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Bangladesh: “El Fan de la selección argentina”

El Minuto | En estos días, los argentinos nos vimos sorprendidos por la pasión generada por la Selección argentina de fútbol, en el lejano Bangladesh. No hace mucho cumplió medio siglo de existencia, tras la guerra indo pakistaní de 1971. Este país, padece el drama de la superpoblación, las consecuencias del cambio climático u acusados índices de subdesarrollo. Es también sede de una poderosa industria textil, proveedora de grandes marcas de renombre global, donde en muchos casos los trabajadores padecen de duras condiciones y precariedad. En su corta historia, el país ha vivido golpes de estado e inestabilidad.

Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro | Director de Diario El Minuto para Argentina

La historia de Bangladesh está vinculada a la historia de la India, siendo controlado por diversos imperios y reinos que se formaron en este país, desde tiempos antiguos. El país fue escenario de la aparición de diversos reinos, donde el budismo tuvo un rol central. El islam llegó a Bengala en el siglo VIII. En el siglo XIV, gobernadores de la región se declararon independientes del sultán de Delhi, y dieron origen al Sultanato de Bengala. Los dirigentes del nuevo reino, miraron hacia el oeste, especialmente hacia Persia, que tuvo una fuerte influencia cultural. El país fue gobernado por varias dinastías. La minoría hindú conservó una importante cuota de poder, dado que tenía participación en el ejército, agricultura como poderosos terratenientes y en la cultura, además de influencia política. Bengala abrió el comercio a los portugueses a través del enclave de Chittagong. A partir de 1526, con el ascenso del Imperio del Gran Mogol de India, Bengala sufrió una serie de derrotas, que terminaría en 1576 con su conquista con la derrota del último sultán bengalí Daud Khan Karrani quién fue ejecutado al final de la batalla Rajmahal. En el siglo XVIII, la región era de facto independiente, en manos de un Nawab, titulo de carácter hereditario. 

Su poder se extendía a los estados indios de Orissa, Bengala, Bihar y el actual Bangladesh. A pesar que eran nominalmente parte del imperio mogol y acuñaban moneda en su nombre, en la práctica, su grado de autonomía era absoluta.  Su poder financiero era notable, convirtiéndose en “banqueros” del imperio mogol.  Bengala era centro de una economía muy próspera gracias al sector textil, especialmente la seda y la muselina, producción de pólvoras, construcciones navales, metalurgia. Su riqueza atrajo el interés europeo, radicándose compañías comerciales de Inglaterra, Francia, Austria, Dinamarca, Países Bajos.

La creciente competencia entre los Nawabs bengalíes y los británicos, terminó en el asedio de Calcuta y posterior batalla de Plassey, en 1757, donde el último gobernante tradicional bengalí, Siraj-ud-Daulah fue derrotado por el ejército de la Compañía Británica de las Indias Orientales.  En 1772, Calcuta se convirtió en sede el imperio británico de la India y con la supresión formal del imperio mogol en 1858, los nawabs, que tenían un rol simbólico, terminaron siendo reconocidos como parte de la aristocracia del nuevo Imperio Británico de la India.  Bengala fue testigo de terribles hambrunas a fines del siglo XVIII con millones de muertes. 

Los terratenientes conocidos como “zamindares” eran durante el dominio del Gran Mogol, eran musulmanes, esta situación fue cambiando con los británicos, quedando en manos de hindúes, lo que tendría su impacto político con la independencia de la India en 1947.  En 1830, el persa dejó de ser la lengua oficial de la región, lo que impactó negativamente en las elites musulmanas. Pronto fue implantado el modelo educativo británico, donde las elites hindúes se adaptaron a los cambios con mayor rapidez que los musulmanes, lo que facilitó su inserción en el gobierno colonial.  Los movimientos sociales, no tenían un carácter político, sino más bien estaban vinculados con la situación de los campesinos y sectores medios en oposición a los gobernantes británicos y sus aliados locales.

