En el mercado global, las noticias -como cualquier producto industrial- cumplen su proceso de impacto, efecto-reacción, escampe mediático, y vigencia de archivo según la magnitud de lo sucedido. El fallecimiento de Jorge Mario Pedro Vargas Llosa ha estremecido el ámbito literario y de quienes se identifican con la alcurnia cultural del mundo. En el Perú, la partida del escritor ha causado una secuela que toca sensiblemente además el terreno político. El autor del testimonio, explica en su condición de analista su juicio de valor por MVLL a partir de hallar una novela suya en una librería europea.
Por: Gary Ayala Ochoa, director de El Minuto, Perú
La Città e I Cani
Era mayo del año 2024, había estado en la ciudad de Atlanta en el estado de Georgia (EE.UU.) encaminado a cumplir compromisos profesionales de índole humanista en la agenda internacional. Después, al continuar con un largo viaje hasta Italia, proseguí con la mirada en aquel contexto que nos presentan los continentes del hemisferio norte, es decir, tecnología, urbanismo de moderna generación, personas ensimismadas en su intracomunicación y servicios públicos que funcionan. Los paseos improvisados por la ciudad de Roma con café cappuccino, exquisita pastelería y algunas copas de vino brindaban una gran motivación para contemplar amenamente aquella sociedad.
Posteriormente, el viaje a Turín para cumplir con dos conferencias programadas permitía que revise algunas notas mientras cruzaba algunas ciudades en el trayecto a la hermosa región Piamonte. No había que perder la ocasión, entre las ponencias que realizaría en la Strada Vicinale della Cebrosa -desde donde se avizora los Alpes- y otra en el exclusivo Master Club, se hacía propicio buscar algunas obras y ensayos en la Feria del Libro que se anunciaba en la ciudad turinense.
Mi interés era buscar obras de Alcide De Gasperi, el pensador y político italiano quien junto al alemán Konrad Adenauer, son considerados padres de la comunidad de naciones de Europa con la doctrina del humanismo cristiano que luego influenciaría a los movimientos sociopolíticos de América Latina, principalmente en Chile, Venezuela, Perú, El Salvador, Guatemala, Uruguay y otros países de la región donde constituyó escuela de formación para intelectuales, filósofos, artistas, periodistas y políticos.
En esta búsqueda la caminata me condujo a una librería que anunciaba variadas obras, incluso de autoría internacional. Y así ingresé, recorrí sus pasillos, revisé sus estantes y me encontré con una obra en la que no había pensado ni un segundo; pero, que me estremeció porque me hizo sentir en casa y en familiaridad: La Città e I Cani (“La Ciudad y los Perros”, 1963) de Mario Vargas Llosa. La sensación fue instintiva, tomé la novela y leí la contratapa, tuve la sensación de mencionar allí que yo también era peruano como el escritor de ese libro. Un sentimiento de orgullo -sorpresivo- me asomó de repente.
Recordé la breve conversación que tuve con MVLL diez años atrás en la Universidad de Lima -donde estudiaron mis hijos- en un evento sobre la Libertad en América Latina. Le pregunté sobre su posición frente a la democracia cristiana de Ángela Merkel como referente político desde Europa para nuestros países y me dijo que Merkel le parecía interesante, que su versión política era respetable y que era una mujer muy inteligente.
La pregunta se la hice porque él mismo, en sus años de juventud militó fervorosamente en el Partido Demócrata Cristiano de Perú, dato que casi nunca se menciona periodísticamente (?). Aquella militancia quedó inmortalizada en la fotografía donde levanta en hombros a su maestro, Luis Jaime Cisneros (fundador del PDC con Héctor Cornejo Chávez) al concluir un congreso partidario en 1956.
Asocié mentalmente, la trayectoria vargasllosiana por los caminos de la política que siempre alternó con la literatura y el periodismo. Su defensa de la revolución cubana que culminaría cuando el poeta Heberto Padilla fue detenido en 1971 por la administración castrista, su aprecio por el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado quien diera el golpe de Estado al gobierno de Fernando Belaúnde Terry en 1968, hasta su actitud de fundar un movimiento de derecha -Libertad- que lo llevó a candidatear a la presidencia del Perú con el Frente Democrático en 1990, exhibió siempre un activismo abierto y definido.
Nadie duda ni desconoce la calidad literaria de MVLL, su significado supera los prejuicios de cualquier enfoque ideológico; pero su integridad no solo está en la literatura o en la consagración universal como premio Nobel en el año 2010. Es necesario apreciarlo en toda su dimensión y rodearlo con la mirada como a la piedra El Rostro de la Humanidad, ubicada en Marcahuasi, Lima, para identificar todos sus rostros en un solo monolito.
Examinarlo con la disciplina del arte es hablar únicamente del fenómeno denominado Boom latinoamericano de las décadas del 60 y 70 conformado por el argentino Julio Cortázar, el mexicano, Carlos Fuentes, el colombiano Gabriel García Márquez y del propio MVLL quien ya había recibido el Premio Cervantes, Príncipe de Asturias, Premio de Novela Rómulo Gallegos, PEN/Nabokov Awards y el Grinzane Cavour, además de haber recibido el título de marqués en el año 2011 de parte del rey Juan Carlos I. Fue más que eso.
El escritor de La Ciudad y los Perros expresó su voz correspondiente a cada etapa social que vivió, su visión decodificó cada periodo de una línea de tiempo sobre la cual expresó su juicio de valor u opinión y la entregó públicamente de modo frontal. Es cierto, en este plano ganó adversarios políticos y enardecidos críticos que lo excomulgaron del pueblo y lo sentenciaron al averno de la DBA (derecha bruta y achorada).
No comulgo políticamente con MVLL versión tercer milenio, pero no negaré la universalidad de su imagen y peruanidad, de su singular forma de querer democracia, estado de derecho y libertad que, por cierto, tuvo el albedrío a proclamarlos como toda persona y de quien debieran tomar ejemplo inteligente y con transparencia sus seguidores, con los valores de la moral. Hasta luego, Mario, fue grato hallarte en Turín.