva para siempre. Usted es el titán del Pacífico”. Entonces, lo pongo en plural porque después lo derroca Sánchez Cerro, un hombre muy ambicioso, le tenía odio a Leguía, y yo me lo imagino diciendo: “Leguía no era ningún titán, yo soy el titán del Pacífico”.
¿Cuál es la lección que trae ahora ese episodio de la historia republicana?
Bueno, muchas lecciones. Realmente no había democracia en esa época. Leguía era dictatorial, simpático, bonachón. Creo que debemos atesorar la democracia, mientras tengamos la oportunidad para votar y elegir a nuestros gobernantes, hagámoslo. No caigamos otra vez en manos de salvadores de la patria, de tiranos, eso siempre es peor. Mejor es elegir, nosotros, a un mal presidente a que nos impongan un dictador.
¿Existen actualmente aspectos que se arrastren de esa coyuntura del ‘30?
Hay quien compara hechos que ocurrieron en esa época con hechos que están ocurriendo ahora. El profesor peruano, Pablo Drinot, de la Universidad de Londres, es una de las personas que indican esto. Hay que tener cuidado porque la democracia puede ser frágil, hay una desconfianza en los principales poderes del Estado y no caigamos en pensar que vendrá una persona que nos salve porque pensamos que las instituciones no funcionan.
En la novela, hay personas reales y ficticias ¿Cuál es el criterio para crear a las ficticias?
Las personas ficticias cumplen dos funciones: Una es, interactuar con las personas históricas reales para darlos a conocer cómo eran, qué sentían, cómo pensaban. La otra es para conocer cómo eran las personas de la época.
¿ómo planteas la historia de modo que no la impones, sino que el lector decide sus conclusiones?
Es algo que aprendí muy pronto de uno de mis profesores que me decía: “No le digas al lector lo que tiene que pensar, no se lo impongas. Tú, pinta el retrato, escribe la historia y después deja al lector que llegue a sus conclusiones. Si le impones ideas al lector, se puede rebelar”.
Robert, tú que vives en Europa ¿Cómo interpretas el devenir de nuestra historia que primero tuvo influencia inglesa y luego norteamericana?
El Perú cuando obtiene su independencia decide elegir el modelo republicano, no sé si más basado en la reciente independencia estadounidense, o en la república francesa que, aparte de Francia, tenía en esa época monarquías europeas. Entonces, desde ese punto, el Perú eligió otra alternativa a la de los europeos. A través de los siglos, la democracia se ha asentado con firmeza en los países europeos; mientras, en el Perú existe desconfianza en las instituciones y poderes del Estado lo cual es peligroso porque puede llevar a buscar alternativas no democráticas que pueden limitar libertades y derechos humanos.
¿Cómo beneficia una novela histórica a las actuales generaciones?
Como se suele decir: “Si no sabemos de dónde venimos, es difícil comprender el presente, tendríamos un vacío”. Si se cometieron errores en el pasado no caigamos en confiar en un salvador de la patria porque no estamos satisfechos con la situación actual. Que no pase lo que pasó en la época de Leguía, que ante una enorme crisis económica se buscó soluciones radicales. Eso le pasó a Alemania que después de perder en la primera guerra mundial hubo desmoralización, crisis económica y cayó en las manos de Adolfo Hitler. Y ya sabemos lo que pasó.