Bengala tuvo una serie de exponentes culturales, incluso de proyección universal, como Rabindranath Tagore, autor de Amar Sonar Bangla (“Mi Bengala Dorada”), con motivo de la partición de Bengala en 1905, siendo su texto base del himno nacional de Bangladesh.  En dicho año, Lord Curzon, virrey de la India, llevó a cabo la partición de Bengala, fijando los actuales límites políticos de Bangladesh. La medida fue resistida, pero luego los musulmanes al ser mayoría de la nueva provincia de Bengala Oriental, les abrirías las puertas para tener acceso a puestos de administración. Los musulmanes por razones políticas, mantuvieron una política de mayor acercamiento a los británicos, dado su inferioridad numérica ante la abrumadora mayoría hindú.  La política local estuvo dominada por muchos años por el abogado Abul Kasem Fazlul Huq, que ejerció el cargo de primer ministro de Bengala, hasta 1943.

La independencia de la India Británica. La creación del estado de Pakistán y el proyecto inviable de unirlo con Bengala Oriental.

El proceso de descolonización de la India estuvo repleto de incidentes, disturbios y matanzas. Por razones religiosas, los bengalíes optaron ser parte de Pakistán, un estado, construido sobre distintas provincias, con idiomas y culturas diferenciados, solo unidos por la fe islámica.  El ahora Pakistán Oriental, tuvo una relación muy tensa con su contraparte occidental. La cuestión del idioma generó disturbios. Desde el gobierno central se quiso imponer el urdu como lengua única, dejando de lado el bengalí.  En 1952, hubo muertos entre estudiantes de la universidad de Dacca que protestaban por el idioma. La policía usó fuego real para disolver el tumulto.

En 1956, el gobierno central cedió y concedió al bengalí estatus oficial.  En 1958, el primer presidente paquistaní, Iskandar Mirza, decreto la ley marcial en el marco de una crisis política, abolió la autonomía de Pakistán Oriental, en el marco de una fuerte agitación política. Finalmente fue derrocado por su “hombre fuerte” el general Ayub Khan, que impuso la ley marcial, vigente hasta 1962.  Un comité de expertos, formado por ministros del máximo tribunal del país, elaboró una constitución, que otorgaba cierto autogobierno a las provincias. El tema era que Pakistán Oriental, estaba separado a más de 1.000 km de las autoridades nacionales, con una historia diferente, cultura e idiomas. El gobierno militar llevó a cabo acciones destinadas a fomentar la unidad nacional, declarando a Dacca como segunda capital y estimulando ciertos sectores económicos.

Los bengalíes estaban marginados de la toma de decisiones en Pakistán Oriental, no recibía en proporción a su peso demográfico y económico, la ayuda financiera que recibían las provincias occidentales. El papel de los bengalíes en la política, administración, y fuerzas armadas era reducida.  La futura Bangladesh se vería arrastrada a la inestabilidad política de Pakistán Occidental.  La guerra indo pakistaní, mantuvo todavía las lealtades sin grandes fisuras, pero la población percibió que estuvo desprotegida, ante una posible invasión india. En 1966, ñas tensiones crecientes resultó en el surgimiento del movimiento autonomista, Liga Awami, liderado por el Jeque Mujibur Rahman. que hizo conocer sus “Seis Puntos”, donde sostuvo en Lahore – entonces capital de Pakistán- ante partidos de oposición, un programa de transformar al país en un estado federal, garantizando a Bengala un amplio margen de autonomía.

En 1969 el general Yahya Khan desplazó del poder al general Ayub Khan, entre otros motivos, por su incapacidad como fue señalado públicamente por no saber manejar la crisis de Pakistán oriental, especialmente ante la oleada de protestas masivas, que terminaron con varios muertos en manos de la Policía.

En las elecciones de 1970, la Liga Awami, se hizo con la mayoría de los escaños reservados para Bengala (16 de 169).  Las aspiraciones de la Liga, se verían obstaculizadas por las ambiciones presidenciales de Ali Zulfiqar Bhutto, ministro de Exteriores de Khan, que aspiraba a ser presidente del país, a cualquier precio.  En el marco de su ambición personal, formó su propio partido político. El jeque Rahman, gracias al número de escaños obtenidos, fijó como condición básica para cualquier negociación política, aceptar el Plan de Seis Puntos. Bhutto, un populista, optó por confrontar, pensando que ello le abriría las puertas a la presidencia con anuencia de los generales.

El general Yahya Khan, brindó su apoyo a regañadientes. La falta de acuerdo entre Rahman y Bhutto, abrieron las puertas para un conflicto mayor.  La idea de reunir el Parlamento resultante de las elecciones de 1970, quedó en la nada. Mientras tanto Pakistán Oriental estaba en plena anarquía. El general Khan decidió terminar con el movimiento independentista y decidió movilizar al ejército.  Así nació la Operación Searchlight, que tenía entre sus objetivos eliminar los sectores intelectuales del movimiento nacionalista.  

