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Vientos de guerra en el Norte de África

En la madrugada del viernes 13 de noviembre de 2020, tropas marroquíes ingresaron a la zona desmilitarizada, o de Amortiguación, violando el Acuerdo Militar estipulado con Naciones Unidas, para desalojar un grupo de manifestantes civiles saharauis que bloqueaban – en protesta por el puesto ilegal de Guerguerat.


Por: Jorge Alejandro Suárez Saponaro | Director de Diario El Minuto para Argentina


La ruta que atraviesa dicha zona controlada por la República Saharaui, y conecta Mauritania con las zonas ocupadas por el régimen de Rabat. 

La disputa por el paso de Guerguerat, llegó a su máximo punto de tensión, cuando elementos militares marroquíes, pretendieron en su momento, asfaltar la carretera que conecta las zonas ocupadas con Mauritania. Por esta vía cientos de camiones atraviesan la zona, además de existir un intento contrabando.



En su momento, en 2016, tropas del ejército saharaui estuvieron a 120 metros de fuerzas marroquíes, que se replegaron a Guerguerat, luego de buenos oficios del secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, la crisis pudo ser superada. Pero el reclamo saharaui continuó, dado que Marruecos ha buscado avanzar sobre una zona desmilitarizada, buscando imponer su control y de esta manera privar a la República Saharaui de acceso a la localidad de La Güera, despoblada desde la guerra de liberación, y con una discreta presencia mauritana.

Las autoridades marroquíes, acusaron al Frente POLISARIO de agresión, pero medios internacionales resaltan, que los civiles que protestaban fueron desalojados por la fuerza, cruzando topas marroquíes la línea de alto fuego, para llevar a cabo el desalojo. Esto es una abierta violación de las reglas del Plan de Paz de 1991.

Tanto del lado saharaui, como la zona ocupada por Marruecos, existe una franja de amortiguación, de 5 Km. de ancho, donde las partes tienen prohibido realizar actividades militares.  Marruecos esta madrugada, violó el Acuerdo Militar nro. 1 que forma parte del Plan de Arreglo de 1991.  La justificación del accionar marroquí, garantizar la libre circulación, entre una zona ocupada ilegalmente, y sin tener en cuenta que atraviesa una zona controlada por la otra parte en conflicto.

Asimismo, ha empleado fuerzas militares para dispersar la manifestación, compuesta por civiles. Desde el alto mando militar marroquí, se habla de “cordón de seguridad” para permitir que 300 camiones, que estaban varados en el puesto de Guerguerat, pudieran acceder a la zona ocupada del Sahara.

El gobierno saharaui, había advertido que respondería en defensa de sus ciudadanos, que exigían la realización del referéndum de autodeterminación, previsto en 1991, bloqueado por Marruecos con anuencia de Francia y la indiferencia de la potencia administradora de iure, España, además de Estados Unidos y la Unión Europea. Finalmente el choque fue inevitable.

Las Naciones Unidas poco y nada han hecho, más allá de la calificación dada por Guterres, de “hechos gravísimos”.  Marruecos, a sabiendas  de la ilegalidad de su actuación, señaló en un comunicado, dado a conocer por la agencia oficial de dicho país, MAP: no es ofensiva ni tiene intención bélica”, de tal forma que se pretende “evitar todo contacto con personas civiles y no recurrir a las armas salvo en caso de legítima defensa.  Todo ello según la legalidad internacional como justifica el comunicado oficial marroquí. Los hechos ponen en evidencia todo lo contrario.

La MINURSO, debería haber arbitrado los medios para separar a las partes, evitar un choque armado, peor ha tenido un rol pasivo, simbólico, como surge de la resolución aprobada el 30 de octubre pasado, que prorroga el mandato, y esta vez sin hacer mencionar al tema del referéndum, que favorece a Marruecos.

Todo ello es posible gracias a Francia y Estados Unidos, sostenedores del régimen marroquí tanto en el plano político como militar.

Las versiones de ambas partes son contradictorias, mientras que Marruecos niega choques en la zona, a pesar que existen fuentes que indicarían un importante movimiento de aviones militares en la base aérea de Dajla, en la zona ocupada: los saharauis hablan de combates abiertos, no solo en el Guerguerat, sino en otros puntos de los muros defensivos marroquíes. Situación que según fuentes directas, es evidente que hay choques armados entre las partes.

