La pobreza que alimenta monstruos: cómo los recortes sociales abren el camino a la ultraderecha

Los recortes sociales y la desigualdad están impulsando a la ultraderecha mundial, según la ONU.
Oed Marcelo Bustamante
Oed Marcelo Bustamante
Columnista | Diario el Minuto

La pobreza como semilla del autoritarismo

Los recortes a las protecciones sociales han dejado un vacío en millones de hogares que hoy viven entre la precariedad y la desesperanza. Ese vacío, advierte la ONU, está siendo llenado por un discurso peligroso: el populismo de ultraderecha, que promete soluciones simples a problemas complejos.

En un informe reciente, Olivier De Schutter, relator especial de la ONU sobre la pobreza extrema, alertó que los sistemas de bienestar punitivos —esos que castigan en vez de ayudar— están destruyendo la confianza pública y empujando a los pobres hacia líderes autoritarios que se presentan como salvadores.

“Estos sistemas de bienestar aumentan la inseguridad económica y dejan a millones sintiéndose humillados y abandonados”, señaló De Schutter.

Del fascismo al algoritmo: la nueva cara del poder

El fenómeno no es aislado. Giorgia Meloni en Italia, Alternativa para Alemania, son parte de un mismo patrón: el auge de la ultraderecha en contextos donde la pobreza crece y el Estado se retira.

Las redes sociales amplifican este mensaje con precisión quirúrgica. Hoy, el odio y la frustración se viralizan más rápido que la esperanza. En un mundo gobernado por el algoritmo, la emoción vence al argumento.

Perú: entre Bukele y el abismo

El presidente interino del Perú, José Jerí, parece haber entendido la fórmula: mano dura, cámaras y espectáculo. Su visita a los penales de Ancón y Castro Castro, rodeado de presos en el suelo y agentes armados, evoca las imágenes de Nayib Bukele en El Salvador. Una estética del poder que vende seguridad mientras oculta los abusos.

Jerí intenta proyectar control y liderazgo tras la caída de Dina Boluarte, pero la calle no le cree. Las marchas juveniles y populares claman por un presidente “intachable”, no por otro rostro del mismo sistema.

Las protestas del 15 de octubre dejaron un muerto y más de 100 heridos, confirmando que la crisis política y moral peruana está lejos de resolverse.

Un presidente con sombra

El propio Jerí carga con acusaciones por violación y corrupción, y un historial de comentarios sexistas en redes sociales. Su ascenso al poder no fue mérito, sino supervivencia política.
Un país con hambre, cansado de mentiras, no puede ser gobernado por quien representa todo lo que detesta.

“El Perú se ha convertido en un Frankenstein parlamentarista”, señaló el analista Gonzalo Banda. Y no exagera: las instituciones parecen moverse al ritmo de los intereses y no del pueblo.

El grito de una generación: “¡Basta!”

La Generación Z peruana no pide milagros, pide dignidad. Exige un país sin corrupción, donde el presidente no llegue con la “cola sucia” y donde las instituciones sirvan a los ciudadanos, no a los partidos.

“Necesitamos un presidente limpio, no otro disfrazado de Bukele”, dice Aquilina Valencia, una vendedora en Lima. Su voz representa el hartazgo de millones.

Reflexión final

Mientras los poderosos ajustan presupuestos y recortan derechos, la rabia se acumula. Y esa rabia, cuando no encuentra justicia, busca venganza.
La ultraderecha crece sobre ese terreno fértil que los tecnócratas y burócratas han abandonado: la miseria.

El hambre y la desigualdad no son solo problemas económicos; son armas políticas.
Y si no se corrige el rumbo, los monstruos del autoritarismo volverán a gobernar bajo nuevas banderas.

Conclusión de OED Marcelo Bustamante

La historia nos enseña que cuando los pobres pierden la fe en la democracia, los tiranos encuentran su camino.

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