Rahman llamó a la desobediencia civil y paralizó el funcionamiento del territorio.  El ciclón Bhola, fue una tragedia nacional en el citado año, dado que le costó al país cientos de miles de vidas. Esto generó un hondo resentimiento de la población bengalí al gobierno central.

El 7 de marzo de 1971, el jeque Rahman, en un discurso, sin hablar abiertamente del conflicto que vendría, dejó en claro que la guerra era algo inminente: Nuestra lucha esta vez es una lucha por nuestra libertad, nuestra lucha esta vez es una lucha por nuestra independencia. El 23 de marzo, día nacional de Pakistán, en los hogares de Bangladesh se izaron las banderas del nuevo país.  El 26 de marzo la represión militar es un hecho y se habla de cientos miles de víctimas. Diez millones de bengalíes buscaron refugio en la India, convirtiéndose en una tragedia humanitaria. La primer ministra Indira Gandhi, expresó su apoyo abierto a la causa bengalí y no dudó en brindar apoyo político y militar a su causa. Las fuerzas armadas paquistaníes protagonizaron todo tipo de abusos, violaciones, y matanzas junto a sus aliados islamistas. El objetivo del alto mando paquistaní era liquidar los bastiones nacionalistas, controlar las principales ciudades en el plazo de un mes.  Reporteros de grandes medios internacionales fueron testigos de las acciones punitivas, que llegaron a ser de conocimiento del gobierno de Estados Unidos. Las emisoras de televisión comenzaron a transmitir la canción nacional de Bengala, compuesta en su momento por el poeta Rabindranath Tagore.

El jeque Rahman es capturado. Otros líderes huyeron y formaron en la India un gobierno en el exilio.  El capitán bengalí Zia Rahman, leyó en Chitagong la nota escrita por el líder de la Liga Awami, dando a conocer la proclamación de la independencia de la República Popular de Bangladesh. El brazo armado de los nacionalistas “Mukti Bahini” o Luchadores de la Libertad” se lanzó a la ofensiva con ayuda militar india. Cuatro batallones del Regimiento de Bengala Oriental, hasta ese momento parte del ejército paquistaní, desertaron en masa y engrosaron las filas del ejército de liberación. La respuesta paquistaní fue brutal. Esto ocasionó el desplazamiento de millones de refugiados a la India.  Los combatientes bengalíes, estaban compuesto por voluntarios y antiguos miembros de las fuerzas armadas y de policía. La campaña de insurgencia se llevó a cabo en áreas rurales y desde abril de 1971, las fuerzas de liberación, eran las fuerzas armadas de Bangladesh, al mando del coronel Osmani.

Las fuerzas bengalíes libraron verdaderas batallas contra las fuerzas paquistaníes, empeñadas torpemente por el gobierno central, en un conflicto condenado al fracaso. Las fuerzas bengalíes, no tenían la capacidad para librar batallas decisivas y obligar a los paquistaníes a retirarse. La guerra se prolongó por varios meses, a pesar de las denuncias internacionales sobre matanzas, y la condición desesperante de miles de niños en campos de refugiados en la India. Las acciones se trasladaron al ámbito aéreo, donde la modesta fuerza aérea de Bangladesh, con aviones DHC – 3, fueron armados para el ataque contra bases y centros de abastecimiento paquistaníes. Comandos navales de los Mukti Bahini llevaron a cabo operaciones de minado, acciones de sabotaje contra medios navales paquistaníes.