Argelia condenó abiertamente lo actuado por Marruecos, e instó a cesar las hostilidades, mientras que Mauritania intentó acercar a las partes., pero por razones de seguridad algunos medios hablan de desplazamiento de elementos del ejército a la zona de conflicto.

Este país tiene una situación delicada, debidos a los lazos culturales con los saharauis y una complicada relación con Marruecos, sobre el que existe desconfianza, por ser considerados por sectores políticos y militares, como una potencia expansionista. La historia reciente les hace recordar a los mauritanos de estos temores.

El paso de Guerguerat, donde existe un puesto aduanero marroquí, reviste un carácter ilegal, dado que está en una frontera, que no es reconocida internacionalmente. La pasividad de la comunidad internacional, ante los constantes atropellos de Marruecos, que ha violado sistemáticamente lo estipulado por el Plan de Paz. Desde hace años se habla de constantes infracciones al Acuerdo Militar, en materia de presencia de tropas y armamentos en zonas que hay restricciones, tarde o temprano desencadenaría una crisis de mayores proporciones.  

Marruecos ha violado el alto el fuego, utilizó fuerzas militares para dispersar una manifestación pacífica, atravesando una zona desmilitarizada, estamos ante graves infracciones del derecho internacional y el régimen de derecho internacional humanitario. 

Las fuerzas saharauis han respondido, ante una MINURSO que obra de testigo, y para peor, con un Secretario General de Naciones Unidas, abiertamente favorable, con su comportamiento a Marruecos. 

El conflicto se desarrolla en una situación especial, dado la crisis derivada de la pandemia global, que significa para Marruecos la muerte de más de 4600 personas y 60.000 pacientes activos.

Es el segundo país africano golpeado por esta dura realidad, a pesar que su jefe de Estado, el rey Mohamed VI, parece que lo afecta mucho, dado que no dudó en gastarse millones de dólares en lujoso palacio en Francia. La pandemia ha golpeado duramente el lucrativo negocio del turismo. 

El país tiene importantes problemas, según la Agencia EFE, este será un año con los peores datos económicos que ha tenido el país en su historia reciente. No cabe duda que un conflicto externo, puede servir de válvula de escape para el régimen marroquí. La dura respuesta la crisis de Guerguerat, que se vincula a lo expresado,  que llevó a emplear fuerzas militares para disolver una pequeña manifestación que bloqueaba el acceso a las zonas ocupadas, tiene que ver, también con la necesidad de mantener cierta actividad económica con África subsahariana, destino de productos agrícolas marroquíes, y especialmente que el fosfato, extraído ilegalmente en la mina de Bu Craa, también en las zonas ocupadas, ha caído el precio, lo que demanda hacer algo para financiar la ocupación, muy costosa, dado el despliegue militar en el área (se estima que el 70% de las fuerzas armadas están desplegadas en el Sahara).

Las Naciones Unidas, tienen un papel marginal, y hemos visto, como toda iniciativa para romper con el status quo, fue liquidado por Marruecos, empecinado en mantenerse firme en la zonas ocupadas, sujetas a un expolio constantes de los recursos naturales, con anuencia de su aliado francés, que se beneficia directa o indirectamente con este comportamiento.

Es probable que otros actores tengan relevancia en el conflicto, tal vez Rusia, con un papel creciente en África, además de ser firme aliado de Argelia, país clave en este conflicto, dado los estrechos vínculos que la unen con la República Saharaui.

Estados Unidos permanece ausente, dado la situación política interna como resultado de las elecciones presidenciales. Son semanas cruciales, para que los saharauis en el terreno puedan impulsar algún tipo de cambio.

A nuestro entender queda descartado, la aplicación del Capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas – imposición  de la paz – a pesar de la fragrante transgresión de Marruecos, pero el poder de veto de Francia, es el as en la manga que permite al régimen de Rabat salirse con la suya. Su silencio y la negación del conflicto, como de los violentos combates, son señales que no esperaban una respuesta contundente de los saharauis.

El plan de Paz de 1991, naufragó, y Naciones Unidas no está a la altura de las circunstancias, ha sido un estrepitoso fracaso, y ha llevado al norte de África a una situación que puede derivar en un conflicto de mayores proporciones, que impactará en una región, donde la seguridad y estabilidad son endebles.

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