La Federación Rusa cuenta entre sus sujetos federales a la República de Kalmukia, donde vive una nación de origen mongol y que profesa el budismo tibetano. Estamos frente a un país de 76.100 km2 y unos 275.000 habitantes. Su capital es Elista, centro mundial del ajedrez.
Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro | Director de Diario El Minuto para Argentina
La República de Kalmukia o Calmucos, es un sujeto federal de la Federación Rusa, ubicado al norte de la región del Cáucaso. Tiene costas frente al Mar Caspio. Este país está poblado mayoritariamente por la étnica de los calmucos, pueblo de origen mongol que representa el 62% del censo, seguidos por rusos (25%) y minorías formadas por pueblos caucásicos, los dargin, chechenos, kazajos, turcos, y ávaros. Casi la mitad de la población adhiere al budismo tibetano, seguido por ortodoxos rusos, seguidos por minorías cristianas de otras ramas, musulmanes, animistas. Más de la mitad de la población vive en áreas rurales. Estamos ante un país, con un limitado desarrollo, dedicado a la agricultura, especialmente de regadío, tiene un sector industrial vinculado al procesamiento de alimentos. El país también produce petróleo y carbón. Muchos calmucos buscan su futuro fuera de la República, en otros puntos de Rusia, pero mantienen un fuerte arraigo con su país, regresando en vacaciones o períodos de licencia.
La influencia del budismo está presente en las calles de la capital, Elista, y especialmente en su templo principal, visitado por el Dalai Lama en 2004. La rama del budismo profesada por los calmucos se conecta con la practicada en el Tíbet. Otra peculiaridad, es la popularidad del juego de ajedrez, considerando a Elista la capital de ajedrez ruso, siendo una actividad muy difundida en la población local. La práctica de esta disciplina es materia obligatoria en los colegios calmucos y fue ponderado por el entonces ministro federal de Educación ruso, Andréi Fursenko, atribuyó el excelente desempeño en matemáticas de los niños calmucos a que el ajedrez es para ellos asignatura obligatoria.
Los calmucos hablan una lengua de origen mongol, que tiene aportaciones del idioma ruso, y utilizan el alfabeto cirílico. El idioma tuvo su propio alfabeto, pero cayó en desuso en 1923. La lengua de los calmucos, está considerada por la UNESCO en vías de extinción, dado que las generaciones jóvenes optan por emplear el ruso. El gobierno local, ha impulsado el uso del idioma nacional, tanto en escuelas, como en señalizaciones públicas, a fin de evitar que este se pierda. Estas medidas están protegidas por ley y por la misma Constitución rusa.
El régimen federal ruso, establece que Kalmukia, en su carácter de República federada, tenga un mayor grado de autonomía, especialmente en el plano cultural, educativo, uso de símbolos nacionales, asuntos políticos internos. El cargo de presidente, fue reemplazado por el “Jefe de la República”, designado por el presidente de la Federación, quién postula un candidato al parlamento local, para su aprobación. En caso de rechazo, deben convocarse nuevas elecciones. Esta práctica constitucional está fundamentada para evitar que liderazgos locales se perpetúen en el poder, combatir el clientelismo, como también posibles escenarios de secesionismo, como se vivió en Rusia en los 90. A pesar de las críticas de esta maniobra centralizadora del Kremlin, el sistema ha funcionado exitosamente, dado que el “Jefe de la República” funciona como nexo entre las autoridades locales y el Kremlin. El legislativo recae en el llamado Gran Khural del Pueblo, formado por 27 diputados, electos por sufragio universal. Las primeras elecciones libres fueron en 1994. El territorio cuenta con su poder judicial.
Un poco de historia
Los calmucos son un pueblo de origen mongol, de la rama de los oirates. Los mongoles luego de perder el control de China, se dividieron en dos grandes grupos: los khalkhas y los calmucos. Estos últimos se dirigieron hacia la desembocadura del Volga. Denominados mongoles oirates, dado que adhirieron a la fe budista. Se cree en el marco de los conflictos derivados de la reconstrucción del poder Oirate, de la mano de Erdeni Batur, quién buscaba reconstruir el imperio Dzhungar en el siglo XVII, Kho Orluk trasladó la tribu Torghut y a elementos de la tribu Dörbet hacia el oeste, a la región del Volga, donde sus descendientes formaron el kanato calmuco. Mientras tanto, Dzhungaria se transformó en un poderoso estado en Asia Central.