El gobierno indio actuó con suma inteligencia, observó los movimientos de la política de Estados Unidos en la región, para actuar. En su momento, firmó un histórico tratado de amistad y cooperación con la Unión Soviética. Este fue materializado en el otoño, cuando las nieves bloquean los pasos fronterizos entre China e India, y en Bengala, es la estación seca, que facilita las operaciones militares.  La artillería india apoyaba a las fuerzas de Mukti Bahini, y Pakistán, optó por escalar el conflicto y atacó bases indias en septiembre de 1971.  La superioridad naval india, quedó demostrada con el bloqueo del puerto de Karachi. La Armada hindú contaba con un portaaviones y mayores medios de combate. Su despliegue impidió que los paquistaníes pudieran reforzar sus posiciones en Pakistán Oriental. La ofensiva sobre Cachemira, y desde las provincias de Punjab y Sind, se lanzaron sendos ataques hacia la India. Estos fueron rechazados, con varias contraofensivas que se adentraron en territorio paquistaní.  La defensa de Pakistán Oriental, estaba en manos de competente general Niazi. Este ordenó a sus fuerzas resistir hasta sufrir el 75% de bajas, para replegarse de manera ordenada hacia Daca, considerada su bastión y desde allí, una vez desgastadas las fuerzas indias y dar un contragolpe. 

El teniente general Aurora, comandante indio, tenía una fuerza de 500.000 efectivos, optó por eludir el combate a las fuerzas paquistaníes. El objetivo era hacerse con las vías de comunicaciones y restar capacidad de movimientos a las fuerzas de Pakistán.  Falencias en el dispositivo del general Niazi, tuvieron sus consecuencias, dado que muchas posiciones no podían brindar apoyo mutuo, fueron sobrepasadas y rodeadas. En quince días la resistencia cesó y el general Nizia, tuvo que aceptar duras condiciones de rendición. La aventura le costó a Pakistán la mitad de su armada, un cuarto de su fuerza aérea y un tercio de su ejército. El resultado de la guerra fue la independencia de Bangladesh. En 1972, regresaba el jeque Rahman para asumir el gobierno de dicho país.

Pobreza, inestabilidad política. El drama de ser un “país favela”

El primer gobierno bengalí, liderado por el jeque Rahman, debía enfrentar el regreso de millones de refugiados y una situación dramática, en materia económica y social. El país pronto selló su alianza con India, se integró al Movimiento de los No Alineados, y fue llevada a cabo una política exterior activa, incluyendo el ingreso a Naciones Unidas. En 1974, enfrentó una hambruna que afectó a más de un millón de personas. Sectores de extrema izquierda, organizaron la lucha armada y el gobierno organizó una dura represión. La crisis llevó al gobierno a establecer el estado de emergencia y asumir amplios poderes. El creciente autoritarismo, derivó en un cruento golpe militar, donde fue asesinado no solo Rahman, sino parte de su familia y la guardia presidencial.  El país vivió años de zozobra y finalmente en 1978, el general Ziaur Rahman, dio un nuevo golpe. El gobierno de “Zia” como era conocido el general, buscó un ordenamiento general del país, y legitimó su presencia en el poder en las elecciones de 1978. Asesinado en 1981 Su sucesor, Sattar, intentó una política continuista frustrada por el ejército que se hizo con el poder en 1982, de la mano del general Hussain Muhammad Ershad. Se impuso la ley marcial, los partidos disueltos y se llevaron a cabo reformas económicas, orientadas a desmantelar el modelo socializante heredado del jeque Rahman.

El régimen de Ershad duró hasta 1990., cuando tuvo que renunciar, y vino la restauración de la democracia de la mano de Shahabuddin Ahmed, siendo electo jefe de estado. Desde entonces la política local ha estado marcada por el derechista Partido Nacional de Bangladesh, liderada por la viuda del general Rahman, Khaleda Zia y el partido de izquierdas Liga del Pueblo, del Sheik Hasina, hija del legendario líder nacionalista, jeque Mujibur Rahman. Estos partidos y sus respectivos líderes se alternaron en el poder, en el marco de una fuerte inestabilidad política.  En el año 2000, la violencia en el país les costó la vida a 6000 personas y 40.000 fueron heridas en este panorama inestable. 

La Liga Awami formó gobierno en 2006. Teniendo a Hassina como jefa de gobierno. En 2008, el ejército puso fin a este gobierno en el marco de una crisis política.  En 2009, el país tuvo un nuevo gobierno, de corte populista y autoritario, pero que logró estabilizar la situación volátil del país, bajo el liderazgo de la primer ministra jeque Hasina Wazed. Los principales problemas han sido el terrorismo, dado que el islamismo es un fenómeno que preocupa a las autoridades, a pesar que históricamente los bengalíes han practicado un islam moderado y tolerante. Incluso la justicia de Bangladesh ratificó el carácter laico de la Constitución, en el marco de crecientes protestas de movimientos islamistas.

