Refundar Países en América Latina, Eslabón Histórico
América Latina, estrenó Estados nuevos al iniciar el siglo XIX en paralelo a crisis europeas que consumaron su final colonial. Independencia política, constitucionalidad, moneda, himno nacional, patria territorial y arraigo cultural propio se afirmaron en esa AL; pero, la asimetría con grandes brechas: criollos dominantes-pueblos nativos, se agudizó en cada lugar, dos siglos de repúblicas lo exponen. Hoy, existe otro contexto mundial geopolítico, industrial, macroeconómico, ideológico y tecnológico: ¿Hora de refundar los países latinos? El autor del artículo y connacionales desde Perú, EE.UU., y Europa, lo plantean.
Por: Gary Ayala Ochoa, Director de El Minuto Perú
En aquel lapso del siglo decimonónico, el prurito de la revolución francesa e influencia de la Ilustración del viejo mundo dejaron su estela en las nuevas sociedades americanas. La invasión napoleónica a la península ibérica en 1808, alentó la autonomía sociopolítica y comercial de los criollos allende del mar quienes también habían presenciado la acción libertaria de las colonias en EE.UU. Es necesario recordar que dicha época albergaba en los incipientes países a indígenas sometidos, esclavos y mestizos en desventaja social, además de los propios descendientes europeos con menos atribuciones que los nacidos en Europa.
También ayuda observar la acción británica que apoyó en el ámbito diplomático y militar a los independentistas del Nuevo Mundo, apoyo que se convirtió más adelante en el nuevo predominio europeo, pues querían puertos y mercados. José de San Martín, Simón Bolívar y Francisco de Miranda, entre otros, recibieron aquel apoyo; no obstante, sus esfuerzos no materializaron el paraíso terrenal para todos. Guerras civiles y crisis políticas, golpes de estado, racismo, caudillismos, abismales condiciones económicas y clases sociales, religión más vertical que integradora y, por cierto, la proactiva influencia extranjera, coexistieron.
Al primer cuarto de siglo del conteo 2,000, ninguna de estas naciones bicentenarias pueden mostrar sociedades consolidadas en una justa redistribución de su riqueza per cápita, participación en los logros económicos nacionales por cada familia, oportunidades de desarrollo para el talento inherente de cada persona, acceso a una vivienda confortable con todos los servicios, atención de salud y de educación en centros de óptima calidad, posibilidad de disfrutar el tiempo libre en su país o el fuera de él, y más.
Si bien el Fondo Monetario Internacional anuncia que, en este año 2025, Brasil, se posiciona en el ranking de las 10 economías más grandes del planeta porque acumulará 2.321,85 billones de dólares como Producto Bruto Interno, la información solo confirma la desigualdad entre la calidad de vida de unos y de otros, pues, aquella cifra no significará mucho para sus pueblos amazónicos que sobreviven desplazados de su hábitat, o para los pobladores de las complicadas favelas ante tal “crecimiento económico”.
La narrativa de los grupos de élite global sobre el desarrollo ha establecido una escala de valores mentales que determinan qué significa progreso, éxito y felicidad bajo el cielo.
Nuevas Políticas para la Refundación
Los impulsos por mejorar la vida en los países latinoamericanos durante las últimas dos centurias la han llevado personajes célebres quienes lideraron corrientes cívicas, partidos políticos y movimientos culturales cuyos lenguajes utilizaron términos como “justicia social”. Todo ello pasó, pero sin llegar a cambiar los cimientos estructurales sociopolíticos, económicos, idiosincrásicos e historia escrita por las élites protagónicas. Aunque, sí se lograron parciales reivindicaciones que amortiguaron situaciones de mayor opresión.
Ahora, la sociedad mundial es diferente al escenario del siglo XIX. Las dos guerras mundiales que generaron cien millones de muertes no son lección suficiente para evitar la guerra ruso-ucraniana ¿Buen ejemplo europeo para las antiguas colonias? La ONU, ha revelado incapacidad ante las violaciones al derecho internacional y masacres a naciones vulnerables: Israel-Palestina ¿no es su agenda? Los foros internacionales de cooperación económica o ayuda para el desarrollo no han logrado eliminar la pobreza extrema en América Latina moteada tristemente como el patio trasero de EE.UU., en América Sajona.
Los países de esta región no pueden orbitar por siempre al eurocentrismo, sajonismo global, ni a ninguna fuente de poder geopolítico que pretenda hegemonismo sobre otras naciones. Refundar las nuevas repúblicas es un paso vital para dejar atrás el modelo forjado bajo anacrónicas realidades que ya agotaron sus ofertas de tratar con decoro la vida de los habitantes de una sociedad. Un paso fundamental es crear nuevas políticas de Estado sectoriales para constituir un nuevo orden, un nuevo contrato social, con nuevos actores sociales sin pasivos de corrupción, enriquecimiento ilícito, ni insolvencia moral.
Los viajes de trabajo e investigación de quien escribe, le permitieron conocer la realidad de las tres regiones naturales del Perú, hubo convivencia con las comunidades visitadas y autoridades locales en la costa norteña, central y sureña; en las cordilleras de la Sierra hasta más de 5,000 m.s.n.m.; y en las cálidas tierras de la selva hasta sus recónditas islas accesibles solo por barcas donde vive gente originaria en comunión con la naturaleza. En todo lugar se halló riqueza natural, cultural y otras bondades. El potencial es inmenso, pero casi sin valor agregado, su producción sale muy lejos y retorna industrializada a costo altísimo.
Los viajes a países sudamericanos y la participación presencial en la Asamblea General de la ONU (New York) también permitieron conocer los distintos criterios de la diplomacia en la comunidad internacional. Asimismo, los aleccionadores encuentros con profesionales en Europa donde se intercambiaron importantes impresiones sobre la coyuntura mundial.
En concreto, el respeto por la dignidad de las personas exige refundar al Perú (presumible, también en otras naciones de la región). Nuevas políticas de Estado se requieren y lograr metas a plazos para marchar hacia el desarrollo integral. Las nuevas generaciones merecen otras condiciones societales para sus aspiraciones y nuevos retos, merecen empoderar sus capacidades y libre mentalidad para observar al mundo de modo amigable, como un espacio donde podrán crecer con aportes propios. Refundar el país, es un eslabón histórico.