En 1618, los antepasados de los calmucos, arribaron a la región del Volga. Las razonas de la migración, es objeto de diversas teorías, que van desde la oposición a la construcción del poder centralizado del imperio Dhzungaria, pasando por la presión ejercida por la competencia por pastos para su ganado y alimentos, entre dhzungars y kazajos. En 1630, la zona, que había sido parte del kanato de Astracán, era un área de interés de Rusia, pero la imposibilidad de ocuparla, llevó a Moscú a pactar con los calmucos, evitando cualquier tipo de alianza con los pueblos vecinos de habla turca. Los recién llegados, se impusieron a la Horda Nogai, este grupo mongol se dispersó en las tierras del Kanato de Crimea, el Cáucaso Sur y la guarnición rusa de Astracán. Las relaciones entre rusos y calmucos fueron conflictivas, por los ataques mutuos, y la competencia comercial. Finalmente, los calmucos, aceptaron el vasallaje nominal. En 1640, el kanato se rigió formalmente por el “Gran Código de los Nómadas" (Iki Tsaadzhin Bichig).
Durante la era de Ayuka Kan, el kanato calmuco, alcanzó su máximo poder. Sus campañas militares lo llevaron a luchar contra los persas, turcos otomanos, turcomanos y las poblaciones del norte del Cáucaso. Rusia, empleó la caballería calmuca en sus campañas militares, pero también se veía beneficiada de tener un estado que servía de amortiguador en la vulnerable frontera suroriental. El Kremlin, con el objetivo de impedir incidentes fronterizos, por los problemas de paga de las fuerzas calmucas, abrió el comercio, que permitió al kanato, intercambiar con poblaciones vecinas bajo control ruso. El libre comercio, permitió al kanato de Ayuka Kan, vivir un tiempo de prosperidad y de vínculos diplomáticos, que lo llevaron hasta el lejano Tíbet.
El proceso de rusificación vino de la mano con nobles oirates/calmucos, en busca de apoyo a sus pretensiones políticas, en más de un caso aprendieron ruso y se hicieron cristianos. Esto abrió las puertas para una influencia política de Rusia en la política del kanato. El siglo XVIII, abrió las puertas para la llegada de colonos rusos y una creciente influencia de la Iglesia Ortodoxa. La muerte de Ayuka Kan, dio inicio a conflictos dinásticos y pugnas entre las tribus. Los rusos impusieron un consejo para controlar al kan calmuco. En 1771, Ubashi Kan, sujeto a una mayor presión rusa, ordenó el regreso hacia el hogar ancestral Dhzungaria, sometido a la presión del imperio chino Qing. Gran parte de las tribus calmucas cruzaron el Volga, pero un grupo, los Dörbet Oirat, se quedaron. Catalina II la Grande, Zarina de Rusia, se opuso a la migración y buscó por la fuerza evitarla. En este proceso miles de calmucos murieron por hambre y los ataques de rusos, kazajos, y bashkires. La autonomía fue abolida, el gobernador ruso de Astracán fue reconocido como la máxima autoridad, dejando la figura de un príncipe calmuco de mayor rango, como figura ceremonial. Los calmucos que llegaron a Dhzungaria, fueron obligados a dejar la vida nómada y fueron dispersos en distintas poblaciones, proceso del cual pocos sobrevivieron.
La migración dejó debilitado al pueblo calmuco, dividido en grupos tribales y con diferencias políticas. Los torghut, fueron parte de la Rebelión Pugachev, con la esperanza de recuperar su independencia. La derrota, trajo aparejado el gobierno directo ruso, los torghut perdieron fuerza, frente a los Dörbet, que ocuparon un rol central, designando como máxima autoridad a un príncipe proveniente de esta tribu. El país fue dividido en distritos con funcionaros rusos.
En 1798, el zar Pablo I, reconoció a los calmucos con el mismo estatus de cosacos, con diversos derechos y beneficios, a cambio de prestar servicios militares, siendo célebres las unidades de caballería calmuca, que entraron victoriosas en París, al final de las Guerras Napoleónicas. Los calmucos estaban dejando de ser nómadas y para 1865, nació Elista, la capital nacional.