En 2013, el derrumbe de un edificio, donde albergaba talleres textiles, que le costó la vida a 1200 personas, donde quedó en evidencia, la situación precaria de millares de trabajadores textiles, que en su mayoría son mujeres, que trabajan en condiciones muy duras, para empresas que son proveedoras de reconocidas marcas globales. Esto obligó a buscar mejoras en el sector.

Entre los años 2015-2016, la escalada terrorista, se centró en minorías cristianas, budistas, hinduistas, extranjeros, líderes islámicos sufíes, militantes LGTB. La respuesta del gobierno fue eficaz, agregándose la cooperación con India, lo que permitió reducción drásticamente las acciones terroristas y la desarticulación de la mayor parte de los grupos que operaban en el país.  En 2017, el gobierno tuvo que lidiar con un drama humanitario, el desplazamiento masivo de los rohyngá, musulmanes que huían de las persecuciones y matanzas de las fuerzas de Myanmar. Esto llevó que la localidad de Cox´s Bazaar, sea sede del campo de refugiados más grande del mundo, con más de un millón de personas en condiciones sumamente duras. En agosto de 2022, el Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres, exhortó a la comunidad internacional a tomar acciones concretas con este drama., no solo para el millón de refugiados en Bangladesh, sino para, los cien mil confinados en campos de refugiados en la misma Myanmar. Existen sobrados elementos para saber que los rohyngá son víctimas de crímenes contra la humanidad.

En octubre de 2022, el líder del Partido Nacional de Bangladesh o BNP, Amanullah Ama, hizo un llamado a movilizar sus bases, en el marco de una campaña de protestas contra el gobierno de Hasina Wazed, lo que generó tensiones. Las acusaciones de ambos partidos son muy duras. El BNP pretende explotar el creciente descontento por el alza de precios de alimentos, combustible, una inflación del 9 por ciento, la caída de las reservas internacionales del país. Situación que llevó al FMI a rechazar la posibilidad de nuevos desembolsos. En este clima de tensiones, los principales socios de Bangladesh, como son los casos de Alemania, Japón, Estados Unidos, han hecho un llamado a que las elecciones se lleven a cabo con transparencia. Todavía la primera ministra Hasina Wazed tiene un largo camino por recorrer, y todo puede pasar hasta las elecciones generales de diciembre de 2023.

Bangladesh, es un país “favela” donde viven 162 millones apiñados en sólo 143.998 km2, un área definida por los deltas de varios ríos que desembocan en la Bahía de Bengala.  En los 90, una serie de reformas económicas, permitieron abrir el país al capital privado, romper con la vieja costumbre de tener amigos en el ejército para hacer negocios. El sector textil es el más importante, y genera ingresos por US$ 15.000 millones.  Programas de inversión, expandieron la red eléctrica en un 300%, terminaron con los históricos apagones, al invertirse en generación.

También se llevaron obras de infraestructura para romper con el aislamiento que generan los grandes ríos que atraviesan el país. Otros sectores dinámicos el procesamiento de langostino, industria del cuero y el sector naval. Este último tiene su centro en la ciudad sureña de Chittagong. Bangladesh llegó a ser en 2009, el lugar donde se llevaba a cabo el 30% de los desguaces de los barcos de todo el mundo. En 2021, de los 783 buques vendidos para chatarra, 283, fueron a parar a Bangladesh. La crisis global del sector en 2022, pone en riesgo a 30.000 puestos de trabajo. Esta lucrativa industria en su momento, ha sido, y lo sigue siendo, eje de cuestionamientos por las condiciones laborales, el alto índice de mortalidad, la contaminación ambiental y la importante participación de menores en trabajos altamente peligrosos.

El país tiene que lidiar con los efectos del cambio climático, con frecuentes inundaciones, salinización de tierras de cultivo, superpoblación, pobreza, el alto nivel de economía informal, y la corrupción endémica, son factores que condicionan el desarrollo del país. En este particular contexto, cientos de miles de ciudadanos de Bangladesh, al parecer tiene un motivo para sentir entusiasmo, su pasión por el Seleccionado argentino de fútbol, que los lleva a colocar banderas argentinas en calles, negocios, viviendas y gritar con emoción los triunfos de dicho equipo, lo que sin ninguna duda les permite olvidarse de un presente, que para muchos es sumamente adverso.

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