De la Revolución de Octubre hasta la caída de la Unión Soviética
La Revolución de 1917, encontró a los calmucos del lado del Ejército Blanco. Las razones estaban en el rechazo sobre el apoyo bolchevique a los campesinos rusos que ocupaban tierras y se apoderaban de ganado calmuco y la postura contraria al estilo de vida calmuco. La caída de Astracán, permitió el Ejército Rojo alcanzar las estepas del país de los Calmucos, padeciendo severas represalias, especialmente contra templos budistas, monjes y nobles calmucos. La mayor parte de los jinetes calmucos reclutados por los bolcheviques, desertaron. Los soldados calmucos lucharon del lado del General Denikin junto a los cosacos y posteriormente del General Wrangel. Incluso un puñado de soldados calmucos fueron evacuados rumbo a Turquía, dentro de un contingente de 150.000, con apoyo británico, en el marco de escenas dramáticas, cuando el Ejército Rojo, rodeaba la ciudad Novorossiysk. Los calmucos levantaron el cuarto templo budista en Europa, en Belgrado. El príncipe Dmitri Tundutov, aceptó regresar a Rusia en 1922, como parte de una amnistía junto a otros calmucos, siendo ejecutados al poco tiempo de arribar a su país.
En noviembre de 1920, los bolcheviques, crearon el Óblast Autónomo de Kalmukia o Calmuco. En 1935, fue elevado al nivel de República Socialista Soviética dentro de Rusia. La economía era básicamente agraria. El sentimiento nacional y antisoviético, se mantuvo, y los calmucos protagonizaron varias revueltas. La hambruna en los veinte, costó la vida de miles de este grupo, incluso Mongolia, ofreció que fueran enviados a dicho país. Rusia se negó. En 1930, fue proclamada la República Oirate en Siberia, con parte de los deportados por el régimen, hasta que finalmente fue disuelta por la fuerza. Stalin desde 1929, impulsó la colectivización forzada, que generó muchas resistencias, muertes y deportaciones en masa.
La pesadilla no había acabado para los calmucos. En junio de 1941, fuerzas alemanas ocuparon el país, para luego ser recuperado por el Ejército Rojo en 1942. Acusados de colaboracionismo, por el solo hecho que un reducido número de calmucos se enrolaron en las fuerzas alemanas, Stalin ordenó la deportación masiva de cientos de miles de calmucos a Siberia y Asia Central, en pleno invierno y en condiciones atroces (personas de todas las edades fueron trasladados en vagones de ganado). Miles de civiles murieron como consecuencia del hambre, el frío y las ejecuciones. El idioma calmuco fue prohibido y más de la mitad de los casi 100.000 deportados murieron por las condiciones de vida.
En 1957, el nuevo Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética y primer ministro Nikita Jruschov, ordenó el regreso de los calmucos a su tierra natal. En 1958 fue nuevamente creada la República Autónoma Socialista Soviética dentro de Rusia. La política soviética en materia de ganadería y mal uso del riego, provocó una desertificación acelerada del país.
El fin de la Unión Soviética, encontró al país de los calmucos sumergidos en una profunda crisis económica, llevando a miles de jóvenes a buscar suerte en las grandes ciudades. Una ley de la Federación Rusa de 1991, reconoció que lo acontecido en tiempos de Stalin fue genocidio. El gobierno de la República de los Calmucos, intentó en vano recuperar tierras que estaban en manos de otros sujetos federales rusos. A pesar del período turbulento vivido con la caída de la Unión Soviética y las tensiones separatistas, los calmucos, permanecieron como un sujeto federal dentro de Rusia.
Los calmucos, mantuvieron su identidad, a pesar de los procesos de represión cultural y hasta prácticas genocidas en tiempos de Stalin. La política de “deshielo” de Jruschov, permitió el regreso a su tierra natal y recuperar de alguna manera su identidad. El estatus político que tuvieron dentro del imperio soviético, a pesar del control ideológico, les permitió tener sus instituciones, cierta vida política y un espacio territorial propio. El país es una peculiaridad desde lo cultural, étnico y religioso, por ser un verdadero enclave de Asia en Europa, dejando en evidencia, que Rusia, es una Nación, donde conviven pueblos con historias que valen la pena ser contadas.